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Sabrina

Romance. Comedia La joven Sabrina, hija del chofer británico de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que trastorna a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus. (FILMAFFINITY)
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Críticas 87
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2005
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran comedia romántica propuesta muy elegantemente por el maestro Wilder. Con un ritmo muy ágil y constante en el que se logra una sensación de dinamismo narrativo con un tacto apropiado para entender los cálidos sentimientos transmitidos por los personajes. Impresionante Bogart y sobre todo la bellísima Audrey Hepburn.
Recomendada.
abelitto
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13 de mayo de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cuento de Cenicienta que se adapta perfectamente al perfil de Audrey pero a esta película se le notan los años, resulta cursi desde el comienzo, demasiado edulcorada y ñoña y un guión monótono y sin sorpresas que solo sirve para el lucimiento de sus intérpretes. No está a mi parecer entre los aciertos de Billy Wilder.
yundriel
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3 de octubre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabrina es uno de esos títulos inolvidables de la filmografía de Wilder, además de ser una comedia romántica inolvidable, actores y director hacen una combinación espectacular.
Una comedia maestra pues la dirección se siente desde las primeras tomas, cada escena está estudiada y pensada en un conjunto para que sea una película ágil y para ello se necesita una buena construcción.
Los actores están geniales, Bogart con ese toque que tanto le caracteriza, el hombre de hielo y Audrey Hepburn con ese toque inocente y a su vez mágico, papeles contrastantes pero dependientes el uno del otro.
La película está dirigida para hacer pasar un rato bueno a su vez de encantador pero Wilder no se queda en eso, si fuera así hubiese acabado siendo como esas comedias románticas que se hacen hoy en día con fines lucrativos, Sabrina es un título que hasta hoy se recuerda.
Wilder era incapaz de hacer una película sin darle ese lado humano y crítico, los personajes no son solamente de escaparates, Wilder analiza el entorno social de ambos y lo critica, la servidumbre y los dueños, siendo éstos personas ricas y poderosas en el mundo de los negocios, digamos que la nueva aristocracia del siglo XX, Wilder analiza tal estatus social dando humanidad a la servidumbre y frialdad al rico desprendiendo arrogancia y odio hacia el obrero.
Wilder no habla de esto desde un lado secundario, para nada, a veces deja a un lado a Sabrina y habla sobre el coche y el cristal que los separa, Sabrina no solamente es una comedia muy entretenida e inolvidable, Sabrina es una comedia que habla sobre las diferencias sociales y de la dificultades de convivencia de una clase con la otra y sobre todo si se trata de mezclarse ambos mundos.
Wilder trata a su vez los intereses de los ricos cuando se habla de amor, trata este como un negocio tal como hacían los reyes del medievo...las cosas no han cambiado, el rico será siempre arrogante e inhumano.
Sabrina es un título inolvidable como comedia romántica pero este título no es solamente una comedia sino una crítica social al rico, al nuevo aristócrata social y de su trato hacia el servidor, era imposible que Wilder centrase un tiempo de su vida para hacer una simple historia de amor predecible desde el principio, esta es la diferencia entre la comedia inolvidable y las comedias amorosas actuales que solamente duran un par de meses en taquilla.
manuel
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7 de octubre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabrina adapta la obra de teatro titulada Sabrina Fair, creada por Samuel Taylor y lo hace para convertirse en un exitazo a todos los niveles; un placer continuo para el espectador; una verdadera obra de arte.

Billy Wilder y el plano secuencia. Así podría sobrescribirse el título de la película. Qué genio fue Wilder, diosmiodemividademicorazón... Hay quien considera Sabrina una película "menor" (o no tan grande como otras) dentro de su filmografía. Es respetable, pero yo no lo comparto. Puede que el guion sea más liviano, aunque en su sencillez reside la compleja magia que conecta al espectador con los personajes, que se muestran constantemente ambiguos engañándose entre ellos con Wilder volcado en mostrarnos la verdad de sus acciones. Los planos secuencia se repiten y compiten entre ellos para ver cuál es más perfecto, conduciendo a quien está a la otra parte de la pantalla a un viaje humano tan cómico en su mostrador como trágico dentro de algún camarote mental. Parece fácil pero no lo es, eso que hace Wilder; mostrar un prólogo que presenta de pies a cabeza a los tres protagonistas y a varios secundarios. Hay quien necesita dos horas para eso y, al final, se queda en la superficie. Wilder desgrana cada capa de sus personajes principales en apenas diez minutos. Puto genio. La empresa discurre, a partir de ahí, entre amoríos, enamoramientos, desamores y reencuentros; atraviesa fases de humor cercano a los Hermanos Marx y toca el drama de esa forma tan sutil que solo Wilder sabía.

Humphrey Bogart, Audrey Hepburn y William Holden. Rasca, rasca, que ya no pica. La protagonista principal es Audrey Hepburn, esa belleza hipnótica llena de glamour y de talento que maravilló y sigue maravillando al mundo entero. Su interpretación es un regalo para el amante del cine; pasional aunque esquiva, poderosa aunque frágil, intensa pero suave. Matices inconcebibles para gran parte de la gente que se dedica a interpretar, según parece. Lo de Bogart es, a mi entender, uno de sus mejores trabajos. No es el más carismático de la película, lo que obliga al actor a crear un personaje potente, convencido de sí mismo para lograr convence al espectador. Lo logra y en cada escena repite lo mismo con una facilidad pasmosa. William Holden cierra el triángulo amoroso. Es el guapo, el mujeriego, el personaje "estándar" de la época. Puede que sea el menos desarrollado, pero no por ello se queda en simple caricatura, sino que Holden imprime versatilidad a su personaje y, sumado a lo que ya le da Wilder, resulta un trabajo perfecto. Los planos secuencia tan perfectamente ejecutados serían un simple sueño si no existieran actores de la talla de los tres que tenemos en Sabrina, pues sabes que van a imponerse a las cámaras y a cualquier adversidad que se les plantee. Son un tándem perfecto; un triángulo equilátero de dimensiones goliatescas pese a los conflictos que generó Bogart (como siempre).

Resumiendo, que es gerundio: Sabrina no es la mejor película de Wilder, lo acepto. Pero tampoco es una obra menor dentro de su dilatada carrera. Por ahí no paso. Planos secuencia de majestuosa precisión, un guion lleno de matices que se esconde tras una falsa simplicidad y un juego complejo y bien ejecutado de amoríos entre tres personajes que se reparten protagonismo y que están interpretados de forma escandalosamente soberbia por tres gigantes: Audrey Hepburn, Humphrey Bogart y William Holden. Palabras mayores.
Grijander
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22 de septiembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
201/15(20/09/18) Deliciosa a la par que superficial comedia romántica dirigida por Billy Wilder, guionizada por él junto a Ernest Lehman (“Con la muerte en los talones”), y Samuel A. Taylor, sobre una obra teatral de este último, “Sabrina fair” de 1953 (protagonizada Margaret Sullavan en el papel de Hepburn), en lo que es una readaptación moderna del cuento de “La Cenicienta”, en un relato demasiado trivial, al que noto con el freno de mano echado a Wilder en su vis critica-mordaz. El argumento se echa en manos de lo glamuroso, en lo espumoso, ello salpicado con algunos picos donde se deja ver el aguijón wilderiano en situaciones y diálogos punzantes, aunque lejos de sus obras maestras, y es que el nivel es el Olimpo del Cine (“Perdición”, “Días sin huella”, “Sunset Boulevard”,…), al final todo se siente liviano, complaciente y condescendiente, sin dilemas morales, todo una fábula con mensaje buenista que encaja poco con la visión del “Dios” Wilder (que razón tuviste Trueba). Como bien he leído, es un soufflé de bonita apariencia, con una actriz en la cúspide de su belleza, luciendo modelitos impresionantes (por mor de Edith Head y Hubert de Givenchy), donde todo bastantes elementos parecen a medio esbozar, como es sobre todo el romper el techo de cristal de la clase baja hacia la alta, el pasar del garaje a la mansión, pero que esto sea por la Belleza y saber vestir enamorando al “mancebo” del “palacio”, pues ella no parece tener más personalidad que encandilar con su dulzura a todo el que se le acerca, pero más allá de esto el vacío. Wilder arremete con dardos azucarados contra la clase alta, contra su falta escrúpulos (con matrimonios concertados), contra su hedonismo, contra su clasismo, contra su poder de manipulación, pero como digo lo hace de modo blandito. Fue la última película de Wilder lanzada por Paramount Pictures, terminando relación comercial de 12 años con Wilder y la compañía. Película seleccionada para su preservación en el National Film Registry de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso en 2002. Ganó el Oscar al Mejor Diseño de Vestuario para Edith Head, aunque tuvo más nominaciones: al mejor director - Billy Wilder; a la Mejor Actriz para Audrey Hepburn; a la Mejor Dirección de Arte (Blanco y Negro) para Hal Pereira y Walter Tyler; a la Academia a la mejor fotografía (en blanco y negro) para Charles Lang; y al mejor guión adaptado para Billy Wilder, Samuel A. Taylor y Ernest Lehman. Dio la casualidad de que los tres actores habían sido ganadores recientemente del Oscar recientemente, Bogart en 1951 por "The African Queen", William Holden en 1953 por "Stalag 17" (también por Wilder) y Audrey Hepburn, también en 1953 por "Roman Holiday".

Wilder lo porfía todo a la magia idealizada de un mundo estratificado en que alguien por su elegancia y hermosura salta la barrera los separa, y es ella el centro de las miradas, la espléndida Audrey Hepburn que desborda empatía con el espectador, fotogenia digna de unas pocas elegidas. Es una cinta más enfocada al romanticismo que a la comedia, y esto la hace extraña en la ácida filmografía wilderiana, quedándome la sensación que fue más un encargo que algo escogido por él. La historia desarrolla un triángulo amoroso que evoluciona de modo plúmbeo, tratando temas profundos de forma banal (el suicidio, el mencionado clasismo, la manipulación de los débiles, la codicia como motor de engaños deshumanizadores,…), donde dos hermanos (los Larrabee) a cual más mezquino (por diferentes motivos) terminan alternando con una joven “Patito Feo”, que se transforma tras pasar por París, en un “bello cisne”, y pone en un brete un negocio de caña de azúcar y plásticos irrompibles. Uno de los hermanos, David es un playboy superficial, despreocupado de la empresa familiar, dedicado a sus amoríos, a sus fiestas, y en una de estas entra en su vida S abrina, con la que sufre un flechazo ipso facto, la lleva en coche de la estación a casa, tiene un baile con ella y un compromiso matrimonial concertado (cual los antiguos monarcas para agrandar estados) se pone al borde de la ruptura. William Holden encarna con mucha simpatía y elegancia al rompecorazones mujeriego, su rol es el menos agradecido, quedándose en un cliché; Humphrey Bogart encarna al otro vértice de los hermanos, Linus, tipo frío, adusto, codicioso, amoral, que nunca ha conocido el amor, lo más cerca que ha estado fue que estuvo media hora en el aeropuerto de París en un trasbordo, es el único personaje que tiene un arco de desarrollo, pasando en la fase de seducción falsa a Sabrina de cazador a cazado. El actor en mi modesta opinión lo intenta, pero para mí es un error de casting, un intérprete superlativo, pero que no pega con la angelical Audrey, no me creo su enamoramiento, me resulta forzado y poco natural, que nadie hable de su más que evidente diferencia de edad donde Bogart podría ser el padre, y lo peor es que se nota demasiado. Bogart lo sabía, y así lo manifestó. Inicialmente Cary Grant fue el elegido para el papel, este si hubiera podido bordarlo, como lo hizo nueve años después con la pareja en “Charada”; Audrey Hepburn es el personaje que revoluciona el gallinero de solteros Larrabee, un personaje que se expresa por la fragilidad, ternura y sobre todo gracilidad que transmite, su carácter más allá de ser una enamoradiza-romántica extrema, no tiene más matices, algo plana a mi entender. En lo que se refiere al muy mencionado glamur lo borda, hay que ser de piedra para no caer rendido ante su figura y rostro delicado, pero está falta de profundidad.

Toques Wilder patentes entre otras cosas en el juego que dan elementos simples: Red de tenis, copas de champán, cascar unos huevos, una hamaca, aceitunas, un puro, un sombrero o un paraguas. Además deja Billy algunas frases y diálogos con doble lecturas apetitosas, como el del padre chófer (encarnado por John Williams) con su hija sobre la importancia del cristal que separa al conductor del pasajero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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