Un sueño posible

Que Sandra Bullock haya recibido el Oscar por esta película da una idea de lo baratas que estaban este año las candidaturas y que eso de que por primera vez en no-sé-cuántos-años hubiese diez películas, actores y actrices nominados en lugar de los cinco de costumbre no es más que otra bacalada numerera para atraer espectadores en tiempos de crisis.

Para quien no haya visto “The blind side”, Sandra Bullock es una madre coraje con estética de Belén Esteban, valores de Madre Teresa y audacia de Catalina de Aragón que acoge en su familia, obedeciendo no se sabe si a un impulso samaritano o a un ataque de excentricidad, a un chicarrón afroamericano de 2 metros y 200 Kilos con problemas de sociabilidad y enorme potencial atlético. A partir de aquí, la familia cambia la vida del chico y el chico la vida de la familia, en una especie de revisión de “El príncipe de Bel Air” llevado al cine: todos los problemas tienen solución si se afrontan con buen humor, atrevimiento y perseverancia, etc, etc… la familia unida lo puede todo, etc, etc… querer es poder, etc, etc...

En fin. La película es agradable de ver en los tiempos de crisis económica y de valores que corren, el típico rayo de esperanza de que los milagros ocurren que se desvanece en cuanto salen los créditos, volvemos a la realidad y nos damos cuenta de que el día a día sigue ahí… y de que el personaje Sandra Bullock tiene el dinero por castigo, se puede permitir hacer todas las obras benéficas que quiera y así es muy fácil ser una maravillosa persona.

Personalmente, ni la peli es nada del otro mundo ni la interpretación de Sandra Bullock es mejor que la que protagonizó en “Speed”, “Demolition Man” o “Miss Agente Especial”. No digo que sean malas, ella siempre es buena actriz y convincente, pero no le veo nada especial a su papel en “The blind side” igual que no veo nada especial en esta película. En un día tonto resulta aburrida y en un día bueno resulta tópica. Un par de entretenidas secuencias relacionadas con futbol americano, no compensan dos horas de pasteleo.

Esta no es una de esas películas de las que nada más oír su título sabes que debes ir a verla sin pensártelo dos veces. Sin embargo, dan ganas de verla por el interés de comprobar si es cierto todo eso que dicen de ella, y como no, si Sanda BUllock se merecía o no el Oscar a la mejor actriz por su interpretación.

Lo cierto es que la película deja un sabor final demasiado agridulce. La historia, basada en hechos reales, seguramente podría haber dado mas de sí con un poco más de profundidad en su hilo narrativo. Sin embargo, se queda muy en la superficie a pesar de sus 130 minutos de duración. Y este es uno de los punto flojos de la película: el tono del film no es el adecuado. Si se está tratando un drama, y más de estas características, por mucho que sea trate de un asunto muy repetido en cientos de películas -cómo un pobre chico con problemas raciales consigue salir adelante-, es necesario que sea un drama de verdad, con fundamento, pues ahí es donde se pierde la profundidad que requiere la película. Lo que no es comprensible es que se mezclen de manera tan aleatoria situaciones tan cómicas en innumerables momentos de la película con otras situaciones dramáticas que se vienen abajo, que llegan incluso a resultar superfluas o poco creíbles debido a esa comicidad excesiva y constante, a esa pérdida de intensidad narrativa.

No obstante, el resto del film en su conjunto está bien logrado. Las escenas deportivas son muy intensas, los personajes están bien conseguidos (la credibilidad de Bullock en algunos momentos es cuestionable, pero en otros es intachable), la banda sonora acompaña en todo momento; y a título personal, las miradas entre los protagonistas son de lo más emotivo y significativo de la película, es lo que seguramente acabe por cautivar a aquel espectador que no quede muy convencido con el resto de elementos.

Hay que reconocer que, en el fondo, a pesar de la falta de profundidad y de lo poco original de la historia, la película consigue llegar al espectador en uno u otro momento, aunque a veces sea apelando a la lágrima fácil que no termina de salir.

«La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar.»

Para un coprófago y Sandra Bullok la vida pueda pasar a saber a gloria o a mierda en cuestión de pituitaria y paladar. Posiblemente sea la primera y única actriz en conseguir un Oscar y un Razzie en el mismo fin de semana. Ganadora absoluta de este último por “Loca obsesión” y con un par, como la ‘Jale-Berry’, en recogerlo con todo es sentido del humor del mundo. La Bullok hace que te caiga bien si la ves con su carrito de DVD de la película que protagoniza junto a Bradley Cooper para repartir a los asistentes y guión en mano para torturar a un público entregado. No he visto todavía “Loca obsesión” para opinar por tan mayúscula boñiga de interpretación pero en “The blind side” puede decir que está… ¿cómo decirlo o qué adjetivo la calificaría?... ¿empática?

Va de gente grande y gente que le queda grande todo pese a medir más de dos metros y pesar más de ciento cincuenta kilos. ¿Es “The blind side” una película recomendable para aquellas personas de tamaño hobbit? No lo sé… ni muchos saben qué ocurrió con los premios de la academia este año. Una amiga siempre me repite: ¿Sigo sin entender el Oscar a Sandra Bullok? ¿Se lo merece? Luce culo, peluca rubia (ningún tinte puede dejar el pelo tan sedoso) y se pone las gafas como Lady Gaga. La cosa va de familia, de protección, de vendernos la moto sobre el buen rollo que podemos dar a los demás con sacrificarnos lo mínimo.
“The Blind Side” no es más que una funcional tv-movie que se mueve a base de efectos habituales pero esta vez más sosegados.

¡Ay maaaamii! Que será lo que tiene el negro. No es que la tenga cebollona (o al menos no se opta por enseñarnos el miembro) pero sí es grande y cebollón (y es miembro de un equipo y una familia). Eastwood se equivocó de historia: aquí había más carne y chicha que en “Invictus”. Y la Bullok, que se columpió al rechazar el papel principal de “Million Dollar Baby”, eligió buen implante de glúteos que no dejaba lugar a dudas: ¡no había ángulos muertos!
El destino, y los Oscars, a veces son un crochet a los designios y más si te dan un premio con o como el culo.

Y es que es, sencillamente inaceptable, que una película tenga éxito en taquilla y resulte elogiada por el espectador común. "Los críticos", esos personajes que la mayoría no comprende y que resultan tan alejados de la plebe, no están dispuestos a aceptarlo fácilmente. Tampoco los listillos disfrazados de común de mortal que quieren resultar sabios cinéfilos.

No comprenden cómo una bella historia (adaptada de un hecho real) sencilla y sin demasiadas zarandajas, sigue calando en el corazón de quien la ve. No asumen que una actriz de comedia romántica pueda destapar su talento en un registro absolutamente distinto. No quieren entender que el público desea seguir acercándose a la bondad del ser humano.

Pues si no quieren caldo, que tomen dos tazas.

Me ha encantado, tiene algunos huecos en la historia del personaje principal con respecto a su niñez, pero sin embargo la personalidad de cada uno de los protagonistas y secundarios esta muy bien definida y son motivadores. Mantiene un ritmo constante de inicio a fin, y sus puntos "dramáticos" son acompañados por chispas de humor proporcionados por la muy merecida ganadora del Oscar por este personaje, Sandra Bullock y por el personaje de su hijo menor en la película.
Films como este, basados en hecho reales, hacen que no pierda la fe en la raza humana, porque nos muestran que aún hay personas buenas y nobles en la tierra.
Un saludo y seguid viendo cine.