El jugador

Jim Bennett (Mark Wahlberg) es un profesor de universidad con una doble vida. Por la noche se dedica a jugar al Black Jack y realizar otras arriesgadas apuestas hasta perderlo todo y tener que endeudarse con diferentes mafiosos.

Llegará al punto de tener 7 días de ultimátum en los que se las tendrá que arreglar para saldar todas sus cuentas pendientes.

El Jugador es un remake de la película que lleva su mismo nombre, estrenada en el 1974 por el director Karel Reiz. Esta vez ha sido de la mano Rupert Wyatt (“El Origen del Planeta de los Simios”) como director junto con la producción de Mark Wahlberg los que se han encargado de rememorar la cinta.

Es famosa ya la predilección de la academia por los actores que modifican mucho su aspecto físico para realizar un papel y parece que Wahlberg lo sabe muy bien y, por eso, ha perdido casi 30 kilos para protagonizar este film que se aleja bastante de su género de acción comercial habitual y que, casualmente, también ha producido él mismo. Todo esto suena demasiado a querer estar presente en los Oscar de este año pero, a mi parecer, este papel se le queda grande a Wahlberg el cual tiene muy pocos registros faciales y no consigue transmitir prácticamente nada al público con lo que no logra que se simpatice con él y no se quiera que le pase nada malo.

También tengo que decir que el guión cojea ligeramente sobre todo con la relación entre el protagonista y sus alumnos y pierde interés por no llegar a profundizar en los problemas del protagonista.

Pero, por suerte, El Jugador cuenta con un buen reparto de secundarios entre los cuales tengo que destacar a la maravillosa Jessica Lange y el imponente John Goodman. Además, su banda sonora está perfectamente integrada en la película, aportando el sentimiento o pensamiento que tiene el personaje en ese momento determinado del film.

Lamentablemente, no he visto la película del 1974, con lo que no puedo compararlas y decir si una es mejor que otra. Pero sí que he leído alguna crítica de la segunda y en algún lugar la han llegado a comparar con Taxi Driver, cosa que me parece un poco exagerada.

Por otro lado, el ritmo de la cinta está muy bien llevado, consigue engancharte des del inicio hasta el final.

Por último, también tengo que admitir que tengo bastante predilección por las pelis de apuestas en juegos de cartas, las encuentro codiciosamente emocionantes y me suben la adrenalina. Así que, en este punto ya me tenían muy ganada.

En definitiva, a pesar de todo, es una peli recomendable sobre todo para los fanáticos de los juegos de azar.

Más críticas en:
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Lo que esperaba al empezar a ver "El jugador", dista mucho de lo que finalmente me encontraría.

Se nos presenta a nuestro protagonista (un Mark Wahlberg con 30 kilos de músculos menos...), profesor de lengua atípico, más cercano a un modelo de anuncio de perfumes, autodestructivo y suicida en el juego. Desencantado con la vida dada sin motivo aparente, rebelde sin causa y cuyo único objetivo existencial es tocar fondo de la manera mas fulminante posible para después renacer....o eso parece.

Esta ansia desmedida por lo que parece un suicidio económico anunciado, le llevará a entramparse con la Cream de la Cream multirracial de la ciudad, sin importarle demasiado lo que pueda sucederle. Por el camino encontrara una leve luz de esperanza, representada por una de sus alumnas, una anodina y sin-sal compañera de viaje sin gran repercusión en la cinta.

Tal y como es de esperar, todo termina con una curiosa jugada final consiguiendo nuestro protagonista su deseo real.

En resumen, terminó siendo una cinta lineal, aburrida en gran parte y sin interés alguno en intentar llamar la atención del espectador (....creo que para esto se hacen este tipo de blockbuster, entretener, ni más mi menos). Por lo menos no se hace muy larga. Intento fallido por parte de Mark Wahlberg de llamar la atención de la Academia....quizá pensó que por adelgazar unos kilos sería mejor actor??

Ni de lejos es una película para ir a ver al cine.

A veces es mejor dejar las cosas como están y no revisionar un producto que dejó un buen recuerdo para crear una película innecesaria y carente de la más mínima emoción que solo parece buscar un buen talón para los creadores y un montón de críticas poco útiles (como esta misma) que hablen sobre lo que acaban de ver.

Probablemente leer esta reseña sea tan irrelevante como lo es “El jugador”, una película con un pobre guión que intenta demostrar que su protagonista es la persona más valiente del mundo, y de paso la más irresponsable. De otro modo no se puede entender la cantidad de estupideces que comete el protagonista buscando un camino en su vida.

Esto si estuviera buscando algo, porque en ningún momento queda claro que nuestro protagonista tenga intención de calar en nada ni en nadie siendo tan egoísta. Quizás la intención de la película sea mostrar precisamente eso, pero si así fuera debería dejarlo claro desde el principio o al menos desde los pocos minutos.

El mundo de las apuestas sin límites lo hemos visto una y mil veces, de ahí que cualquier película que quiera ser mínimamente recordada debe ofrecer algo más al público para que no huya desesperado. El guión no hace nada porque esto no ocurra, y la dirección dimite al empezar rodando escenas planas y justas, narrando lo necesario pero sin alardes.

La aparición de Wahlberg no es casualidad, que para eso pone su dinero sobre la mesa. Él es el productor de la película, y quiere demostrar que es suficiente actor como para soportar el peso de la trama caso en exclusiva. Sin embargo, las carencias que sospechábamos en cuanto a su registro interpretativo quedan expuestas en un personaje que necesita profundidad para no resultar superficial, y no abarca la pantalla con su actuación. Mucho mejor resulta su trabajo cuando no es cabeza de cartel (“Infiltrados”, “The Fighter”) y no arriesga su dinero como productor, lo que le resta responsabilidad y le centra en su actuación.

Como diría la ex-alcaldesa alicantina, el protagonista de este film es un auténtico imbécil. En el original, del que han pasado ya 40 años, se intuía un James Caan poco intelectual y más temerario, mientras que aquí no nos creemos ni al intelectual ni al temerario. Wahlberg está tan mal escogido que su papel podría haberlo hecho perfectamente Bud Spencer y el film seguiría ganando puntos.

He de confesar que me apetecía ver el film sobre todo por la presencia de George Kennedy, al que le tenía perdida la pista y que es uno de esos actores a los que le tengo enorme cariño, desde "La leyenda del indomable" hasta su divertido partenaire de Drebin en la saga "Agárralo como puedas", pero su intervención (no es spoiler) es mínima. Por lo demás otros dos grandes se dan cita en este remake, John Goodman (que deja aquí ver ampliamente su inmensa anatomía y algo menos su inmenso talento) y Jessica Lange, de la que apenas podemos disfrutar más que en un par de escenas, y que tampoco está tan bien como podíamos esperar.

La película en sí es -con este error principal de casting que es su protagonista- una soberana tontería. No te la crees en ningún momento y cada vez que tenemos en acción al protagonista nos preguntamos qué demonios quiere este tipo de la vida. No se puede ser más zote.

En fin, una decepción más a apuntar en esa moda ya larga de los remakes.

Este remake de la cinta del mismo nombre de los años 70 nos presenta un drama ascético (y de escaso interés y potencia) sobre Jim Bennett (Mark Wahlberg); un escritor y profesor universitario deprimido y en horas bajas que se dedica al juego para toparse con algo de "chispa" en su vida. Pero su adicción le lleva a generarse millonarias deudas entre los mafiosos. El film relata la semana de plazo en la que este jugador debe lograr el dinero antes de que acaben con su vida.

Es muy MUY difícil realizar una película sobre apuestas lúdicas e intrigas mafiosas insípida, monótona, vacua y apática... pero "El jugador" está a punto de lograrlo (de no ser por los minutos en pantalla de Jessica Lange y la plasticidad visual en ciertos puntos de la narración). Las cintas que nos sitúan dentro del mundo del juego y del hampa no evitan tener un toque de interés: aportando numerosas dosis de curiosa intriga, de inesperada e intensa emoción, de achispado sarcasmo y de robusto drama. Solo hay que pararse a revisionar la magnífica "Casino" de Scorsese o (ya en el terreno más comercial y de entretenimiento) la disfrutable trilogía de Soderberg de Danny Ocean. Pero "El jugador" no logra aprovechar su gustosa temática y la desarrolla torpemente.

Y es que el desarrollo argumental carece de riesgo, frescura, madurez, solidez y arrojo. Los revistos acontecimientos son tan redundantes, similares y perezosos durante todo el metraje como nulamente trabajados y desarrollados... y vaguean por el film con indiferencia, trivialidad y desatino. La construcción de personajes por su parte es completamente inexistente en todos los que rodean a Jim Bennett... y Jim Bennett... tiene algún que otro matiz bastante garabateado en el libreto... pero que Wahlberg ya se encarga de estropear del todo con su actuación.

Así pues, la cinta se va desarrollando en su nimiedad y vulgaridad... y lo hace con una cinematografía de lo más precisa (aunque para nada reseñable). De lo poco de lo que puede presumir "El jugador" es de su correcta puesta en escena, con una fotografía aceptable de Greig Fraser, sin errores de racord por parte de Rupert Wyatt (que ofrece una admisible realización... donde destaca el nervio que logra imprimir en cierta escena deportiva), y con una banda sonora de calidad que entrega estupendos temas setenteros como "Poor People" de Alan Price o "Time" y "Money" de Pink Floyd.

La cinta sin embargo peca de un exceso innecesario y aparatoso de ineptas escenas estáticas y alongadas de silencios, gestos y miradas que nada aportan, nada dicen ni nada hacen por culpa del perezoso desarrollo de los acontecimientos y por culpa de la interpretación de Wahlberg.

Así que... aviso a Wyatt: los films que presumen de excesivos planos cerrados silenciosos de miradas perdidas deben:

1. NO SER PROTAGONIZADOS POR MARK WAHLBERG
2. NO TENER UN DESARROLLO ARGUMENTAL ENCLENQUE Y TIMORATO

Hay estupendas cintas cargadas de abundantes silencios y gestos (desde "El padrino" hasta "La lista de Schindler"), pero para que un film de este tipo funcione debe contar con un desarrollo altamente potente de copiosas tonalidades, y con una interpretación magnética y memorable. No es el caso de "El jugador" que, al contar con un guión que apenas dice algo que no vaya a exasperar al espectador, lega todo su peso al actor principal y a su interpretación (para desgracia de "El jugador", ese es el elemento mas fallido de la cinta: su actor principal). Y Mark Wahlberg no es un Al Pacino; es un actor (y lamento decirlo) ciertamente mediocre. Wahlberg ya lleva demostrando en su filmografía que es capaz de realizar interpretaciones absolutamente pésimas ("El incidente", "El planeta de los simios", "The Italian Job", "Fear") y otras que, gracias a la calidad o envoltura del film en concreto ("The Fighter", "Transformers 4", "Broken City") logran pasar más desapercibidas en su indolencia e impavidez. En "El jugador" Wahlberg vuelve a demostrar su total carencia de presencia, empaque, carisma y complicidad, y sus grandes dosis de desafecto. No convence ni como atormentado y reflexivo escritor ni como chulito nocturno por los casinos (Wahlberg trata a estas personalidades desde la distancia). Una pavisosa estatua de piedra, esa es la mejor descripción que puedo hacer de Wahlberg en "El jugador". Y, evidentemente, esto le sienta verdaderamente mal al metraje que pretende basar su enganche en este actor y su personaje.

En fin. Que si se quiere ver un interesante homenaje al cine setentero de anti-héroes y su estética, es mucho más recomendable "Drive" (pues su puesta en escena era algo totalmente memorable y Ryan Goslin estaba magnífico). "El jugador" trata de contar con todos los elementos para contentar al espectador, pero no consigue desarrollarse en la escena con sorpresa y enganche. La cinta no es más que un relato de irritantes silencios vacuos y accesorios, de diálogos y momentos pobres y perezosos, y de chistecillos entre personajes de lo más vistos y escasamente divertidos.

El metraje no es un total desastre gracias a la fotografía de texturas de Fraser, a la realización y edición de Wyatt en algunas escenas, a algún toque de cinismo que puede levantar alguna sonrisa (pero que se olvida nada más ver el film), al suspense e interés de sus minutos finales de juego, a unas naturales interpretaciones de sus secundarios (Larson, Goodman, Williams), y gracias a la presencia de una siempre sólida Jessica Lange.

Pero nada de esto es suficiente para equilibrar un film dejado e indiferente a nivel argumental, y abúlico en su interpretación clave.

Lo mejor: Jessica Lange. La banda sonora.
Lo peor: Mark Wahlberg. La historia romántica. La ínfima y descuidada construcción de sus personajes La desatinada cadencia del film.