Río Lobo

Howard Hawks nos dijo adiós con esta película en 1970. Rio Lobo marca el punto final de una carrera desarrollada a lo largo de 44 años y 47 títulos, sembrada de obras maestras en géneros tan diversos como la comedia (La fiera de mi niña, Bola de fuego, Me siento rejuvenecer), el drama (Sólo los ángeles tienen alas, Sargento York), el thriller (Scarface, El sueño eterno), y, por supuesto, el western (Rio Rojo, Rio Bravo, El Dorado), sólo por mencionar algunas. Rio Lobo, que no es una obra maestra, pero sí un trabajo muy consistente, es el canto del cisne, la despedida. Dos viejos amigos, el Duque y el Zorro Plateado, deciden hacer mutis por el foro, reunidos en su género favorito. A Wayne todavía le quedó cuerda para seis años más, pero Hawks no volvería a dirigir. Rio Lobo era ya una película de otra época, una época desaparecida, muerta y enterrada. Durante los años 60, el Free Cinema, la Nouvelle Vague y toda una vanguardia de jóvenes realizadores se encargarían de dinamitar los viejos esquemas para aprovechar al máximo las posibilidades de su arte. Aunque todos volverían a los cauces trillados, salvo alguna honrosa excepción, el trabajo ya estaba hecho. Cuando ves en Rio Lobo a John Wayne, que intenta disimular la tripa y se sube al caballo con ciertas dificultades, sabes que la cinta es un responso y un hasta siempre. Acompañado de Jack Elam, que roba con facilidad todas las escenas en que aparece, da la alternativa a las nuevas generaciones, encarnadas en el soso Jorge Rivero y la muy hermosa pero desaprovechada Jennifer O'Neill, que acabaría filmando tonterías en Italia (no me refiero a El inocente). Se unen a la fiesta de clausura el gran William Clothier, uno de los mejores cámaras de todos los tiempos, y Jerry Goldsmith en estado de gracia, con una banda sonora que respira vitalidad por todas las notas, con homenajes y guiños al spaghetti western esparcidos aquí y allá. Rio Lobo ha resistido sin problemas el paso del tiempo y resulta tan agradable ahora como cuando su lejano estreno (no la había visto desde entonces, recuperada con la magia del Blu-Ray). ¡Loor y gloria a Howard Hawks!

Con Río Lobo nos encontramos con la ultima de las películas del gran cineasta Howard Hawks, creando así el circulo a una etapa llena de grandes películas y algunas decepciones, como es el caso de la película que tratamos.
En primer logar, uno llega a dudar que se trate de una película de Hawks. Para analizar el film podríamos dividirlo en dos partes, la primera "a campo abierto" y la segunda en decorados o en escenarios mas reducidos.
En la primera parte, en exteriores
se nota, de forma diáfana, que el director no se siente a gusto, le falta pegada y hay un distanciamiento entre la empatía de los actores y el espectador, a diferencia de Ford o sobretodo Mann, que tiene un pulso firme el escenas con elementos naturales, a Hawks se le ve perdido, no ayuda, tampoco, Wayne, mayor para arrastrarse por el barro y en el ocaso de su dilatada carrera. Es, por tanto, una primera parte farragosa, tediosa y lenta ( quien
lo diría del director de La fiera de mi niña).
Respecto a la segunda parte de la película, he de decir que mejora respecto a la primera ya que algunas escenas están rodadas en estudio (¿la cárcel quizá?) y en interiores es donde Hawks se encuentra en su sitio, se le ve a gusto, retoma los orígenes de su western como en río bravo.
Hawks no se reinventa, se copia, sitia de nuevo a sus personajes para consolidar la narración, el agrupamiento de los actores consigue dar empaque a la historia y la reactiva de fuerza.
Por otro lado, desde los títulos de crédito se desprende una influencia al emergente genero del Spaghetti Western que no ha lugar a Hawks, también ciertos movimientos de cámara denotan esta influencia (algunos zooms de aproximación nada sutiles) a si como algunos planos con un grano excesivo. La producción, en definitiva, tiene un cierto aire europeo-almeriense al estilo Leone, aunque a años luz del Italiano.
Mención aparte merece el reparto, frío y sin chispa en todo el metraje, carentes de empatía entre si, a excepción de un par de extras que si que mantienen el tipo, por lo demás
absolutamente prescindibles todos y cada uno de ellos (caray, donde esta Walter Brennan!!).
El guión es un batiburrillo sin ton ni son, a si como se encuentran algunos fallos de guión garrafales como diálogos que no llevan a ningún sitio o personajes que sin haberse visto parece que se conozcan desde hace tiempo.
Mal final de carrera para un hombre que esta considerado como uno de los mejores directores de la historia del cine.

Howard Hawks fue un gran director de cine. Y algo que plasmó en todas sus películas es el valor de la amistad.
A partir de ahí, estructura la película.
Inolvidables escenas de acción, el asalto al tren, la persecución por el río, el reencuentro al final de la guerra y saldar cuentas por el Coronel (eterno John Wayne) que no guarda rencor contra sus antiguos enemigos confederados (compatriotas a los que respeta).
Pero necesita descubrir al traidor que colaboraba con ellos.
Chicas guapas, caballos, personajes secundarios simpáticos y muy elaborados. Dosis de ingenuidad (hay escenas que vistas sin sonido, hoy: dan risa), pero...¡¡qué grande era el cine!!
Ya no se han vuelto a hacer películas como estas. Las puedes ver una y otra vez y siempre te entretienen, no hay efectos digitales, ni pibones recauchutados, son especialistas, explosiones de verdad, caballos que caen con gente encima, escenas rodadas una y otra vez hasta que cuadraban.
Imprescindible.

-'Río Lobo' es un western clásico con sabor de antaño y que se hace bastante entretenido y llevadero. Hawks llena la película de acción consiguiendo algunos tiroteos y persecuciones memorables y al mismo tiempo dándole una gran carga dramática a los personajes aunque al mismo tiempo algo de humor.
En todo momento es llevada con pulso firme y no se pierde en escenas innecesarias. Las actuaciones están realmente conseguidas siendo John Wayne el que indiscutiblemente destaca en el reparto aportando sobriedad y respeto a su personaje. La banda sonora de Goldsmith me parece reivindicable.
En resumen, un western como los de antes, muy del estilo de Wayne pero que tampoco sobresale demasiado en comparación con otros. Muy interesante.

Estimado Domiciano,

En este apartado hay muy buenas críticas que recorren esplendidamente los aspectos argumentales, interpretativos, técnicos y cualitativos de "Rio Lobo", por lo que sólo me gustaría añadir un brevísimo apunte, quizá menor para algunos, pero que es de los que hacen que una buena película crezca un poco más: quería resaltar la genial presentación con la que abre "Rio Lobo", en la que una guitarra española (nunca mostrada en su totalidad, sólo partes de la misma según los distintos ángulos desde los que nos asomamos), suavemente acariciada por unas manos maduras y serenas, entona de manera sublime la apertura de la cinta. Excepcional presentación que, a pesar de su absoluta sencillez, o probablemente por ello, resulta de lo mejor que se ha hecho en títulos iniciales de crédito.