Haz click aquí para copiar la URL

Río Lobo

Western. Aventuras. Romance A finales de la guerra Civil Norteamericana (1861-1865), un grupo de confederados mandados por el capitán Pierre Cardona se dedica a robar los cargamentos de oro que transporta el ejército yanqui. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 5 6 7 >>
Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2007
46 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra póstuma de Howard Hawks fue el cierre de la trilogía iniciada once años antes con la espléndida "Río Bravo", sobre la lucha y defensa contra el orden establecido.

Hawks cambió tan sólo y de nuevo, la disposición de los elementos en la lucha contra el mal, y en esta tercera y última entrega dio una nueva vuelta de tuerca al planteamiento.

El problema en esta tercera entrega es la nula aportación del reparto coral, a años luz de los extraordinarios repartos de sus antecesoras.

El guión fue obra de Leigh Brackett, quien ya colaborara antes con Hawks precisamente en "Rió Bravo", y el resultado es este estupendo a pesar de todo western crepuscular en la era del Vietnam, cuando los americanos estaban mutando sus gustos condenando al ostracismo aquel maravilloso y legendario género cinematográfico.

Sólo Wayne, nexo de unión de la trilogía, está aquí a la altura de las circunstancias. El resto de los presentes pasan sin pena ni gloria por este espléndido proyecto, que con el devenir de los años ha ganado enteros, como cuadratura del círculo y genial colofón en la carrera de este inolvidable cineasta, productor y escritor norteamericano.

En el apartado técnico brilla con luz propia una fotografía crepuscular iluminando el territorio texano a cargo de William H. Clothier, y en la banda sonora destacar el buen trabajo de Jerry Goldsmith, quien inspirándose en la intro de la magistral y única "El tercer hombre" de Carol Reed, se atreve a emular si no la sintonía, sí la pose de una mano acariciando las seis cuerdas de una guitarra española, aunque por supuesto nada que ver con el original de Anton Karas.

En la nueva vuelta de tuerca del planteamiento de Hawks a que antes aludía, y para colmo de lo surrealista, los "buenos" luchan contra el supuesto garante de la ley y el orden, el corrupto y cacique sheriff de la localidad texana de Río Lobo, el marshall 'Blue Tom' Hendricks (Mike Henry).

Los Dude ó los Cole Thornton de turno serían aquí el inexpresivo rebelde surista capitán Pierre Cardonal alias el franchute.

Los Missisipi ó los Colorado de turno serían aquí el sargento Tuscarora Phillips.

Los viejos ayudantes del sheriff de antaño serían aquí el padre de Tuscarona, sr Phillips.

Y los Harrah ó John T. Trouble de turno serían aquí el coronel Cord McNally.

Las mujeres también están aquí presentes jugando si cabe un papel más activo en la defensa del orden establecido. El personaje de simpática y guapa rufiana de "Río Bravo" a cargo de la bellísima Angie Dickinson, está aquí protagonizado por el personaje de Shasta Delaney (Jennifer O'Neill), aunque esta vez Hawks se dio por vencido y decidió que el galán ya no iba a ser un extremadamente talludito Wayne, sino que cedió los honores al guaperas sosote capitán Cardona.

Todo un digno colofón de esta magnífica trilogía que a buen seguro contentará a sus incondicionales, y a los que como yo, no lo son tanto.

C A R P E D I EM.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de agosto de 2008
30 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último film de Howard Hawks. Escrito por Leigh Brackett y Burton Wohl, desarrolla un argumento escrito por éste. Se rueda en exteriores de Cuernavaca (Méjico) y de Old Tucson (Arizona). Producido por Hawks, se estrena el 17-XII-1970 (RU).

La acción principal tiene lugar en la localidad tejana de Blackthorne, en la vecina de Río Lobo y alrededores, en 1865. Tras la Guerra Civil (1861-65), el ex-coronel yanqui Cord McNally (Wayne) y el ex-capitán confederado Pierre Cardona (Rivero) emprenden la tarea de identificar y reducir a unos antiguos traidores que han impuesto en Río Lobo un régimen de terror. A ellos se une el antiguo hombre de confianza de Cardona, el ex-sargento Tuscarora Phillips (Mitchum). McNally es un hombre fuerte, rudo, sincero y, sobre todo, amigo de los amigos.

El film es un western clásico tardío, que incorpora elementos de aventuras, romance y guerra. Marca la quinta colaboración de Hawks con John Wayne, protagonista de los tres westerns ("Río Bravo", "El Dorado" y "Río Lobo") que conforman la trilogía "Río Bravo" de Hawks. El segundo y el tercero son dos variantes del primero con el que comparten un esquema argumental similar.

Desarrolla una historia de búsqueda, persecución y venganza. Exalta la amistad, uno de los valores más preciados de Hawks, y factor que desencadena con naturalidad la acción. Condena la traición y la deslealtad, que concibe como fuente originaria de los deseos de venganza. Desde una perspectiva moralista (no moralizadora) explica una historia en la que el bien se enfrenta al mal por medio de unos personajes que actúan por convicción, imperativos cívicos y motivos altruistas, sin esperar nada a cambio. Para Hawks el bien es esforzado, luchador, comprometido y generoso. El premio que da a los suyos es la satisfacción que deriva del deber cumplido, según Hawks el más grande de todos los posibles.

Los diálogos son punzantes, ocurrentes, naturales y realistas. Combinan con singular habilidad sentido dramático, ironía y buen humor. Los personajes se presentan bien construidos y pulcramente diferenciados. El realizador se complace, sobre todo, en contar una historia. La narración es absorbente, atractiva, entretenida, divertida y trepidante. No alcanza el nivel magistral de "Río Bravo", pero se mueve a una altura admirable. La despedida de Hawks es digno colofón de una carrera cinematográfica portentosa.

La música, de Jerry Goldsmith ("Chinatown", "L.A. Confidencial"...), presenta una partitura colorista, alegre y vibrante, de melodías de intenso sabor country. Se sirve de la guitarra, armónica, acordeón, instrumentos de viento y percusión. Crea composiciones que refuerzan la intensidad del ritmo, la fuerza del dramatismo y el sentido lúdico del humor. La fotografía, de William H. Clothier ("Fort Apache", Ford, 1948), aporta belleza, precisión, sobriedad y eficacia narrativa. Destaca la imponente presencia y la gran actuación de Wayne.
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de febrero de 2008
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Howard Hawks culmina a lo grande toda una trayectoria magnífica, como no podía ser de otra forma John Wayne encabeza un reparto joven, aunque la presencia del omnipresente Jack Elam y Hank Worden le dan ese toque "clásico", humor, tiroteos, mujeres... todos los alicientes hawksianos encontramos en este último Río, que esté por debajo de las anteriores no quiere decir que este sea un western menor, ni mucho menos, además esa introducción militar me parece magnífica.

En definitiva, imprescindible para todos los que hemos seguido esta "saga" y sobretodo al gran Hawks, que se despide por la puerta grande.
Dusty Rivers
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de junio de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Howard Hawks se pueden agrupar en cuatro categorías que el cineasta norteamericano siempre alternó: sus estupendas comedias, sus originales thrillers, sus vibrantes y vitalistas películas de aventuras y, por supuesto, sus magistrales westerns, en los que casi siempre contó con John Wayne como protagonista. “Río Lobo” sería su última película como director, sin embargo, esta vez su resultado no fue tan bueno, en mi opinión, como en anteriores trabajos con su actor fetiche y la experiencia resultó ser bastante amarga, tanto para el cineasta como para su público, el film resulta anacrónico para el tipo de western que se filmaba entonces, que lideraba Sam Peckinpah en historias crepusculares cargados de extrema violencia.

El origen de “Río Lobo” parte de un guión original de Burton Wohl, que una productora recién creada le ofreció a Hawks, al que sin duda le atrajo una historia con amistad masculina de por medio, un personaje femenino fuerte y decidido, así como un trasfondo de venganza personal, es decir, características comunes a la mayoría de sus obras. Pero este western resultaría sólo un film de resistencia, de supervivencia. Una película de estructura lineal, excelente por momentos, como los treinta minutos que dura ese prólogo ubicado en la Guerra de Secesión, el fabuloso asalto al tren por parte de los confederados, pero que fue decayendo paulatinamente en interés, por la decadencia física de un cineasta de 73 años, que había sufrido un accidente grave durante el rodaje, y su mala relación con la protagonista femenina, Jennifer O´Neill, con la que nunca empatizó, incluso recortando ese personaje femenino para realzar a la secundaria Sherry Lansing.

A pesar de todo lo expuesto, el film se revela con un clasicismo renovado pero de una cierta pobreza argumental, excelentemente fotografiado por William H. Clothier, un maestro iluminando westerns. La música del gran Jerry Goldsmith es ágil y evocadora. Tras el asalto al tren del oro, el capitán McNally (Wayne) sigue la pista de la partida sudista para atrapar a sus cabecillas. Otro de los problemas del film son sus secundarios masculinos poco adecuados y sin carisma como el mejicano Jorge Rivero y el hijo de Robert Mitchum, Chris Mitchum que no terminan de cuajar. El film guarda algunas resonancias del aclamado “Río Bravo” en algunos momentos de un canje de prisioneros, pero sin la fuerza dramática de anteriores obras.

La iconografía, el escenario y el devenir de la trama son más o menos parejos, con esas constantes escaramuzas nocturnas filmadas lacónicamente por Hawks. La violencia es aún mas sintética que en otras obras. No hay superaciones personales ni rivalidades amorosas que den juego a las relaciones entre los personajes, incluso uno de los conflictos principales del género, la venganza, queda algo difuminado en el guión. En cambio, quiero destacar la delicadeza de los títulos de crédito que aparecen sobre múltiples tomas de una guitarra española, la sencillez con que se resuelve el tiroteo del saloon, las aisladas chispas de humor, quedan en el recuerdo como esbozos fragmentados de lo que pudo haber sido un buen western clásico a contracorriente para quedar sólo en un débil ejercicio se supervivencia emocional.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de agosto de 2016
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan sólo dos westerns, “Río Rojo” y “Río Bravo”, le bastaron a Howard Hawks para entrar en la lista de los notables de este género, pero, sobre todo el segundo, lo dejó tan contento que, en su senectud, la idea del sheriff, el joven pistolero y el borracho, defendiendo una cárcel donde tienen a un recluso al que otros desean rescatar, se convirtió, para el director, en algo tan obsesivo, como esas historias que los abuelos cuentan una, y otra, y otra vez, sin cansarse nunca. Desde entonces, cada que empezaba un nuevo western, Hawks partía de una historia original escrita por alguien distinto (B. H. MacCampbell, Harry Brown o Burton Wohl), pero conservando siempre a su lado a Leigh Brackett para que le hiciera la adaptación y, con mínimas variables, le reescribiera la secuencia de la cárcel. Triste decir que, fue ella una escritora con una maldición, pues, anhelando ser siempre original, terminó figurando como experta en ayudar a repetirse. Con George Lucas le ocurrió lo mismo.

“RÍO LOBO” comienza pues, como una historia original: Al final de la Guerra Civil Norteamericana, el capitán confederado, Pierre Cardona (Jorge Rivero), aún sigue asaltando los trenes en los que se transportan las remesas de oro del ejército de la Unión… y cuando corona su último trabajo, siendo perseguido por el coronel Cord McNally, se entera de que la guerra se acabó. Terminará, entonces, este franco-mexicano, de amigo del coronel yanqui, porque a éste ya no le interesa el cuento del oro, sino capturar o eliminar al par de traidores que le soplaban los planes del transporte. La historia arranca bien, hay una buena acción -puesta en manos del siempre acertado Yakima Canutt-, pero como ya ocurriera con “El Dorado”, otra vez el abuelo quiere contar el mismo cuento… y a la hora, “RÍO LOBO” comienza a parecerse más… y más… y más a “Rio Bravo” y a “El Dorado”, y al final, Howard Hawks, se despide del cine dejando para la posteridad una trilogía que podríamos llamar: El Río que corría en círculo.

¿Qué se puede rescatar de esta película? La adorable presencia, como Shasta Delaney, de la inolvidable Jennifer O’Neil (“Summer of 42’”); la simpática recreación del ‘borracho’, puesta ahora en manos de Jack Elam; la curiosa aparición de Sherry Lansing (Amelita), una emprendedora muchacha que, no tardaría en dejar su carrera como actriz, para convertirse en la primera mujer cabeza de un estudio cinematográfico ¡y nada menos que la 20th Century Fox!; y ¡como no, la escena de MacNally (John Wayne) con el dentista, que resulta deliciosa!

De nuevo, “aquí se comprobará que, cualquier anciano enclenque y gordinflón, puede ser coronel de la caballería estadounidense y que, cualquier borracho, puede ser carcelero sin más requisito que tener buen humor y saber disparar un arma”.

¿Usted qué piensa, general Philip Sheridan?
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 7 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow