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La duquesa

Drama Inglaterra, siglo XVIII. Hermosa, sofisticada y adorada por el pueblo, Georgiana (Knightley) fue la mujer más fascinante de su época. Casada muy joven con uno de los hombres más ricos de Inglaterra, el Duque de Devonshire (Fiennes), fue confidente íntima de ministros y mantuvo excelentes relaciones con la Casa Real. Llegó a ser también un icono de la moda, y su influencia en el Partido Liberal fue notable. Sin embargo, fracasó ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
27 de noviembre de 2008
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Duchess nos encontramos ante una pobre niña rica que padece mal de amores, una historia floja que consigue optar por este desamor que por describirla como un icono de la moda, una madre adorada e influyente política para el partido liberal. Un tono dramático (gracias al trabajo de Keira) toma el clima del film a la mitad del metraje, confiándonos la breve idea de que mejorara el nivel, pero es solo la ilusión de un espectador embobado por Knightley quien ejemplifica este personaje como solo ella lo sabe hacer, su actuación es tan solvente que crees estar ante un excelente film, pero Keira no obtiene un éxito rotundo ante esta actuación debido al insignificante y mal elaborado guión que no le proporciona diálogos ni hechos verdaderamente inteligentes para devorarse la pantalla como ella pudo haberlo hecho. Un idea clara de lo que es The Duchess, es recordar a Marie Antoinette sin la distinguida dirección de Sofía Coppola, o incluso recordar al film The Other Boleyn Girl. Ralph Fiennes no me termina de convencer, aun no entiendo la popularidad que esta tomando su personificación en este film, incluso encuentro su personaje en In Bruges mas atractivo y logrado.

Lo único admirable de este film es que estamos ante la próxima ganadora del Oscar en Mejor Diseño de Vestuario, una excelente partitura que podría recordar a The Queen, una fotografía muy solvente y una imponente escenografia.
JoseBarriga
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3 de abril de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película de joven del siglo XXI viviendo en el siglo XVIII, no, no se trata de una película de viajes en el tiempo, lo que ocurre es que a este retratro del siglo XVIII se mira con ojos del siglo XXI, con una protagonista muy moderna. Una forma injusta de mirar los acontecimientos pasados, juzgándolos desde el presente.
Por desgracia este no es el único fallo de la película, todos los personajes están mal construidos, en especial el de el personaje de Ralph Fiennes,que poco puede hacer con un personaje totalmente desdibujado, tanto que podría estar toda la película fuera de campo y sería más interesante. El único personaje medianamente interesante, es el de la amiga de la familia, quizás debido más a Hayley Atwell que a los guionistas.
La película es obvia desde el primer instante sin ninguna sorpresa, esto no indica que sea mala, pero carece también de emoción, debido a una plana realización por parte de Saul Dibb, sin ningún momento mágico, ningún movimiento de cámara sorprendente u hermoso, limitandose toda la película a realizar primer plano tras primer plano.
En el lado positivo nos encontramos una buena banda sonora, unos excelentes vestuarios y dirección artística, que junto a que se trata de un drama de época, producen la sensación de que nos encontramos ante una película mucho mejor de lo que es.
Por desgracia el guión mal construido y la plana realización solo invitan al aburrimiento.
Meinster
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26 de septiembre de 2011
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y petarda es la protagonista de esta película, como lo fue su descendiente, la desgraciada e inolvidable petarda por excelencia, la difunta Lady Di, que en paz descanse. En esta historia se recrea una turbia relación matrimonial entre personajes de la nobleza inglesa, aderezada por la presencia del tercer elemento en discordia que da lugar a un apasionante triángulo amoroso. Os suena de algo? Pues sí, de tal palo tal astilla y en esta familia parece que la gilipollez es hereditaria.

Nunca he simpatizado con el personaje de lady Di, y sí mucho con el del pobre príncipe Charles, que se vio obligado a soportar durante buena parte de su vida los desbarres de la princesa del pueblo y sus desvaríos emocionales. Pero vamos, si hubiera simpatizado con ella lo más mínimo, viendo ayer la soberana estupidez de su antepasada la duquesa de Devonshire y los afanes de su desgraciado marido por intentar hacerle entender lo que es un matrimonio de conveniencia y lo poquito que tiene que ver con el amor, todas mis simpatías se hubieran ido al carajo ipso facto.

Luego está el personaje de Camille, esa mujer que sí sabe dónde tiene que estar y cuál es su papel y que ni pide ni intenta ser otra cosa. Por supuesto un bálsamo de paz y felicidad en las vidas de estos desdichados hombres que tuvieron la desgracia de casarse con señoras enajenadas y enamoradas del amor. En el caso de la película, la Camille del Siglo XVIII es lady Bless Foster, el contrapunto intelectual y emocional de la desequilibrada duquesa. En definitiva, historia de petardas que encantará a todas las petardas como ellas. Eso sí, Ralph Fiennes, mi adorado Ralph, se sale en su papel de flemático y gélido noble inglés. Por contra, a Keira Knightley dan ganas de ahorcarla con una soga de esparto durante todo el metraje.
Talía666
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17 de agosto de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Técnicamente irreprochable, al menos en apariencia, pero poco cercana. Mi análisis, no demasiado entusiasta, tal vez sea porque me interesan cada vez menos los problemas sentimentales de las élites de distintas épocas, en este caso las cortes inglesas del siglo XVIII y sus aledaños. Con la que está cayendo y falta por caer en este siglo XXI, los problemas de entrepierna de los aristócratas, que suelen vivir en otra galaxia, parasitando con largas pajitas rojas, para disimular la sangre que circula por ellas, se me antojan cada vez más insignificantes.

Si algo despierta mi interés, al ver este tipo de cine, es el misterio antropológico que supone el hecho de que los pueblos soporten, hasta con orgullo, la carga que supone el mantenimiento de una serie de increíbles mentecatos que se pasan la vida en saraos, cambiando de cama, de decorador y estilista, y maquinando ingeniosas frases para conquistar cargos políticos o dar un braguetazo, como la duquesa que nos ocupa. ¡Vamos!, que lo que realmente me sorprende es lo que tarda en producirse la Revolución Francesa y cómo siguen reproduciéndose individuos que perdieron la cabeza.
Sinhué
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13 de febrero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de época suele ser un género al que le cuesta con frecuencia desligarse en parte de su necesaria factura artística, de su rigurosa y detallista reconstrucción histórica y de su documentada representación de personajes y decorados, son pocas, y La duquesa no es ninguna excepción, que consiguen emancipar el drama de sus majestuosos diseños, de su exquisito e imponente acabado técnico, The duchess es por lo tanto una interesante aunque incompleta escenificación de la vida y amoríos de una de las antepasadas más ilustres de la mismísima Diana de Gales, una mujer que casada muy joven con uno de los hombres más ricos e influyentes de la Inglaterra dieciochesca, el Duque de Devonshire, se convirtió en una de las mujeres más destacadas y carismáticas de su entorno, la cándida y por qué no cada vez mejor actriz, Keira Knightley, retrata con perfección y carácter a esa Georgiana erigida en verdadero icono de la sociedad, siendo incluso un bastión importante en las filas políticas del partido liberal, y que deslumbró gracias a su gusto por la moda, de ahí el intachable y solemne diseño de vestuario, y su carismática presencia. Una madre sufridora a la que su ansiada búsqueda del amor le hicieron padecer situaciones nada dichosas en su desgraciada vida marital, un Fiennes comedido pero eficiente, que solo ansia un legitimo heredero, un duque que no tendrá miramientos a la hora de tratar a esta pobre infeliz a la que la actriz de Orgullo y prejuicio otorga un plus de credibilidad, forjándose en la película todo un recital a su lucimiento.

Lo peor de este lujoso cuadro palaciego es su tímido guión, sus relamidos cortes estéticos que no van más allá de la habilidad decorativa, un fresco histórico demasiado controlado por su semidesconocido director, Saul Dibb, que parece temer perder el control de su maniatado álbum inmaculado, una dirección apropiada y distinguida pero que no arriesga nada en su calculado plan simétrico, quedando un film entretenido, vistoso y con buenas intenciones, un avasallador monumento de la belleza, un espectáculo para la vista.

LO MEJOR: Los actores, con el liderazgo indiscutible de Keira Knightley, posando con clase y deshojando sus expertas dotes dramáticas con frescura e intelecto, una presencia cada vez más glamurosa. La banda sonora de Rachel Portman, que sin ser un alarde de originalidad y no alejándose demasiado de las notas habituales de la compositora refuerza muy bien el romanticismo de la película, una música sofisticada y agradable. La obviedad de su maravilloso diseño artístico y de vestuario, justamente nominado a los Oscar, y su magnificencia en la puesta en escena.

LO PEOR: Su guión, sus poquitas ganas de desviarse de lo correcto, el romance de Georgiana con Earl Grey (Dominic Cooper), un metrosexual en pleno siglo XVIII y su poca personalidad.
deivi
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