Osmosis Jones

Los hermanos Peter y Bob Farrelly son sinónimo de comedia asociada al mal gusto, chiste fácil, insolencia y flatulencia. Su más popular “Algo pasa con Mary” (1997) dejaba más que en evidencia sus intrínsecas inquietudes por meterse en los defectos y bajezas de los seres normales y corrientes hasta convertirles en basura de su reflejo. Algo que resultaría tabú para un director de comedia que recurriría a “gags” más o menos externos y no tan relacionados en el modo de ser de cada uno; ya sea por su físico o desarrollo intelectual. Pero al menos han facilitado al público la posibilidad de reírse de ellos mismos, aunque les haya ocasionado algún problema con instituciones o asociaciones familiares de disminuidos psíquicos o físicos.

“Osmosis Jones” combina imágenes reales con animación y los Farrelly sin cambiar tanto de registro pero abriendo sonrisas gracias a sus malos modales, se ríen ahora del ciudadano que aparentemente rebosa de buena salud según unas reglas alimenticias que cree que son las adecuadas (colesterol, grasas, azúcares, dietas a base de comidas fritas, cerveza y sedentarismo…). La víctima escogida es Frank (Bill Murray) un viudo que trabaja de cuidador en un zoológico y que comete el infortunio de tragarse un huevo duro lleno de gérmenes que un chimpancé ha intendo robarle desde las rejas de una jaula. Tan sabroso alimento cae en sucio suelo (suplemento gratis, de la madre Tierra, gentileza del humor Farrelly) para ir a parar al ávido, ansioso y animado aparato digestivo. Pero Frank ya es un hombre de malos hábitos, empezando por no hacer caso a las súplicas de su hija Shane (Elena Franklin), que no quiere volver a quedarse huérfana. Mientras tanto, dentro de su cuerpo se establece una batalla por defender el organismo de bacterias maleantes, gracias al esmero de Osmosis Jones, un glóbulo blanco y Drix, un antibiótico que se convertirá en su colega en una persecución para dar con la amenaza real que puede poner en peligro la vida de Frank; la Muerte personificada en un villano de villanos.

Película muy didáctica y orientada a todas las edades. Para ello los directores de “Amor Ciego” (2001) no dejan de lado su bochornoso sentido del humor. Planteada como una cinta educativa y orientada a una sociedad acomodada a las malas costumbres salubres, sobretodo la estadounidense, sujeta a unos nocivos regímenes alimentarios que no necesariamente tienen que estar sometidas a un nivel social en concreto.

Original fábula, cuya moraleja, ciertamente infantiloide, sin embargo, no consigue imponerse ante una metáfora muy bien pensada y trabajada sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Propone comparaciones que, sin tener el edulcorado sabor didáctico de otras parecidas, son capaces de explicar mejor muchas cosas sobre el tema, básicamente, porque sabe hacerlas interesantes.

Y es que "Osmosis Jones" no es una zafia y pretenciosa personificación de nuestro organismo, sino una entretenida parodia policíaca, protagonizada por las células habitantes de un cuerpo con problemas.

..Y Bill Murray.

Los hoy sobradamente conocidos hermanos Farrelly nos ofrecieron este curioso film donde se mezcla una trama con actores reales con otra de animación cada una de ellas complementarias. Prácticamente toda la acción sucede en el interior del cuerpo de Bill Murray, atacado por un peligroso y mortífero virus al que únicamente se le oponen un rebelde glóbulo blanco y su peculiar compañero.

Es la acción que sucede dentro del cuerpo de Murray, la realizada con animación, sin duda la parte central, donde los Farrelly pueden dar rienda suelta a toda su catálogo escatológico sin ningún pudor ni cortapisas. Los Farrelly se divierten, y de paso se entretienen con las correrías de los héroes de la película por el maltrecho cuerpo de un personaje real. Los hermanos cómicos demuestran conocer perfectamente todos los resortes, con una historia, corta pero bien estructurada capaz de mantener el interés y de paso arrancar alguna que otra sonrisa al espectador.

Sin duda los admiradores de la primera época de los directores se sentirá bien a gusto con buena parte del film en la que el humor grueso, y a veces de mal gusto, rezuma por todo el film aunque son innegables buenos momentos de ingenio y buen humor. Como "divertimento" de los Farrelly, sin mayores pretensiones, el film funciona perfectamente.

Pretensiones:
El humor de los hermanos Farrelly siempre me ha gustado y ninguna cinta me ha parecido deplorable como para suspenderla y me faltaban dos cintas por ver para completar su interesante filmografía, ésta y Vaya par de idiotas que la veré pronto y aunque en su momento la cinta de Bill Murray no me llamase la atención ha conseguido sorprenderme y ha cubierto con las expectativas.
Puntos positivos:
Desde los dos personajes protagonistas dentro del interior del cuerpo de Murray hasta el propio Bill Murray brillan bastante con unos personajes bastante memorables y divertidos. La música escogida para la cinta también encaja con el tono de la película. La idea en su base es original y es más, cuando terminé de ver la película ya no podré ver mi cuerpo como antes y ahora me lo imagino como si fuese una aventura animada en mi interior por mucho que os parezca una chorrada me parece original. Los toques de humor siguen la misma estela continuada del tono de los Farrelly con algún que otro toque de humor negro o adulto. No desentona y es correcta en su cometido además de llevar un buen ritmo en unos amenos 84 minutos de duración. Tampoco se le puede pedir mucho más.
Puntos negativos:
Desde la motivación del villano (virus) hasta la vida de Bill Murray y su hija no llegan a interesar y cuadrar del todo con lo interesante que resulta la historia en el interior del cuerpo del prota y lo poco interesante y extremadamente absurdo e infantil que resulta la relación padre-hija que resulta un topicazo sangrante además de no saber exactamente hasta donde quiere llegar el virus si realmente lo único que consigue es muerte y no beneficia en nada en absoluto. Pese a ser original en su base deja un resultado predecible y con algunas situaciones demasiado vistas.
Resolución final:
Una interesante y entretenida cinta para pasar un buen rato, un poco asquerosa e infantil por momentos pero resulta original el ver el cuerpo humano como una aventura y enseñarnos como personas como el personaje de Murray puede llegar a ser extremadamente mortal. Es triste pero la cinta se podría llegar a considerar un drama si se mira con lupa. Interesante.

Aquella mítica serie Erase una vez... el cuerpo humano nos enseñaba de manera divertida a los niños de entonces los aspectos biológicos del ser humano y precisamente es en gran parte a esos niños, hoy ya adultos, a quienes va dirigida Osmosis Jones; ambas tienen en común el querer concienciar al espectador, pero la gran diferencia es que, una lo hacía sobre el organismo humano y la otra desde el organismo humano, ya que la peculiar dieta alimenticia de Frank Detorri (Murray) es tan sólo la excusa que da pie a la particular crítica de los hermanos Farrelly a la sociedad civil y política de nuestra época. Y la cosa sobre el papel prometía, pero esta cinta no pueden considerarla un orgullo los hermanos directores, ni tampoco será de las que dejen un buen recuerdo a este que les escribe.

Y es que, partiendo de la base de que Osmosis Jones no pretendía ser ninguna obra maestra, pero si un buen film a tener en cuenta, hay algo en la película que no funciona y de sus 98 minutos, la mitad de ellos son suficientes para que el espectador desconecte de la historia, ya que la cinta de los Farrelly no se conforma con desarrollar su interesante punto de partida y pretende ser también una película familiar, así pues, por un lado tenemos esa crítica a lo buddie-movie dentro del cuerpo de Frank, y fuera de él, una insulsa situación familiar.

Parece ser que esta cinta tiene numerosos detalles (a parte de los obvios) sobre el cuerpo humano que pasarán desapercibidos para el que no esté un poco puesto en el tema; coño, y es que esa es otra, se ve que hay que ser médico o estudiante de medicina para divertirse con esto.

En fin, una pérdida de tiempo, más que otra cosa.