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España España · Sevilla
Críticas de El Destro
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Críticas 151
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
24 de noviembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el comic de superhéroes existen historias que son lo que son, ni más ni menos: simples planteamientos duales sobre el bien y el mal, punto. No se las puede dar más de sí, porque dramatizarlas demasiado sería romper sus propios patrones y volverlas irreales e infumables. TNMA siempre me ha parecido un buen ejemplo de esto que digo, hablamos de una historieta que originalmente fue concebida como homenaje paródico al género, y lo que la convirtió en el éxito que es hoy es precisamente que supo explotar a favor sus propias limitaciones: las Tortugas Ninja son y han sido siempre un producto de género dirigido más bien a jóvenes de corta edad.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, en 1990, época en la que el género en el cine era aún tremendamente precario, Steve Barron consiguió lo impensable: crear una película que dramatizara todo lo posible la historia de estos galápagos mutantes, sin perder ni un ápice de la esencia original del comic. Así, para mi gusto al menos, TNMA de 1990 es una cinta digna para el recuerdo tanto de mayores como de pequeños, oscura y divertida a partes iguales, que, sin llegar a la maestría del Batman de Burton o el Superman de Donner, ofreció uno de los pocos films del género aceptables en la época, para los superhéroes más absurdos e irreales que existen. ¿El secreto? Una fotografía bien cuidada, un guión ágil y honesto, y las alucinantes marionetas inmortales del genial Henson. La historia de esta peli no se perdía en delirios de grandeza, iba al grano y sin rodeos, siendo honesta con las limitaciones del argumento (la secuencia de Rafael saliendo de la proyección de “Critters” habla por sí sola).

Y aunque la avanzada tecnología de los títeres de Henson ya dio máximo realismo y credibilidad a los personajes en la época, nada ha impedido que la franquicia, como decenas de otras, se renueve en la actualidad con una nueva versión digital de los héroes con caparazón; en este caso, además, optando directamente por el reboot. Y hay que reconocerlo, en el apartado técnico, estas nuevas tortugas digitales están a la altura del impacto que supusieron las marionetas originales; su diseño sobrecargado es tremendamente sugerente y llamativo, y satisface bien las necesidades de un nuevo público pre-adolescente ciertamente más exigente y difícil de impresionar.

Mi pregunta es la siguiente: si la versión del 90 ya demostró que esta historia se podía dramatizar con coherencia, y disponiendo hoy día de semejante arsenal tecnológico, ¿por qué cojones se han pasado por el forro todo lo bueno de aquel guión para mostrarnos dos horas de tortugas digitales sin más? El avance que suponían entonces las marionetas de Henson no impedía que se las colocara sobre un guión decente y, al menos, con cierto fondo de armario. ¿Tanto costaba volver a dramatizarlo todo, contando con que el desarrollo de este nuevo film es exactamente igual al de su predecesor? No logro comprenderlo… ¿A caso la demanda de este nuevo público, ávido de acción digital e impacto visual, no exige, al menos, algo más que un mero clip para cambiar Youtube por una costosa entrada de cine?... Quiero decir que, si en los ochenta se hicieron películas más que memorables, cuyo éxito se busca hoy rebooteandolas sin demasiados frutos, ¿No tendrá el declive del cine más que ver con los bolsillos de las productoras, que con la supuesta poca exigencia de la generación del clip?... Ahí lo dejo.

La cinta corrige correctamente el único defecto que se le achacó a la antigua, y que podría ser su única virtud: muestra más nítidamente las personalidades de cada uno de los cuatro protagonistas por separado, con sus chistes, sus juegos y sus pizzas, punto. El resto es grandilocuencia absurda para un argumento infantiloide. Nada de la sugerente relación del maestro Splinter con unos discípulos a los que amaba como a hijos, que se reduce aquí a una secuencia cómica tan intragable como la pizza de 99 quesos, donde lo pintan más severo e intransigente que comprensivo y paternal. Nada de la relación de los héroes con la reportera April O`neil, cuyo desarrollo cambian por un giro argumental tosco e inverosímil. Nada del discurso manipulador de Sreder; que aquí parece ser solo una armadura robótica vacía y latosa con algunos de los diálogos más ridículos jamás escritos. Recuerdo que, cuando veía la versión antigua siendo un mocoso, me tentaba el unirme al Clan del Pie, con todas esas libertades, videojuegos y vicios gratis… Sreder era un villano seductor y con motivaciones. Además, sinceramente, las lentejuelas ochenteras imponían más que tanto cuchillo y parafernalia: su secuencia de entrada en el 90, acompañada de aquella misteriosa percusión, me sigue acojonando más que esta lata de conservas. La intervención de la Goldberg es lamentable, plana, injustificada y sin sentido, y los giros de guión que se proponen hacen aguas por todos lados. Para colmo, ni siquiera las secuencias de acción parecen dar la talla, en unas coreografías confusas y sin demasiada emoción. En conclusión, salvando las contadas secuencias cómicas entre las tortugas, se trata de un enorme y carísimo videoclip de las nuevas tortugas anabolizadas, que de seguro hará las delicias de un extenso merchandising listo para navidades.

Y la pena de todo esto es que, después de 1990, nadie puede decir que la historia de cuatro tortugas gigantes karatekas capitaneadas por una rata sensei, no se pueda dramatizar mínimamente sin crear un bodrio infumable… nadie puede decir que esta revisión flojea porque la historia es lo que es, ni más ni menos. Porque, sin lugar a dudas, hace 25 años no hicieron falta gráficos de ordenador para que Leo, Raf, Mikey y Donnie fueran realmente Cowabunga… o como decíamos por aquí, “¡de puta madre!”.
El Destro
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7
24 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que cuando vi el tráiler de “Pixels” en el cine no apostaba más por la película que por el camello que despachó a Sandler y a su equipo el día que se les ocurrió esto. Quizá la devastada expectativa que me precedía al visionado fue la que hizo que, finalmente, me divirtiera muchísimo con semejante soplapollez de argumento.

Y es que no entiendo tanta crítica negativa hacia lo que, claramente, no es más que una disparatada excusa para homenajear esa cultura perdida en el tiempo, que es la de las salas recreativas y los videojuegos arcade. En ese sentido, el guión tiene secuencias muy acertadas, como la conversación del propio Sandler con el muchacho que juega al videojuego de última generación.

La fotografía es un maremágnum de formas y colores mesmerizantes, los secundarios dominan la cinta de principio a fin, y la parodia presidencial de invasión alienígena mola bastante sin llegar a ser pretenciosa. Los chistes tontorrones y los giros sin pies ni cabeza se van sucediendo en un desarrollo correcto que me meneó cómodo por todo el metraje. Las apariciones de gran cantidad de personajes de videojuegos clásicos harán las delicias de los más freaks, y, llamadme simple si queréis, pero yo me he despollado con el cameo del creador de Pacman, que se tomaría una hamburguesa (o unas cervecitas, según el doblaje) con su creación.

Quizá el único punto flaco de la cosa esta es el amorío barato metido con calzador en medio de semejante desfase, que tiene tan poco de útil como de creíble. Pero, definitivamente, un servidor ha disfrutado con creces, aunque, siendo honesto, sin llegar a quedarme “a cuadros”.

Sí, lo sé, el chiste ha sido de puta pena…
Insert coin… Continue? 10, 9, 8, 7…
El Destro
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5
24 de noviembre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bayona cierra aquí un hat trick de capricho y pretensión, redondo como pocos que haya visto en mi vida proyectado en una pantalla. Después de visionar “umvav” he confirmado la quisquillosa sospecha, que arrastraba desde “El orfanato”, de que este tío no tiene un ápice de mundo interior, de arraigo… o de interés por contar nada, si me apuráis. La sensación que me transmite es la de que realiza películas como el que fabrica herramientas en serie, buscando una eficiencia funcional y poco más. El problema es que la función de estas <herramientas> pretende ser la de emocionar al usuario, y claro, si no se le pone una pizca de emoción al proceso creativo, esto es un “pa ná” como una casa, por muchos tópicos del género q le dé por meter.

Me explicaré brevemente antes de entrar con la crítica en sí. La referida “El orfanato” me dejó un mal sabor de boca que me dura aún hoy día, debido a la exageradísima crítica general con la que me vestí para ir a verla; la cinta no es más que una muestra ordenada pero ortopédica de elementos y trucos del género de terror, para adornar una historia de tono familiar bastante tontorrona. En su día, me referí a ella en mi crítica con el apodo de “casa encantada sin alma”. Luego llegó “Lo imposible”, a la que siempre he considerado una de las idas de pinza más pretenciosas, interesadas y descuidadas que ha parido la mente de un cineasta: mostrar en un film de presupuesto el (supuesto) drama de una familia acomodada española, que sobrevivió íntegra a una de las catástrofes naturales más terribles de la historia, en la que cientos de personas perdieron la vida, y que sumió en la miseria a un país entero, siempre me ha parecido un golpe pretencioso, despreocupado y de mal gusto, además de una falta de humanismo y respeto hacia aquellos que verdaderamente sufrieron (y aún sufren) el desgraciado suceso. No la he visto… sencillamente me negué siquiera a darle una oportunidad, y no parece que nada me haga cambiar de idea hoy tampoco; más que falta de interés, admito q se trata de pura aversión. Pero leí la crítica y, tal como imaginé, la opinión general no andaba muy lejos de mis augurios iniciales: Bayona parece pretender emocionar al espectador a toda costa. Casi desesperado en su afán por arrancarnos la lágrima, no repara en medios para conseguirlo.

Y esta vez, de hecho, como no dispone del “oportuno truco” del drama real, decide usar todos los tópicos habidos y por haber sobre el drama familiar, unos sobre otros, al mogollón… ¡cuantos más mejor!, empezando por el propio argumento de la historia. Desde primera hora lo tenemos todo, oiga, no falta un piojo: pre-adolescente solitario y contestón, padres divorciados, <papá domingo> que vive con su otra familia, madre con cáncer terminal (aficionada a la pintura, por si acaso) cuya convalecencia obliga al chaval a ocuparse de la casa, otro familiar a cargo desaprobado por el crío… ¿me dejo algo?... ¡Oh sí! hasta abuso escolar incluido, ¡que no nos falte ni la Chapplin, oiga! (Si era una cuestión de búsqueda de identificación con el público, seguro que cualquier espectador ha pasado por alguna de estas calamidades, el problema es que dudo que ninguno haya tenido la desgracia de sufrirlas todas y a la vez, con lo que lo encuentro algo forzado y contraproducente). Tampoco es q se pueda espoilear mucho sobre semejante manojo de clichés, así que ya imaginaréis que el desarrollo del guión va sacando más tema de la bolsa hasta quedarse sin metraje, en pos de conseguir que el final nos resulte lo más amargo posible (ya cada uno con su paladar…).

Es tan cruda y descarada la pretensión del cineasta en esta ocasión, que a mí, personalmente, todo el tema del monstruo me parece un pegotazo calzadísimo, que finalmente no consigue ser sino otro cliché más, también bastante trillado en la literatura y el cine. ¡Pero ah! No ha querido Bayona que se le viera el plumero, hombre, había que hacer algo distinto en la realización de esta obra, no fuera a ser que lo tacharan de simple. Así que, para tampoco comerse demasiado la cabeza, ha optado por el desahogado y artístico recurso de meter secuencias de animación en la peli, las cuales están magistralmente construidas, realizadas y encajadas en los relatos del personaje de Neeson, y que bien podrían formar una obra artística independiente si se separaran del resto del film.

Y así, entretenido a ratos por las ocurrencias del joven protagonista, y sin esperanza puesta en algún tipo de giro o sorpresa oculta, paso la tradicional tarde de cine con mi padre que, por su parte, tampoco expresaría demasiado entusiasmo ya fuera de la sala.

Sin embargo, en las butacas contiguas, justo a mi ladito, dos chicas adolescentes que han aprovechado para comentar jocosamente cada detalle durante toda la proyección, se derrumban finalmente a moco tendido, poniendo de manifiesto la debilidad de un guión inservible a los caprichos de una secuencia final igualmente prefabricada y previsible. Por mi parte, ni la desgarradora banda sonora, que hace un esfuerzo admirable en los últimos minutos por removerte las entrañas, consiguió arrancarme un ápice del desasosiego y la emoción que tan desesperadamente pide su descastado director; el cual, no acaba siendo distinto al visitador comercial que solo trabaja la insistencia en solicitar la firma al cliente, porque, en el fondo, lo que le ocurre es que no cree en su propio producto.
El Destro
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4
9 de enero de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Vacancy" trata de sostener infructuosamente una historia regada de convencionalismos y tópicos del género, sobre un correcto ritmo narrativo y una dirección sólida; pero no aporta nada nuevo, no gira, no respira. Si encima le negamos cualquier clase de efectismo, lírico o visual, con el avieso fin de acercarnos más a Norman Bates que directamente a Leatherface, la película se vuelve tediosamente repetitiva y predecible.

Los únicos que podrían salir bien parados de este frívolo embrollo serían sus dos divorciados protagonistas que, consigan sobrevivir o no, podrán recuperar el amor perdido ante la situación límite a la que serán expuestos... como siempre.

Así que ya sabes, si quieres recuperar a tu ex, llévala al motel de carretera más siniestro del estado: con suerte, verte a punto de cascarla hace que recuerde lo que te quiere. A veces un buen psychokiller es más efectivo que cualquier abogado de familia :P

Parece que se gastaron la pasta en los créditos.
El Destro
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7
6 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que la crítica no pareció entender de "La niebla", es que su desgarrador final (quizá sí mejor tratado que el resto del metraje) no es sino una aplastante guinda para un pastel que ha estado ahí durante toda la película.

Esta, sin duda, es una historia de decisiones humanas tomadas al límite, es decir, decisiones equivocadas. El guión de esta extravagante "placa de petri" parece, en ocasiones, preguntarnos por qué camino avanzaríamos en la historia, para luego demostrarnos el poco control que tenemos sobre nada; en otras, sin embargo, nos muestra las terribles consecuencias de tomar el camino que sabíamos errado de seguro.

Quizá, una amalgama de bicharracos "lovecraftianos" y ciertas técnicas de realización usadas a lo loco, finalmente, hicieron que muchos solo pillaran la ironía en el final.
El Destro
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