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La loba

Drama A finales del siglo XIX, en una población sureña, la calculadora y despiadada Regina Giddens entabla una lucha sin cuartel contra sus hermanos para quedarse con la herencia familiar. En sus planes no tienen cabida los sentimientos, ni siquiera hacia su marido, un hombre honrado que regresa a casa después de sufrir una grave enfermedad. En medio de la asfixiante atmósfera creada por la desmedida ambición de su esposa, sólo encontrará ... [+]
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Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
27 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
311/21(21/08/21) Intenso drama dirigido por William Wyler como gran vehículo de lucimiento para la actriz Bette Davis, estaba en la cumbre de su estrellato, era su tercera colaboración (Wyler-Davis: “Jezabel” de 1938, “La carta” de 1940 y está que me ocupa), y fue un choque de trenes de enfrentamientos por cómo afrontar el papel de Regina, esta ‘guerra’ llevo al ‘divorcio’ entre ambos, jamás volverían trabajar juntos. Las diferencias vinieron porque Bette Davis quería alejarse de la Regina del teatro, que era más femenina, víctima del desprecio con el que la trataban sus hermanos varones, con lo que se podía ver cómo alguien que utilizaba su perfidia como mecanismo de defensa en un mundo de hombres, pero Bette, como ya vemos en la película, la encara como un ser frío y calculador. El guión es de Lillian Hellman (“The Children's Hour”) se basa en su obra representada en Broadway de 1939 a 1940, “The Little Foxes” (traducido sería “Los pequeños zorros”, haciendo referencia a los tres avariciosos hermanos Hubbard, y no como en su traducción que se pone el foco único en la protagonista). El exmarido de Hellman, Arthur Kober, Dorothy Parker y su esposo Alan Campbell contribuyeron con escenas y diálogos adicionales, en donde se reducen las referencias a los temas raciales (que se enfoca de modo muy del tiempo, o sea paternalista en la relación blancos-negros, ello para potenciar la sustancia importante de la historia central), donde abundan los diálogos ingeniosos, mordaces, cínicos, un deleite.

Relato en que se enfrentan dos conceptos de vida, como es el codicioso claramente una alegoría del Capitalismo, sobre estos hermanos planeando un negocio fructífero apoyado en dar empleos precarios, ello frente al concepto humanista de tener empatía con las personas, y no en los dividendos (por esto fue tachada de izquierdista la historia). Todo esto en este sub género tan estadounidense del melodrama sureño (como lo fue otra película anterior del tándem, “Jezabel).

Tiene además entre sus grandes alicientes un reparto sensacional de actuaciones de calado, muchas de ellas provenientes de la propi obra de Broadway, repitiendo la mayoría, Charles Dingle, Carl Benton Reid , Dan Duryea (que debutaba en cine) y Patricia Collinge (otra que debutaba en Hollywood), aunque en teatro fue la protagonista Tallulah Bankhead y en el cine Wyler escogió a la Davis. Bette despliega esa vena de perfidia que tanto explotó con Wyler, su Regina es una mujer autosuficiente, despiadada, fuerte, de enorme carácter, va siempre de cara, no engaña a nadie, aunque manipula, lo hace desde su personalidad adusta y gélida, posee un sadismo soterrado capaz de cruzar cualquier línea moral para sus espurios objetivos. A esta encarnación malsana ayuda el maquillaje de Perc Westmore, que le da a la Davis un aspecto cuasi-cadavérico deudor de las máscaras japonesas del teatro kabuki Nô, a lo que ayuda una cámara que en muchos momentos la agiganta en contrapicados dramáticos, sensacional actuación.

Además a la actriz a la mítica actriz la acompañan otras sugerentes actuaciones: Empezando por un sobresaliente Herbert Marshall, en el papel de Horace Giddens, un tipo digno, esencialmente bueno, orgulloso, pero que se sabe en las últimas e intenta lidiar con lo que será su legado, pero que deberá batallar con su esposa con carácter diametralmente diferente. Interpretación cargada de fuerza vital, sabiendo tener una gran química chispeante con al Davis; Charles Dingle arrollador como Ben, hermano mayor de Regina, tipo ladino, siempre sabiendo aceptar la derrota con un a sonrisa malévola, pero también viendo las grietas en los demás ("aunque las uvas estén verdes, ya llegaran a madurar"), teniendo una vigorosa compenetración de Bette en sus ententes; Teresa Wright como Alexandra, prototípico papel para ella, encasillada en roles de chica buena y noble, en muchos caso ingenua, aquí se le da un arco de desarrollo, cornado con el enfrentamiento final con su madre; Dan Duryea como Leo, sobrino de Regina, está brillante como pusilánime holgazán, un amoral que su padre manipula a su antojo; Patricia Collinge como Birdie, cuñada de Regina, enternecedora como la dulce esposa infeliz, teniendo su momento álgido en la confesión que hace a su sobrina de porque se casó con su marido, desgarradora (lástima que desparezca en el último tercio); Richard Carlson da vida a David Hewitt, un periodista idealista pretendiente de Alexandra, cumple con su alegre personaje. Rol que no estaba en la obra original, Hellman lo creó para agregar un segundo hombre comprensivo para estar junto a Horace entre todos los hombres venenosos de Hubbard.

La película discurre de modo pétreo, en medio de situaciones intensamente mostradas, con ese perfeccionismo del que hizo gala durante su carrera William Wyler, involucrando al espectador, haciéndolo partícipe mediante personajes muy bien trazados, con situaciones en las que sale lo mejor y lo peor de la Condición Humana. Todo ello evolucionado en modo meandros donde en un viraje extraño es el enfrentamiento madre e hija lo que es el clímax, siéndome en realidad un choque con vigor, pero en el que la Wright es un juguete en manos de la Titánica Davis. Pero su epílogo teniendo poder dramático, me esperaba más. Pues para mi hay un viraje que aparece de forma cuasi de paracaidista, pues todo queda reducido en el final al enfrentamiento madre e hija, algo que nunca dio sensación de ser el corazón del drama.

Film nominado a 9 Oscar (sin premio alguno, fue un gran año con “Citizen Kane” de Orson Welles, “Sergeant York” de Hawks, “The Maltese Falcon” de Huston, y la gran triunfadora “How Green Was My Valley” de Ford): William Wyler como director, Mejor película, actriz (Bette Davis), sec. Actriz (Patricia Collinge, Teresa Wright), Guión, Dirección de arte en b/n, Montaje, Puntuación de película dramática; No fue nominada la gran labor de fotografía Gregg Toland, pero si lo fue en esta edición su icónico trabajo en “Citizen Kane”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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9 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy una simple mortal aficionada al buen cine, sin mayores pretensiones. Lo único que reclamo es el tener buen gusto, y un recuerdo de mis años mozos con la fotografía, cuando veia al mundo a través de una Leica. Amo a los clásicos, y entre ellos a la estrella de las estrellas, "El ciudadano Kane". Por ello me saltó a la vista una semejanza muy grande con "la mejor película jamás filmada", según varios críticos. Me decía: "es la época, las localizaciones, los actores, la fotografía". Y en efecto uno de los críticos, citado aquí (Dave Kehr, 11 de octubre de 1985) afirma en su reseña: "Trabajando con el camarógrafo Gregg Toland (quien filmó a Citizen Kane), Wyler diseñó un estilo de enfoque profundo que impresionó profundamente al teórico francés Andre Bazin, quien pensó que Wyler era el pionero de una nueva escuela de realismo"
De modo que no andaba tan lejos. Profundidad de campo, contrapicados, angulaciones. He aquí la razón.
Lo único que no me gusta es su frialdad. Bette Davis no me horroriza. Me deja fría, como ante la súbita noticia de una muerte inesperada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
casandra
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16 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bette Davis se mete en el papel de Regina Giddens, una terrateniente de ese sur venido a menos por culpa de esos nordistas que acabaron con el tradicional estilo de vida del sur. Pasados unos años desde la guerra, es tiempo para que los vencidos y sus herederos negocien y lleguen a lucrativos acuerdos con los vencedores y sus herederos. El dinero debe fluir ya sea en una Unión o una Confederación, pelillos a la mar y aquí todos somos amigos chicos. Se cambia esclavo por salario mínimo y "algodoneando" que es gerundio.

Lo que pasa es que cuando el dinero para el negocio lo tiene un marido con el que hace tiempo se te fue el amor de no usarlo la cosa se complica. Pero por mucho que lo llamas a capítulo y exiges o ruegas según el día, tanto tú como tus dos hermanos, cuando el marido se pone cabezón con el no es no, poco se puede hacer.

Y este es el drama de época bellamente rodado por William Wyler. Con la hija del matrimonio encarnada por una extremadamente inocente Teresa Wright paseando su virginal presencia en pantalla. Porque esa es otra, que la niña está de roneo con el hijo de la costurera, si es que ponemos un circo en el sur y nos crecen los enanos nordistas.

Aunque Bette Davis aparezca como protagonista es una película bastante coral, el peso de su hija, su marido en la ficción Herbert Marshall, o el de los hermanos, es muy notable con actuaciones muy destacables para el mencionado Herbert Marshall o Charles Dingle en ese hermano sureño cínico y bribón. Hasta Dan Duryea aparece en la película en su habitual papel de truhan, lo que siempre es de agradecer.

Si no la valoro mejor es porque no se trata de la película más emocionante del mundo, en algunos momentos el interés decae y no sabemos muy bien por donde va a tirar mientras se alarga. Pero no se puede negar que es una película notable, en dirección, ambientación, actuaciones, con un guion sólido. Un drama de época a tener en cuenta. 7,5.
Prekxo
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22 de abril de 2023
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Maravillosa, realmente portentosa, una gran obra, como una gran novela pero en cine...
Wyler es, sin lugar a dudas, un grandísimo autor, sólido, firme, con grandes desarrollos dramáticos, capaz de sacar lo mejor de cada actor, sin cambalaches, sin neurosis, con pausa pero con su propio ritmo...
La trama es verdaderamente impresionante, una auténtica loba que es capaz de cualquier cosa para conseguir lo que quiere, que no es otra cosa que dinero.
Una persona muy despreciable, interpretada por un auténtico monstruo de la interpretación como lo es Bette Davis, con esa mirada de hielo, el rostro hierático, la figura erguida, los hombros altos, el pecho cerrado, la ropa hecha para ella, el tono de voz (del doblaje) es perfecta para el tipo de personaje que interpreta.
La subordinación dramática que experimentan los compañeros de reparto de Davis es para estudiarse. No he visto película de ella en la que no acontezca una presión singular, todos los demás actores quedan empequeñecidos, teniendo que refugiarse en interpretación esteriotipadas, sin demasiada libertad interpretativa, atenazados, amordazados. Es demasiado intensa.
ÁAD
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2 de diciembre de 2017
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wyler describe en imágenes unos versos teatrales épicos, bañados en frases bíblicas y sacando a relucir la mísera condición humana, patente desde que gozamos de escritos que lo atestiguan: “¿A dónde vas, Gilgamesh? La vida que tú buscas nunca la encontrarás”, dijo Enkidu, y quedó registrado en el Poema de Gilgamesh, en la antigua Mesopotamia.

En la América de principios de siglo, cuando la revolución industrial dejó en bandeja a los nuevos anglosajones el dominio del mundo, quedaron en evidencia los prebostes ácidos y putrefactos de una sociedad basada en la esclavitud. El capitalismo se recicló en un nuevo concepto de libertad irreal, que hacía creer a las personas que podían ser más, pareciéndose a los que más dinero tenían, pero menos dignidad poseían.

Los personajes que titilan bondad, frente a los de corte estadizo, ganan la batalla a la dignidad, pagando con el rigor mortis la ingenuidad vaga de no saber leer la realidad.

A las personas inconformes con todo les ocurre aquello que contaba el cuento de Grau Fernández “La eterna tormenta del verso incomplacido”, en donde una niña inconformista encatenaba tristezas al alcanzar sus anhelos deseados. Solo un día, cuando se puso a perseguir al sol en el horizonte, halló la felicidad.

Wyler nos enseña aquí que el dinero no es la respuesta a absolutamente nada. Bette Davis está genial en el papel que, me sembla a mí, es el de su propia vida de diva.
CHIRU
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