Margrete: Reina del Norte

Margret: Queen of the North tiene todos los ingredientes para triunfar: una historia potente de la que es considerada como la primera gran reina moderna de la Historia, un presupuesto altísimo (el mayor del cine danés hasta la fecha), un nivel de producción espectacular, acorde al dinero gastado, unos exteriores maravillosos y un solvente equipo de actores.
Si no termina de funcionar es porque la narración es errática, casi como si esto hubiera sido inicialmente una miniserie de televisión y se hubiera recortado para poder estrenar una versión Frankenstein en el cine. El resultado es, como decimos, irregular y algo extraño, combinando momentos de lograda intensidad (el final, por ejemplo) con otros en los que las cosas pasan demasiado deprisa o no sé entienden bien. Algo importante, más si cabe cuando hay tantos personajes y hay que coger tantas sutilezas políticas.
Con todo, un excelente esfuerzo de producción del cine danés y europeo, que nada tiene ya que envidiar a Hollywood, y una buena manera de conocer la historia de esta brava mujer, reina de Kalmar (una sorprendente unión de las monarquías de Dinamarca, Suecia y Noruega, que entonces también comprendían territorios como Finlandia e Islandia, respectivamente).

Lo mejor: Todo el trabajo técnico, y el excepcional final.
Lo peor: Da la sensación de haber más metraje que ha sido recortado.

"Margrete: Queen of the North" es un film histórico sobre uno de los personajes más influyentes de la historia del Norte de Europa: la reina Margrete, que trajo la paz a Escandinavia a principios del siglo XV. Como reina de Dinamarca se casó con el rey de Noruega, pero se convirtió en regente de ambos países cuando ambos reyes murieron. Después ayudó a los rebeldes suecos a derrocar al rey de su país, obteniendo de ese modo apoyo para el Tratado de Kalmar, una unión política de Escandinavia en 1397, tras lo cual la corte real estaba formada por los reyes de tres estados soberanos: Dinamarca, Noruega y Suecia (que entonces controlaba la mayor parte de lo que ahora es Finlandia). Para asegurarse de que hubiera un rey, adoptó a su sobrino nieto Erik de Pomerania (ahora parte de Polonia) a una edad muy temprana. El propósito de la Unión era detener las guerras entre los tres países, marcar el comienzo de una era de prosperidad sin precedentes y disuadir las ambiciones militares de la Liga Hanseática Alemana. Suecia se separó de la Unión en 1523 mientras que Dinamarca y Noruega permanecieron unidas hasta 1814.

El film no pretende ser un biopic sobre Margrete sino que se centra en un período muy concreto de su vida, en los entresijos palaciegos para la consecución del Tratado de Kalmar que formaría un gran reino del Norte y en el intento de alianza con Inglaterra a través de un matrimonio concertado. La producción está muy cuidada a nivel de ambientación, vestuario, dirección artística e interpretación en la que destaca la actriz danesa Trine Dyrholm que da vida a la reina Margrete, una mujer de fuerte carácter, adorada por sus súbditos, con gran sentido político de estado y visión de futuro.

Aunque el punto de partida argumental está basado en hechos reales, la directora Charlotte Sieling y los coguionistas Jesper Fink y Maya Ilsøe se permiten algunas licencias históricas para recrear una versión de lo que podrían haber sido aquellos acontecimientos plagados de intrigas palaciegas, disputas políticas, traiciones, etc. La principal licencia -y probablemente el mayor inconveniente del film- es la introducción del personaje del hombre que dice ser Olaf, el hijo de la reina fallecido 15 años atrás, y por tanto legítimo heredero al trono. Desde ese momento la película adquiere un tono de melodrama en torno a un misterio inexistente en los libros de historia. Hubiera sido mucho más interesante, en mi opinión, que la historia se centrara principalmente en los problemas de Margrete como gobernante y en el proceso de formación del Tratado de Kalmar en vez de dejarlo como telón de fondo para preocuparse más del melodrama y las conexiones familiares.

El joven rey Olaf II falleció a los 16 años de una enfermedad repentina, lejos de su hogar. Su madre no pudo ver el cuerpo de su hijo y tuvo que confiar en todo lo que contaron los testigos de la desgracia. Asumió el trono con el nombre de Margarita I y fue artífice de la creación de un gran reino que unía Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega, Islandia y Groenlandia.

Para consolidar la fortaleza de sus dominios, adoptó como hijo y heredero a Erico de Pomerania, un futuro rey aceptado sin reservas por todos sus súbditos. En la película aparece siempre con la corona puesta, como si temiera que podían arrebatársela.

Además, Margarita pactó el matrimonio de Erico con la princesa Filipa de Inglaterra, quien entonces era una niña bien pequeña. Su breve intervención es muy simpática. El pacto incluía una alianza militar que ahuyentaría a sus enemigos teutones. Todo parecía perfecto para el porvenir del enorme reino del Norte.

Hasta que apareció un hombre que afirmaba ser el rey Olaf. Aseguraba que había permanecido en cautividad 15 años. Había pasado tanto tiempo que no podía ser identificado con facilidad, ni por su propia madre. Además, en su rostro había signos de torturas y maltrato en su supuesta prisión.

La película juega con la ambigüedad en todo momento. ¿La reina se autoengaña con la ilusión de haber recuperado a su hijo? ¿Los que rápidamente le acusan de impostor lo hacen por convicción o por defender al reino de la incertidumbre?

Nos habla de un periodo de la historia de Escandinavia poco conocido y en especial nos acerca a la figura de esta poderosa reina. Pero encuentro que una vez planteado el conflicto central, la película se estanca y no justifica sus dos horas de metraje.