Los largos cabellos de la muerte

Antes de morir en la hoguera acusada de brujería, una mujer lanza sobre sus verdugos una maldición que años después se materializará.
Uno de los títulos fundamentales del terror gótico italiano, deudor del clásico "La máscara del demonio", asimismo protagonizado por Barbara Steele. El cinéfilo reconocerá los elementos más característicos del subgénero, a saber: un castillo medieval, el azote de la peste, pasadizos secretos, criptas ocultas, intervenciones espectrales y una venganza de ultratumba. El autor, Antonio Margheriti, aparece acreditado como Anthony Dawson.



"A veces la muerte te devuelve a la vida."

Hubo un tiempo en que hasta Antonio Margheriti hacía buenas películas. A falta de ver El justiciero rojo, tanto Danza macabra como la que nos ocupa son dos estimulantes muestras del Italian Horror de los años 60, que hundía sus raíces en el terror gótico más tradicional y clásico, tipo El castillo de Otranto, con cierto poso de la Hammer. En Los largos cabellos de la muerte, recién estrenada en BluRay, ¡por fin!, una (supuesta) bruja lanza una maldición contra el noble que ha ordenado quemarla. Su hija se encargará de llevarla a cabo años después. Con lentos y majestuosos movimientos de cámara, cortesía de Riccardo Pallottini, una inteligente utilización del B&N, unos decorados sobrios pero eficaces, una hermosa banda sonora de Carlo Rustichelli (conviene fijarse en los seudónimos utilizados por actores y técnicos para que la película pasara por anglosajona; son de risa), y la presencia magnética de la lujuriosa Barbara Steele, reina del género que amamos, la película, si bien algo morosa en su discurrir, se ve con mucho agrado sin que los 52 años transcurridos desde su rodaje se noten en absoluto. Está filmada con regusto clásico, evitando zooms y todos esos tics que acabaron invadiendo con su mal gusto el cine de la época. Dejando aparte la sosería de Halina Zalewska y el look de fotonovela de George Ardisson, la intervención de dos secundarios como Umberto Raho y Laura Nucci, aporta solidez a la trama y a determinadas escenas, hasta llegar al grande finale que no desvelaremos aquí. Un film a tener en cuenta.

Un film nacido a rebufo del éxito de la magistral “La máscara del demonio” (1960) -no en vano comparten actriz protagonista y elementos argumentales-, pero que logra trascender su teórica condición de producto coyuntural mediante una factura cinematográfica de indudable solidez.
En efecto, se trata de un condensado de todos los ingredientes básicos del relato gótico (castillo lóbrego, pasadizos secretos, criptas umbrosas, apariciones espectrales, fanatismo religioso, quema de brujas, maldiciones de ultratumba... ) resuelto con tanto oficio como inspiración.
Una auténtica gozada para los amantes del fantástico clásico, que por su falta de pretensiones y esmero formal es capaz de redimir a los aficionados al horror “de qualité” (el Drácula de Coppola o el Frankenstein de Branagh en primer lugar)

Al igual que las hormigas con los dulces, los niños con los juguetes o los políticos con el dinero, yo siento una atracción irracional hacia las películas de brujería.

En esta caso nos encontramos ante una película con un principio muy potente, en el que sí se trata la brujería, y un buen final. El problema lo veo en el nudo, donde la trama se convierte en una sucesión de conspiraciones palaciegas, con tintes de ultratumba, cocinado a fuego lento, muy lento. Hay dos formas de vengarse: 1. rápido y en caliente, como lo suele hacer todo el mundo y 2. elaborando un largo y enrevesado plan, como Ulises en el final de 'La Odisea'. En este caso nuestras protagonistas optan por la segunda opción.

Por lo demás la película cumple sin más:

- No tiene actorazos. Tampoco es que lo hagan mal.

- La banda sonora tiene ese tono de terror de serie b que no acaba de cuadrarme con la época en la que nos sitúa la película.

- El vestuario no está mal, pero se nota que al acabar el rodaje tenían que devolver todos los trajes sin un rasguño.

- Los efectos especiales son los típicos de la época.

- Los escenarios y localizaciones me han parecido que estaban bien. Tampoco hay mucho más que habitaciones de palacio, catacumbas y exteriores, pero están bien.

En resumen, estamos ante un clásico de terror no muy terrorífico y una peli de brujas con poca brujería, pero es disfrutable.