Noche en la ciudad

La fuerza de “La noche y la ciudad” está en la interpretación de Robert de Niro. La composición del genial actor, de un abogado de poca monta, siempre metido en líos, es muy vistosa. Al final, Harry Fabian resulta ser un canalla entrañable. Sobreactuado o no, la velocidad con que lleva a cabo sus diálogos, con su peculiar estilo, está al alacance de pocos. De Niro es único.

Le acompaña Jessica Lange, una madura muy atractiva, con la que hay bastante feeling.
Sin tener ni idea de boxeo, Harry se mete a promotor, comprometiendo deudas con todo aquel que está tan loco para prestarle. La velada de boxeo supone un punto de inflexión, una redención con la que dejar atrás, al menos temporalmente, su complicada existencia, y de paso, cómo no, hacer negocio.

Técnicamente no es ningún prodigio, pero cumple su cometido. Es evidente que no aguanta la comparación de “Noche en la ciudad”, de Dassin, pero tampoco lo pretende. La puesta en escena, rápida y efectiva, está servicio de los personajes, sin adornos ni efectismos. El ritmo, en consonancia con el protagonista, no permite el aburrimiento, de manera que se hace entretenida. Algo blandita, con un poco más de músculo narrativo y vigor en su propuesta, podría haber logrado un resultado más apetecible.
En definitiva, estamos ante un cine sin grandes pretensiones, para el lucimiento de un Robert de Niro más que consolidado, que rinde un bonito a homenaje a Jules Dassin, hecha para y por el entretenimiento.

Expresamente dedicada a Jules Dassin, es un "remake" de la célebre obra del francés. Narra la historia de un abogado que se mete en el mundo de la promoción de combates de boxeo y con ello mete también las narices en un terreno algo peligroso.
La película no está mal, tiene suficiente viveza y desgrana un tono verborreico marcado en el personaje de Robert De Niro, al que se contrapone bien la belleza elegante y siempre seductora de Jessica Lange. La oscura fotografía es otro elemento interesante.

De Niro se disfraza esta vez de abogado, Harry Fabian. Su vida deambula entre casos insignificantes y noches de bar en la ciudad de Nueva York. Es un perdedor, un superviviente. Serás aún más consciente de ello cuando intente desplumar al mafioso de turno del barrio, ‘Boom, Boom’ Grossman, y no lo consiga. Intentará, pues, dar un giro a su vida.

Decidirá hacerse promotor de boxa. Luchará por organizar un combate de boxeo sin apenas recursos. Se alineará con otro séquito de perdedores, entre ellos una gran Jessica Lange, para tratar de materializar su idea. La lucha desesperada por conseguir el dinero necesario para montar el tinglado le llevará a enfrentarse nuevamente con ‘Boom, Boom’ (promotor, a su vez, de boxeo en la misma zona) y Phil, el esposo de la mujer (Jessica Lange) con la que Harry Fabian mantiene un idilio, y, también, su mayor prestamista en este negocio.

La verdad es que no tenía intención de ver esta película, pero por casualidades de la vida me encontré con ella y al ver quienes eran sus protagonistas decidí verla.
Ahora que la he terminado debo decir que el film me ha resultado totalmente decepcionante y, la verdad es que hay pocas cosas en las que atraiga.
Sí que es cierto que empieza bien, y uno intuye que va a ver un film bueno de los 90 con los que disfrutará en prácticamente todo. Pero apenas pasan 20 minutos uno empieza a intuir que todo lo que ha pensado es solo producto de la imaginación; ya que la historia se empieza a desviar hacia unas direcciones que sinceramente tienen poco interés y que no funcionan.
El guión es aburrido y no engancha. Uno observa al personaje protagonista que es un abogado de poca monta que por diversas circunstancias decide meterse a promotor de boxeo; sin tener ni idea. Mientras; tiene una relación con la mujer del dueño del bar al que va todos los días.
Toda esta trama está desarrollada de una forma tan poco interesante que no consigue enganchar a nadie que la vea; y lo único que produce es somnolencia y obsesión para mirar el reloj y calcular cuanto tiempo le queda para que acabe.
La dirección de Irwin Winkler es bastante mala. Y tengo que decir que empieza muy bien con algunas escenas muy buenas, pero no sé muy bien que pasa que al director se le va la cabeza y todo se pierde en un camino que no consigue convencer. A ello debo añadir que no he visto ninguna película en la que se vea más veces el micrófono apareciendo por el plano superior. Increíble la cantidad de escenas en las que aparece, y sinceramente me parece un fallo garrafal. Ya que se te puede colar en alguna escena; ¿pero en tantas?
Los actores son los únicos que funcionan en esta película, pero claro con semejante reparto no se espera menos. Robert De Niro, Jessica Lange y Eli Wallach realizan un trabajo realmente soberbio. Todos ellos regalan unas interpretaciones que se encuentran a la altura de lo que nos tienen acostumbrados. Pero claro, dicha calidad no acompaña al resto de la película.
En fin, "La noche y la ciudad" es una película de la década de los 90 que está cayendo en calidad y el paso de los años irá haciendo que vaya cayendo mucho más. Un guión flojo y una dirección aun más floja hacen que esta película cuente con una calidad muy baja. Además, tengo que añadir que la calidad de la imagen con la que está rodada es horrible para la época; ya que parece mucho más antigua.

De Niro interpreta a un constante bocazas al que todo le sale mal y que vive de rentas. El argumento no está mal, pero el final es muy previsible y en conjunto deja bastante que desear. De Niro, como siempre, le da su toque personal a la película. Si el protagonista fuese otro opino que no mostraría ningún interés. Aun así entretiene. Buena interpretación de Jessica Lange.