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Si yo tuviera un millón

Comedia. Drama Un millonario que está a punto de morir decide repartir su fortuna entre desconocidos cuyos nombres saca de la guía telefónica. Los afortunados emplean el dinero de diferentes formas: el oficinista plantará cara a su jefe, la prostituta intentará cambiar su vida... Un filme compuesto por episodios en el que la Paramount empleó a sus mejores directores, como James Cruze, H. Bruce Humberstone, Ernst Lubitsch, Norman Z. McLeod, Lothar ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2007
29 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las películas más encantadoras que he visto a lo largo de mi tiempo. Recuerdo que las dos veces que la vi de niño fue en la pequeña pantaña, gracias a Televisión Española (TVE), y me hicieron primero soñar y luego esperar decididamente que algo así ocurriría en mi vida. Porque si resulta grato recibir inesperadamente un dineral o fortuna con el cual cambiar muchas circunstancias que nos limitan, más cierto es aún que si uno tiene (de lo que sea) y en lugar de dejar que se pudra, te lo roben o lo derrochen los familiares una vez nos hayan enterrado, se dedica a compartirlo o darlo, este dinamismo lo convierte en verdaderamente hijo del universo y de la satisfacción enorme. ¡Qué maravilla, que gratificante es DAR a los demás!, dar para que otros puedan ser en algún grado más felices o al menos para que nos guarden agradecimiento y consideración, virtudes que normalmente no tienen los que sueñan heredarnos; muchas veces un extraño es más amable y agradecido que un familiar propio deseoso de enterrarnos para gastarse lo que es nuestro.

Por lo tanto, esta película es un compendio de filosofía de la vida, de sentido práctico y natural conforme al mismo cosmos o universo donde todo lo que se da sin vender repercute en bien del que recibe y sobre todo en mayor felicidad y multiplicada bienaventuranza para el donante.

DAR GENERA RECIBIR, porque el universo no es una entidad estática sino dinámica, fluye continuamente. Igual que las moléculas de aire se precipitan a rellenar algo que se ha quedado vacío, así mismo el universo acude a rellenar o reponer con creces lo que se vacía para dar.

Esta es una preciosa película humanista, propagandista del valor de DAR. También es una antítesis de la inmoralidad en que se fundamentan las entidades bancarias, financieras y toda esa clase de logreros hasta la médula, cuya sentido principal en la vida es la roñería, el acumular sin miramientos éticos, el ansia por acaparar endureciendo el corazón, tan viciosos de su propio vicio —véase por ejemplo las multinacional VODAFONE ó TELEFÓNICA— que nos cobran comisiones hasta por cosas tan simples como preguntarles cuánto nos queda de saldo en su poder. Esta película es una magistral bofetada en la jeta de todos esos gestores que conforman la gran gentuza de negociantes usureros, pobres diablos que nunca sabrán que LO ÚNICO QUE SE LLEVA UNO DE ESTE MUNDO CUANDO SE VA DE ÉL ES LO QUE HA DADO A LOS DEMÁS, necios que van de triunfadores y ni saben ni comprenden esta verdad esencial del universo: que TODO LO QUE SE REGALA JAMÁS SE PIERDE.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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1 de marzo de 2007
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de episodios del cine sonoro. Fue realizada por James Cruze, H. Bruce Humberstone, Ernst Lubitsch, Norman Z. McLeod, Lothar Mendes, Stephen Roberts, William A. Seiter y Norman Taurog. Se basa en la novela "Windfall" (1931), de Robert Hardy Andrews. Se rodó en exteriores de NY, en un acuartelamiento de la Marina y en los Paramount Studios. El productor fue Louis D. Lighton. Se estrenó el 2-XII-1932 (EEUU).

La acción tiene lugar en NY en la primavera de 1932. El film consta de un prólogo, un epílogo y 8 episodios, que muestran las diferentes reacciones de personajes diversos ante la llegada inesperada de la suerte en forma de cheques de 1 M dólares. "La tienda china", escrita por Joseph L. Mankiewicz y otros, explica la reacción de un dependiente, Henry Peabody (Charles Ruggles), dominado por la esposa (Mary Boland), obsesionado por las roturas frecuentes de cristal y procelana que provoca pese a extremar la atención. "Violet Smith", adaptada por Mankiewicz, narra cómo reacciona una prostituta (Wyne Gibson), con pocos planos y una espléndida secuencia final sin palabras. "El falsificador", con guión de Oliver H.P. Garrett, expone el drama del ladrón Eddie Jackson (George Raft) que no puede convertir el cheque en efectivo. "El choque de coches", protagonizado por un matrimonio de antiguos actores de voudevil, Emily La Rue (Alison Skipworth) y Rollo (W.C. Fields), relata su reacción alocada y caprichosa. "La celda de la muerte" está protagonizada por John Wallace (Gene Raymond), condenado a muerte. "El oficinista", realizada por Lubitsch, explica la reacción flemática de un modesto oficinista, Phineas Lambert (Charles Laughton). "Los tres marinos", escrito por Mankiewicz y otros, relata el comportamiento del sargento Stefan Gallagher (Gary Cooper), que se cree víctima de una inocentada propia del día (1 de abril). "La abuela", con guión de Whitney Bolton y otros, explica la administración que hace del millón Mary Walker (May Robson), interna en una residencia de ancianos.

La cinta hilvana los episodios con la figura del millonario enfermo, John Glidden (Richard Bennett), que aparece en todos como agente de la suerte. A los agraciados ésta les sirve para remediar males, cometer locuras, aumentar la desesperación, reorientar la vida, liberar represiones contenidas, urdir venganzas o constatar el error de haberla dejado pasar. La comicidad, presente en todas las viñetas, combina humor negro, trágico, patético, sentimental, natural, entrañable y absurdo. Se critica la hipocresía, la vanidad y la codicia. Se exalta la inocencia de los niños y de los ancianos.

La música original es de John Leipold y Bernhard Kaun selecciona la añadida. El score incluye valses, melodías ligeras y tonos amables. La fotografía hace uso de recursos que se harían clásicos, como la cámara subjetiva, escenas fuera de campo, vertiginosas carreras de coches. El guión enardece la fantasía el espectador en un momento oportuno (inicio de la Depresión).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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28 de febrero de 2007
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie de cortometrajes unidos por un nexo común, en éstos casos siempre hay una clara descompensación pues es difícil que todos gusten por igual al espectador o que sean todos de un nivel medio-alto.
Además con ésta película ocurre algo que me ha despistado particularmente y es el hecho de que no hay una duración estándar para los episodios y algunos son muy cortos y otros se extienden bastante con lo cual la descompensación entre historias se acentúa.
Para mi gusto el peor es el de la mujer de vida alegre y el mejor (de lejos) y una de las razones para ver ésta película es la última historia sobre el asilo llena de emoción, con verdades como puños... sin lugar a dudas una historia que vista de forma independiente sería una gran cortometraje.
lovekraft
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4 de febrero de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta consta de un prólogo, ocho episodios, y un epílogo. Así que como tienen distintos directores, guionistas y actores; las valoraré por separado.

• Prólogo: Un archimillonario que está a punto de espicharla, vista la troupe de parentela ávida como buitre, decide regalar millones al tuntún. Tiene su gracia el personaje. ---> 6

• "La tienda china": Empleaducho patoso de una tienda de porcelana y su insoportable mujer. La venganza del don nadie, pero castrada. ---> 5

• "Violet Smith": Una puta de bajos fondos. Buen y sutil final ---> 7

• "El falsificador": Pues eso, la paradoja de que a alguien así le regalen un cheque. Desaprovechada. ---> 4

• "El choque de coches": Artistas de varietés venidos a menos, con afición a los autochoques para adultos. Atención a la variedad de piropos cursis que suelta el marido. Sin duda David Cronenberg se inspiró en ellos para hacer "Crash". ---> 7

• "La celda de la muerte": El reo a muerte que tiene lo que siempre soñó. Podía haber dado más de sí. ---> 4

• "El oficinista": El gran Laughton haciendo del título y Lubitsch tras él. Cortísima, previsible, pero nunca mejor contado, y con su famoso "toque". ¿Qué más se puede pedir? ---> 10

• "Los tres marinos": Gary Cooper haciendo de marine juerguista. No está mal. ---> 6

• "La abuela": Sueños gerontocráticos. Combina una prometedora historia, algún buen momento y demasiado azúcar. ---> 6

• Epílogo: Algo decepcionante. ---> 4
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gilbert
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11 de mayo de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta cuanto menos curioso que esta película se estrenase en plena “Depresión” para “responder a la necesidad de evasión del público americano”. Vamos, esto es algo así como ponerle delante grandes manjares a quien no tiene apenas nada que llevarse a la boca. Pero en fin, también es admisible otro punto de vista y como encontramos en nuestro refranero, Al mal tiempo buena cara.

Y buena cara es la que se nos queda después de ver estas 8 historias. Las hay para todos los gustos, cortas y largas, tristes y alegres, pero todas tienen en común su moraleja. Y como sobre gustos no hay nada escrito, pues cada cual puede escoger la que mejor se acomode a su forma y a su modo. Y pueden quedarse con una, con dos ó con todas si les place.

Es complicada la elección, debo reconocerlo, pero creo que me quedaré con el falsificador, la pareja destrozacoches y como “number one” el asilo de ancianitas.
En cuanto a la historia del oficinista, aún siendo de Lubitsch (uno de mis directores preferidos), me resultó demasiado predecible, aunque tiene su gracia.

Las películas integradas por historias conexas de algún modo suelen incurrir en el defecto de tener niveles de interés bastante dispares. Por ello el tono de atención general suele ser bastante irregular con “picos” altos y bajos muy extremos. En “Si yo tuviera un millón” el interés medio es muy alto. Tal vez sea debido a que las historias en ningún momento se hacen largas ni pesadas. Y sobre todo a la calidad contrastada de las plumas y batutas de quienes las escribieron y dirigieron.
FATHER CAPRIO
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