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Una historia de amor y oscuridad

Drama Adaptación de las memorias de Amos Oz, escritor que abogó por una solución entre los dos estados del eterno conflicto entre Israel y Palestina. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
17 de enero de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy promisorio y esforzado debut en la dirección de Natalie Portman. Escarbando en sus raíces israelíes, aquella niñita que nos deslumbró como Mathilda en los ’90 ahora se anima a dirigir y protagonizar un drama sobre una temática difícil y conflictiva, pero así y todo se las ingenia para no caer en los barbarismos panfletarios.
Adaptando la novela del escritor Amos Oz, Portman desanda una dualidad, la que protagoniza desde lo individual del personaje central y la de una comunidad desplazada y conquistada a lo largo de la humanidad. Es muy interesante como la debutante directora toma posición a favor de sus orígenes judíos y los reclamos de una población sin tierra, pero lo hace sin demonizar a los rivales y hasta se permite una reflexión para la convivencia.
La historia se mete en la vida del pequeño Amos (Amir Tessler), un jovencito que convive tras la Segunda Guerra Mundial con sus padres Fania (Natalie Portman) y Arieh (Gilad Kahana).
A pesar del calvario del exterminio nazi y la propia confrontación bélica, ellos sobreviven en una Jerusalén convulsionada en el camino hacia la creación del Estado de Israel.
Para los tres la vida no es sencilla, el padre quiere ser escritor pero sus libros no se venden en las librerías. La madre ocupa casi todo su amor en el cuidado familiar, con el centro puesto en el pequeño Amos, a quien lo impulsa en su sensibilidad y creatividad, aunque las frustraciones personales la hundirán en una atroz depresión.
Por tratarse de una ópera prima creada por una actriz de la que no teníamos noticias de sus cualidades para la dirección, la propuesta de Natalie Portman es interesante, obviamente con varias debilidades y cuestiones narrativas por pulir; pero a pesar de sus tropiezos tiene indicios de creaciones ingeniosas e inclusive incorpora manejos de cámara y una fotografía lograda. La aparición de Portman en la dirección resulta una grata sorpresa y ojalá siga profundizando en este camino profundo, intenso y comprometido.

Calificación Fanaseriecine: 6 sobre 10
fanaseriecine
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11 de junio de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tiene suficiente profundidad o emoción como para verla 2 veces
Parece una biografia de la madre antes que una autobiografia del escritor de la novela (encarnado en el niño).
El niño casi no habla en la pelicula. Es mas notorio las veces que sonrie (con su destacable sonrisa) que las veces que dice algo.
Algunas cosas que dicen son interesantes (particularmente lo que hace referencia a la Gematría, de la etimología de las palabras en hebreo, que concuerda con lo que dicen los sabios cabalistas judíos fue lo que mas me interesó).
También lo que dice al principio mismo que: "Israel es como una viuda negra que devora a todos sus amantes" (es destruida y reconstruida casi infinitamente parece a través de los tiempos).
Aunque no suena nada optimista lo que dice sobre los sueños: parece querer derrumbar el mito de que "Israel es la tierra de leche y miel".
Hay que considerar que los sueños de muchos judíos se cumplieron en el Estado de Israel, como la de Eliezer Ben Yehuda, que soñó la resurrección del hebreo de lengua muerta a lengua hablada nuevamente y su sueño se cumplió, y de mucha gente que convirtió ese lugar desolado en un país próspero que hoy dia está en mejores condiciones económicas y de vida de muchos países europeos.
cainaffinity
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2 de julio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut tras la cámara de Natalie Portman, que firma también el guion (una adaptación de las memorias del escritor israelí Amos Oz) y se reserva además un papel secundario. Ambición no le falta y quizá sea esa mezcla de ambición y de pasión de debutante lo que mantiene la película lo suficientemente a flote como para termina de verla mientras hace penosamente aguas a todos los niveles.

Por ir directamente al grano, el gran problema es de guion, un guion que deja serias dudas de que la vida del tal Amos Oz sea suficientemente relevante (interesante queda claro que no lo es) como para merecer ser llevada a la pantalla. Si hacemos caso a lo que nos cuentan en pantalla, Amos Oz es un niño triste en una familia con problemas, que vive una época complicada en un mundo difícil que sólo ofrece penurias. Centrándose en la parte más miserable de su existencia, el guion se olvida de introducir, aunque sea con calzador o con torpeza, algo que nos lleve a pensar que tanta tristeza tiene un fin. Hay que hacer un gran esfuerzo personal (ya digo que la película no invita a ello) para buscar ‘Amos Oz’ en la wikipedia y confirmar ahí que sí, que el personaje pasó página de tanto drama y llegó a hacer grandes cosas con su vida. Grandes cosas que un escritor más avispado que Portman hubiese encontrado la forma de poner en valor.

Con esa premisa, “Una historia de amor y oscuridad” no podía ser otra cosa que un soberano peñazo. Y el hecho de ser la ópera prima de una actriz, donde tradicionalmente se evita correr riesgos y meter la pata, no contribuye a favorecer el entretenimiento. Portman acierta al elegir o dejarse aconsejar en todo el tema de fotografía, encuadres y organización de la producción, pero no hay improvisaciones, golpes de genio o cambios de ritmo que añadan algo de sabor a una historia hueca que mantiene un perfil constante y bajo desde el principio hasta el fin, ateniéndose estrictamente a lo que diga un guion poco considerado con el espectador. Lo único destacable es la ambientación del Israel inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, un factor relevante en docudramas, pero absolutamente secundario en un largometraje. Lo errático de ese guion pensado por y para el drama diluyen el desempeño de la Portman actriz, a la que cuesta entender y comprender más allá de que está claro de que la señora sufre por dentro y lleva una gran pena a cuestas.

Mucho dolor y mucho tedio en una obra en la que Portman demuestra capacidad para contar cosas en pantalla, pero que ni tiene claro lo que quiere contar ni sabe sacarle partido.
OsitoF
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29 de diciembre de 2016
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Natalie portman se mete en una talla de zapatos dos números más grandes y el resultado es una irregular película, una historia desaprovecha, y un mensaje, el del gran escritor israelí, Amoz Oz, totalmente desvirtuado.
Amos abogaba por dos estados, el palestino y el judío, conviviendo juntos en paz, pero ese mensaje está muy diluido por la adaptación que ha escrito Portman, una activista sionista que lleva años dando la brasa a favor de Netanyahu y los halcones de Israel.

Como actriz, la tengo en cierta estima, pero desde "Cisne negro" ha elegido papeles poco exigentes, y nada ha cambiado. Aquí se pasa la hora y media poniendo la misma cara de enorme y profunda tristeza, eso acaba hartando al espectador. Además, para ser las memorias de Amos Oz, ella le roba protagonismo, porque muchas veces es ella el eje de la historia.

Como directora, tampoco me convence. El lenguaje poético de Amos está ahí, pero las imágenes que acompañan ese lenguaje no son bellas, y eso dota a la película de un aire pretencioso que nunca logra quitarse.

a Natalie Portman, le acaba pasando lo que ha Angelina Jolie, un quiero y no puedo. Entiendo que un actor intente dar el salto a director, pero pocos lo han hecho con éxito. Al menos espero que no le ocurra como a la Jolie, y lo acepte con esta su ópera prima.
Rufus T Firefly
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24 de junio de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decidí ver está película movido por un prejuicio “ascendente”: ¿no será demasiada pretensión para una estrella de Hollywood? Me equivoqué -como suele ocurrir cuando nos guían los prejuicios- el film es maravilloso, bellamente dramático, al punto de lograr ser dramáticamente alegre, tiene la textura de la prosa de Amos Oz (la que descubrí gracias a esta película).
Lo que la hace más recomendable es su perspectiva. Por un lado refleja el bello drama de los pioneros de Israel, drama no provocado por el fracaso de su proyecto, sino por la imposibilidad de desarrollar su esencia en su éxito. Pero el aspecto que más valoro es que, aunque está parada claramente en un punto de mirada judío, el Otro vive a su par, está fuertemente humanizado, es un igual, y del modo más crudo posible, como determinados por la misma angustia, proveniente de la misma causa, que tiene detrás a los mismos “causantes”. En ese sentido se vuelve generosa con el Otro, en un lugar del mundo donde ese tipo de generosidad es no sólo cada vez menor, sino cada vez menos valorada.
Después de verla entré a la web a leer las críticas, creo que buscando que otros me proporcionen las palabras para mi deslumbramiento, no las encontré; aunque las críticas se promedian positivamente, están plagadas de relativizaciones. Algunas la comparan negativamente con el libro, no lo leí (los libros de Amos Oz en la Argentina son particularmente caros y comencé por los más baratos, Una Historia de Amor y Oscuridad es el más caro de todos); de todos modos, es muy difícil competir con la autobiografía de un escritor casi mítico como Oz.
El resto de las relativizaciones de los críticos las veo motivadas por el mismo prejuicio “ascendente” que me llevó a mi a ver la película. ¿Qué habrían escrito esos mismos críticos si los sentaban a ver el film diciéndoles que era de un ascendente director israelí o europeo? Probablemente se hubieran deshecho en los grandilocuentes elogios que suelen regalar a los ignotos y desconocidos.
Alejandro
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