Nuevo mundo

Nos encontramos ante una cinta llena de fuerza visual, de magia, de miradas, de sueños, de olores, donde la acción no es otra que la que mueven los sentimientos. Un tratamiento muy particular nos transmite con gran acierto y profundidad el drama interior de los que se ven abocados a abandonar la tierra que les vio nacer. Una fotografía cuidadísima con perspectivas inusuales nos deja fotogramas para el recuerdo. Con un ritmo pausado, una banda sonora más que notable y una dirección de actores tan meritoria como el propio casting nos llega esta propuesta digna de consideración para todos aquellos que quieran penetrar en el sentir a través de un lenguaje muy personal.

Emanuele Crialese retrata la inmigración vista desde una perspectiva interesante ya que conviene recordar a un país que quiere cerrar fronteras lo que hacía hace un siglo. Una nación que, como muchas, era una patria donde se emigraba por un motivo obvio: había oportunidades que no existían en su país de origen.

No tiene nada que ver aparentemente con una de las obra de culto y por lo tan controvertidas del nuevo siglo, “El Nuevo Mundo” de Terrence Malick, aunque tienen pasajes comunes y aspectos antagónicos. Malik aportaba realismo a través de la fotografía con luz natural mientras Emanuele Crialese, pese a ese inicio tan metafóricamente obvio con la tierra, incluye elementos fantásticos y surrealistas, como esas hortalizas gigantes que representan la publicidad que recibían los italianos de ese otro mundo de sueños y oportunidades.

La historia retrata el viaje de dos hijos, su padre y la madre de éste en busca de ese nuevo mundo, de la tierra prometida. Puede recordar a “América, América” de Elia Kazan aunque el director de “Respiro” dota a los personajes de cierto contenido metafórico: Lucy representa esa esperanza del nuevo mundo como los momentos oníricos que confluyen con la aplastante realidad, que hace pensar en después de lo que tuvieron que pasar, ¿cómo podrían adaptarse esos hombres que parecen sacados de las cavernas, de otra época, en una era industrial?

El título original era “The Golden Door”. Puerta que sólo se puede abrir para unos pocos. Para personajes que finalmente dejan de nadar en la nada.

interesante película italiana sobre la emigración desde la Italia más pobre y profunda hasta el “Nuovo mondo”, a principios del siglo XX.

Tiene un tono tremendamente realista que a veces se quiebra intencionadamente con ensoñaciones de los personajes (que en su inocencia sueñan con hallar un mundo de abundancia exagerada al otro lado del océano).

Es algo lenta y aburridilla al principio, pero a la media hora engancha hasta el final.
La parte central refleja muy bien el hacinamiento y la incomodidad que suponía hacer una larga travesía en barco en aquella época y en aquellas condiciones de pobreza.
El último acto también está muy conseguido: en él se produce el desencanto de no encontrar aquello con lo que se soñaba, y resultan llamativas las escenas donde los pobres italianos eran sometidos a toda clase de reconocimientos médicos y tests psico-técnicos para calibrar si eran aptos para ingresar en el “nuevo mundo”, o si por el contrario debían ser desechados.

Buena actuación de mi querida Charlotte Gainsbourg (que pone la nota de marciana exquisitez en esa odisea tan poco glamurosa), y absolutamente genial la interpretación del para mí desconocido Vicenzo Amato como iletrado campesino de lo más noble.

En todo momento Nuevo Mundo transmite sentimientos creíbles, sus personajes no pierden nunca su identidad, expresan emociones conocidas y sueños increíblemente comprensibles.
Lo fantástico es el surrealismo con el que Crialese cuenta esta centenaria historia tan dolorosa y actual.
Magistral es la sensibilidad con el que nos engancha dos horas a la pantalla escuchando un complicadísimo idioma siciliano.
Genial es la delicadeza con la que nos acerca al dolor, a la sorpresa y al desconcierto de quienes hoy mismo se están subiendo a una patera.

No esperen una película entretenida. Es lenta, por momentos detallista hasta la exasperación. No tiene una gran historia para contar en un sentido clásico: introducción-nudo-desenlace, pero está muy bien actuada y muestra la inmigración de aquellos años desde una perspectiva para mí novedosa, casi como un documental. Pero matiza cada tanto con escenas surrealistas que algunos agradecerán y a otros les resultarán traídas de los pelos. Tiene un par de escenas muy buenas: la partida del barco, los "test de inteligencia". Un experimento interesante.