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La muerte de un presidente

Western Tejas 1880. Cuando todavía están abiertas las heridas de la guerra civil, la defensa de la igualdad de derechos entre blancos y negros por parte del presidente James Garfield, crea un gran malestar, especialmente entre los poderosos. William Willer, un soldado que luchó a las órdenes de Garfield, impide un atentado contra el tren presidencial. Finalmente, Garfield es asesinado en Dallas y un inocente es acusado del crimen. Willer se ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irregular spaghetti western, pero con una interesante dirección de Tonino Valerii, buen juego de luces en los interiores y algunas escenas memorables, y una gran banda sonora, obra de Luis Bacalov.
Aparición casi testimonial del actor español Fernando Rey, que aporta un gran carisma en todas sus escenas.

Por lo general, puede parecer un poco tediosa y pesada, sobre todo al principio, donde hay incluso más escenas en despachos que acción en las calles.

El argumento en general creo que no aprovecha del todo el conflicto negro, se podría haber trabajado muchísimo más, y se queda demasiado en la superficie, sin dar un protagonismo excesivo a esos personajes.
PulsaelbotónF5
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21 de noviembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea y planteamiento de la cinta es desde luego original. Muy original. Está basada en el asesinato del 20º presidente de los EEUU James A. Garfield, que se compara con el del 35º, John Fitgerald Kennedy, ocurrido 82 años más tarde. Vamos con ambos magnicidios.
Garfield fue elegido presidente tras numerosas votaciones en el seno del partido republicano, como una suerte de compromiso final al no ponerse de acuerdo los grandes favoritos. Con sospechas de corruptelas en anteriores cargos políticos, sus escasos apoyos se redujeron cuando adoptó una línea conciliadora con sus adversarios políticos y se negó a conceder algunas prebendas a quienes lo habían apoyado. Uno de los damnificados le disparó dos tiros en la estación de ferrocarril de Washington el 2 de julio de 1881. Lo que al principio parecían heridas no demasiado graves, la búsqueda de una de las balas las transformó en un foco infeccioso que se fue agravando hasta causarle la muerte 70 días después. Fue sucedido por su vicepresidente Chester A. Arthur. A ambos los veremos en la cinta.
Con el objeto de establecer un paralelismo entre el atentado a Garfield con el de Kennedy, en la película se traslada aquél a la ciudad texana de Dallas cuando, en un coche descubierto tirado por caballos y acompañado por su esposa, recibe dos impactos de bala en la cabeza que en pocos minutos le causan la muerte.
Comienzan entonces las pesquisas para conocer los autores del atentado. El espectador sabe que se trata de dos francotiradores y que hay un tercero inocente al que se quiere culpar, "Es un negro. Primero lo ahorcarán y luego mirarán si es culpable". Conoce también el complot que se ha organizado donde nadie, ni siquiera el propio entorno presidencial, está libre de sospechas. Los mismos directores de la investigación son conscientes del riesgo que corre la nación de sufrir una nueva guerra civil como algunos sectores desean.
Del mayor interés resultan los testimonios de los médicos que atienden a Garfield tras el atentado. El Dr. Strells de la ciudad informa de dos heridas graves de bala en la garganta. El Dr. Huntter que acude urgentemente desde el Hospital y que al principio había ratificado el testimonio de su colega, más tarde oficialmente estimará que los proyectiles entraron por la base del cráneo. Dos opiniones completamente dispares, que reproducen aquí el debate balístico sobre el lugar real desde donde se hicieron los disparos que acabaron con la vida de Kennedy, que constituyen la base de las sospechas sobre los auténticos inductores del crimen.
Interesante asimismo es la figura del Dr. Strells que, entre bala y bala que saca del cuerpo de sus pacientes, proclama: "Cuando opero la mano está segura, pero luego mira como tiembla", "Me he pasado la vida extrayendo balas y curando huesos rotos, pero me he alegrado con el whisky".
Fuera de la originalidad del planteamiento, el resto de la obra es bastante vulgar. Interpretaciones que dejan mucho que desear, deficiente análisis de los personajes, ritmo con altibajos y ambientación que no pasa de discreta.
Aun con todo, la comparación entre los magnicidios nos ofrece una perspectiva interesante sobre lo que verdaderamente ocurrió en Dallas aquel 22 de noviembre de 1963.
Lafuente Estefanía
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28 de abril de 2024
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Buen Spaghetti/Paella Western lleno de furia, acción, tiroteos, e interesante guión del habitual Ernesto Gastaldi. Este inteligente y exitoso Spaghetti Western que tiene una deuda considerable con Leone (está realizado por su discípulo Tonino Valerii) trata sobre un ex soldado de la Unión llamado William Willer (Giuliano Gemma) que descubre su padre (Antonio Casas) ha sido asesinado. Luego llega a Dallas a una visita ocasional el mismísimo presidente John Garfield (Van Johnson y esposa María Cuadra). El exsoldado descubre un plan para asesinar al presidente en Dallas, Texas en 1881, tramado por un poderoso grupo (elenco de estrellas español formado por Fernando Rey, Julio Peña, Ángel Del Pozo y José Suárez como vicepresidente). Mientras tanto, Willer se hace amigo de dos periodistas (Manuel Zarzo, Francisco Sanz) y actúa como protector de un humillado afroamericano (Rai Saunders). El pistolero se une a McDonald (Warren Vanders) contra la poderosa banda y luego Willer lleva a cabo una venganza personal contra los asesinos del padre.

La historia muestra personajes psicológicos profundos, tiroteos, acción típica del western, suspense político y resulta ser bastante entretenida. La cinta contiene particularidades típicas del Spaghetti, ya que está llena de furia, sadismo, baños de sangre y portentosos primeros planos de rostros incrustados en sudor. La película combina violencia, sangre, tensión, un alto número de muertos junto con hechos políticos y siendo rápida y suficientemente ágil. La cinta, un Spaghetti "político", es un reflejo muy abierto del asesinato de JFK en 1963. Cerca del comienzo de la película, se ve en una pared un cartel titulado "Se busca por traición". Incluye fotografías de frente y de lado, como "fotos policiales". En Dallas se publicó un cartel similar con una fotografía del presidente Kennedy antes de su asesinato. A su llegada a la estación de Dallas, la esposa del presidente recibe unas rosas rojas. Lo mismo le sucedió a Jackie Kennedy a su llegada a Love Field para la visita del presidente Kennedy a Dallas. Debieron haber sido amarillas, para conmemorar "La Rosa Amarilla de Texas", pero todas las rosas amarillas ya habían sido colocadas en el Trade Mart, donde JFK debía hablar, y solo estaban disponibles las rojas. Tonino Valeri dirigió esta película fascinante, aunque defectuosa, que obviamente es una alegoría del asesinato de Kennedy. Pese algunas grietas el film aun así es decente y presenta una interpretación interesante (que la muerte de Kennedy fue el resultado de un golpe de estado) que muchos estadounidenses no podían aceptar en ese momento. El asesinato de Oswald se repite aquí mientras el negro acusado es conducido a juicio. Giuliano Gemma es muy bueno interpretando un desafortunado soldado de la Unión que convencido de que su amigo afroamericano está acusado injustamente del asesinato, pretende descubrir la verdad; así el arrasa la pantalla, robando el espectáculo como pistolero mientras busca una venganza personal, además investiga los hechos sobre un magnicidio y eventualmente se toma la justicia por su propia mano. Benito Stefanelli (habitual maestro de armas) en el papel de un sheriff cruel y terriblemente malo está fantástico, posteriormente desempeñaría roles similares en otros Spaghettis. Como secundarios aparecen los habituales actores españoles José Calvo (Silvanito en 'Por un puñado de dólares'), Ángel Álvarez (Django), Antonio Casas (El bueno, el feo y el malo), Fernando Rey (El regreso de los siete magníficos), José Suarez, Francisco Sanz, José Canalejas, Frank Braña, Manuel Zarzo, Julio Peña, Lorenzo Robledo y actores italianos como Ricardo Pizzuti (común en las películas de Terence Hill y Spencer), entre otros.

Hay muchos técnicos excelentes y un excelente diseño de producción de Carlo Leva con un escenario magnífico lleno de exteriores áridos, paisajes agrestes bajo un radiante sol y una bonita escenografía rodada en Calahorra (Granada) y Tabernas (Almería), además interiores rodados en los estudios Elios (Roma), y correctamente fotografiados por Stelvio Massi. La cinta está llena de un atrapante sonido de Luis Enrique Bacalov, que compone una banda sonora vibrante al estilo Morricone y bien dirigida, el posteriormente ganó el Oscar por ¨El cartero y Pablo Neruda¨. La película está bien dirigida por Tonino Valerii, quién fue asistente de Sergio Leone. Valerii logró hacer un S.W. fluido, ingenioso, agradable y con muchos incidentes. La dirección de Tonino Valeri está bien elaborada, aquí es menos cínico y humorístico y más inclinado hacia la violencia y la acción con muchos asesinatos. Probó su experiencia en Western como Taste of Killing¨ con Craig Hill y George Martin, ¨The hired gun¨ ,¨El día de la ira¨ con Lee Van Cleef y ¨Mi nombre es ninguno¨ con Henry Fonda y Terence Hill. Calificación: 6.5/10. Un notable Spaghetti Western que agradará a los fans del genero,
miguelan
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19 de enero de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parte de una premisa seria e interesante, en la que un hombre se postula como candidato a la presidencia, cuando todavía están abiertas las heridas de la guerra civil, la defensa de la igualdad de derechos entre blancos y negros.

La película tiene un comienzo básico y torpe que peca de forzado, pero paulatinamente va ganando interés gracias a la trama de suspense y conspiración que desarrolla.

Pausado, atrevido, misterioso, irregular, magnético e inteligente spaghetti western, con un relato de intereses e intrigas personales con poderosas dosis de suspense y emoción.

La banda sonora de Luis Bacalov, junto con el cuidadoso empleo de la fotografía por parte de Stelvio Massi, sirven de envoltorio perfecto para la violencia y la sangre que se ocultaron en la guerra civil.

Por su temática, estilo visual y por la presencia de un habitual del Spaghetti western, como: Giuliano Gemma, me atrevo a decir que es uno de esos Spaghetti western, con las que Quentin Tarantino, disfrutó en su infancia.

La muerte de un presidente, tiene una especie de seguridad calmada y astuta, que le permite llevar al público por un camino frío y extraño, que llega a conquistar.
Jon
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23 de febrero de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
51/22(22/02/23) Curioso spaguetti western dirigido por Tonino Valerii, en su tercera película y su tercer film del oeste, alumno de Sergio Leone, se erige como uno de los adalides del sub género, aquí con guion de Massimo Patrizi (“La Bohème”) Ernesto Gastaldi (“Mi nombre es ninguno”), y del propio director, basado en una historia de Patrizi, que tiene valentía al hacer una extraña mezcla entre el verdadero magnicidio del vigésimo presidente estadounidense James A. Garfield (único miembro en activo de la Cámara de Representantes USA elegido para la presidencia) el 2 de julio de 1881, muriendo el 19 de septiembre tras dos meses de agonía (más por mala praxis quirúrgica que por las heridas de las dos balas que lo hirieron ningún órgano vital), esto se paralelaliza al reciente otro magnicidio presidencial norteamericano en la figura del acontecido en Dallas el 22 de noviembre de 1963, el trigésimo quinto POTUS con JFK (aunque el atentado contra Garfield fue en un tren en Washingtron DC, aquí se traslada el evento Dallas y los disparos son en la cabeza y le acontece sobre un carro descapotable junto a su esposa durante un desfile, como le sucede a JFK),desarrollando teorías muy en boga en ese tiempo sobre conspiraciones que involucraban al vicepresidente (aquí encarnado por el español José Suárez, haciendo como era Lyndon B. Johnson, de texano) y a poderes fácticos de poderosos en las sombras. Incluso escudriñando más se puede ser un exégeta y extraer paralelismos con la situación convulsa del momento en Italia. Dallas aquí es en realidad un escenario creado para “Hasta que llegó su hora” (1968) del gran Sergio Leone, en Tabernas-Almería-España, siendo muy precario en este sentido que la gran ciudad texana sea aquí un lugar pequeño y misero, cuando la urbe petrolera en 1881 ya era una metrópolis bulliciosa con calles pavimentadas, edificios de ladrillo de varios pisos, farolas y transporte público, algo que aquí brilla por su ausencia. El marco español da pie a tener muchos secundarios hispanos como Manuel Zarzo (único que parece tomarse medio en serio su labor, hace de activista periodista tullido, que al final destapa un sagaz gadget), María Cuadra (sin más que ser alter ego claro de Jackie Kennedy, copiando sus movimientos en el momento del atentado, hasta regala rosas rojas, al igual que la viuda de JFK), o el gran Fernando Rey (como el villano poderoso Pinkerton, en un actuación de cumplir trámite y a otra cosa), quien amenaza con hacer públicos unos documentos incriminatorios contra el Vicepresidente si no le sigue el juego.

Es una cinta que tras su intrépida premisa solo se haya un andamiaje liviano para encadenar secuencias de tiroteos y peleas, todo discurriendo con pretendida complejidad en los intereses de unos y otros un tanto difusos, pero en realidad está claro desde el inicio quienes son los Buenos y quienes los Malos, la pretendida ambigüedad es una entelequia inexistente aquí, que deja sin aparecer cualquier tipo de sutilidad o estudio de personajes, todos son clichés, actuados de modo rutinario, cumpliendo el trámite. Protagonizando la historia el reputado romano Giuliano Gemma (antiguo doble de escenas de acción), habitual del spaguetti western (17 hizo) como el héroe Bill Willer que intenta vengarse de los asesinos de su padre y al tiempo quiere evitar el (tosco) plan de asesinato contra el POTUS, aporta su gran agilidad, acrobacias, saltos, caídas, todo con espíritu vitalista, aunque en lo que ha expresividad de refiere es escaso (siendo benévolo), le quieren aportar un pasado profundo con su intrahistoria (vista en flash back), que expone la lucha fratricida en las Guerras Civiles entre familias partidas, pero esto no pasa de una nota a pie de página.

Tiene un comienzo definitorio del lugar y tiempo, primero sobre los créditos vemos un mapa sepia de Texas, ello adornado por la neurálgica música, cortamos a ver arder retratos de Lincoln, la bandera de barras y estrellas es escupida antes de lanzarla también a la lumbre, hay carteles con la cara del presidente (se supone, pues nunca lo nombran) Garfield (un idealista izquierdista en sus soflamas encarnado por Van Johnson), con el pie de texto "buscado por traición" pegados en las paredes de los edificios cercanos (famoso anuncio con la foto de Kennedy debajo de esas palabras que apareció en un periódico de Dallas la mañana del asesinato de JFK). Tras ello hay una tortura a un negro (lo vemos ensangrentado), Jack Donovan (alter ego notorio de Lee Harvey Oswald encarnado por Ray Saunders), en la comisaría local, donde el alguacil Jefferson (plano Benito Stefanelli), lo interroga por intervenir en contra del complot para asesinar el gobernador, la novia de Donovan, Annie (correctita Norma Jordan), intenta parar la violencia y la sacan a la fuerza de la oficina, la maltratan y arrojan al suelo de la calle. Con este ágil arranque tenemos el clima en contra de la presidencia de los yankis, en clara reflejo del odio sudista contra las autoridades de Washington DC, ello en la post guerra civil ganada por el norte. Y tenemos a una ‘hidra’ operando desde dentro de las autoridades contra el poder establecido, ello con un claro substrato racista.

La película tiene una primera parte en la que vemos los prolegómenos al atentado fatal, primero con varios asesinatos que lo preceden de modo un tanto difuso, hay una fuga de una celda ingeniosa, hay persecuciones a caballo, una balacera sobre un puente de ferrocarril. Tenemos el idealismo purista del POTUS, su valentía al no querer claudicar a las potenciales amenazas contra su persona, y hay un discurso bastante populista sobre su política donde hace algo tan (valga la redundancia) populista como proclamar que los ricos deben pagar más impuestos (y que se acabe el hambre, el cáncer y las guerras en el mundo! Puaj!),... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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