Barbies, qué niña no ha jugado alguna vez durante su infancia con alguna de ellas (sin olvidar a Ken), vistiéndolas, creando peinados, inventando mil y una historias, aunque incluso alguna de ellas acabaran calvas o pintarrajeadas de varios colores. El tan esperado live action de “Barbie“ en mi opinión ha recibido demasiado hype para lo que realmente ha sido.

Por un lado, me resulta interesante el concepto del mundo fantasía donde las Barbies viven en su colorido mundo rosa de plástico, bajan de sus casas “volando”, se duchan mágicamente sin agua, “comen” y “beben” falsamente todo ello haciendo referencia al acto de como cuando jugábamos a las Barbies de peques. Durante los primeros 10 minutos de la película he llegado a sentir algo de nostalgia viendo esas referencias, pero a medida que avanza el guion se va haciendo más y más aburrido, pesado y los chistes no hacen gracia, excepto en alguna cosa muy puntual. Algunas escenas dan cringe, otras las he visto muy sexualizadas y estereotipadas. La idea de conectar Barbieland con el mundo real es interesante, pero no acaban de conseguir que esa transición entre los dos mundos esté bien hecha y sea mágica o fantástica. 

Por otro lado, creo que está bastante politizada en cuanto a temas de ideología y feminismo un tanto radical, llegando a degradar al hombre, o a dar una mala imagen de ellos generalizando. Según mi punto de vista, tanto mujeres como hombres tenemos los mismos derechos, oportunidades y ninguno debería ser superior o inferior al otro. No voy a entrar en profundidad en este tema, pero sí, es cierto que la mujer no ha tenido un papel dominante a lo largo de la historia y los hombres han tenido más poder, y sí, hoy en día la mujer se ha empoderado, reivindicado, ha conseguido grandes avances en diversos aspectos lo cual es genial, y han surgido movimientos feministas etc. Pero al final todos somos seres humanos y compartimos por igual sentimientos, sueños, inseguridades, aspiraciones, acciones (buenas o malas) y muchas otras cosas más sin importar el género que sea. Considero que en la película se podrían haber abordado estos temas de otro modo, de una manera más equilibrada y representativa, lo cual habría transmitido un mensaje más inclusivo pudiendo dar una visión igualitaria entre ambos sexos, algo que definitivamente no refleja, al contrario, promueve una brecha o guerra entre ambos llegando incluso a usar la manipulación. 

En resumen, “Barbie” podía haber dado mucho de sí con todos los elementos que tenían, pero no han sabido aprovechar todo su potencial, incluso creativo. Al final termina siendo una película decepcionante y aburrida que intenta ser graciosa y no lo es, aunque en el fondo eso es algo que más o menos ya intuí tras ver el tráiler cuando salió y me la esperaba más a modo musical. Sobre a qué público va dirigida, diría que más para adolescentes o adultos y no tanto para niños pequeños que pueden no llegar a entender todavía ciertos conceptos.

En cuanto a la banda sonora, de entre canciones no muy buenas, una de las mejores casi no la usan en toda la película (What was I made for?, de Billie Eilish) y también se echa en falta como música principal la mítica “Barbie Girl” de Aqua, de la cual suena la versión de Nicki Minaj & Ice Spice durante los créditos.

Como punto a favor destaco la actuación Ryan Gosling, que dentro de lo que se puede y da el papel de Ken, hace un buen trabajo: He’s “Kenough”!

Poética, bella, con encanto único y una preciosa banda sonora, “El retrato de Jennie” es una historia romántica sobre un artista que al conocer a su inspiración o musa, logra crear una obra que, de entre todas las que tiene, ésta al fin logra tener alma y mantendrá vivo el recuerdo de Jennie para siempre, “El retrato de Jennie”.

Una historia sobre un pintor y Jennie, una aparición. Dos personas que se encuentran, dos líneas temporales paralelas que se unen en un punto, pasado, presente y futuro unidos en un instante. Todo envuelto en una bella estética en blanco y negro, en un ambiente de fantasía sobrenatural con una muy buena combinación entre realidad-ficción que invita a sumergirse en ese ambiente ensoñador, jugando con luces, sombras y brumas. 

Es una pelicula que también tiene una buena reflexión sobre el proceso creativo y la inspiración que es casi una dedicatoria a aquellos artistas que hacen su trabajo por amor al arte y que no se rinden ante la adversidad.

Una película que es arte en estado puro.

Charlie es un hombre que sufre de obesidad mórbida, es profesor de inglés que enseña virtualmente y siempre tiene la cámara apagada, su objetivo es que los alumnos escriban sus redacciones de la forma más sincera y honesta posible. Charlie, quien ha caído en un estado de autodestrucción y depresión, es consciente de que él mismo se ha puesto en esa situación e intenta volver a conectar con su hija Ellie a quien no ha visto durante ocho años. 

Las interpretaciones de los actores son muy buenas, destacan las actuaciones de Sadie Sink, Hong Chau y en especial de Brendan Fraser, logrando transmitir naturalidad y emociones fuertes. A demás la banda sonora encaja perfectamente con los planos y escenas, hace que te adentres más en la película. 

El film aborda temas como la soledad, la redención, la homosexualidad, el amor y la autodestrucción. Nos deja también reflexiones sobre la existencia y las relaciones humanas.  

Desoladora, desgarradora, conmovedora, real y honesta. Así es “The Whale”, La Ballena, dirigida por Darren Aronofsky quien consigue otra vez, de una forma tan intensa, emocionarme y hacer que acabe con los ojos llorosos la película, en especial con su final. Y es que tras haber visto esta obra a demás de “La fuente de la vida” hace que quiera ver más películas de este director. 

“Necesito saber que he hecho una cosa bien con mi vida”

La fuente de la vida, narra la historia de amor entre dos personas a través de tres escenarios entrelazados: 
El presente, donde Tom, un cirujano y científico, busca con desesperación la cura para la grave enfermedad que padece su esposa Izzi, para así evitar perder al amor de su vida. 
De forma simultánea ella ha escrito un libro que luego le pide a él que termine, “la fuente”, historia que comienza en la España el del siglo XVI, donde un conquistador intenta encontrar el árbol de la vida para salvar a su reina de una conspiración, representando un tiempo pasado o mundo imaginario. 
Y el futuro o plano espiritual donde Tom, un "astronauta", viaja en una esfera con el “Árbol de la Vida” para intentar salvar una estrella, Xibalba. Según la creencia maya, las estrellas también mueren y es entonces cuando estallan y su explosión genera vida, un renacer, algo que entiendo como una metáfora al ciclo de la vida. 

Muerte, vida, amor, creación, miedo y aceptación de la muerte y destino.
Esta obra nos presenta una interesante reflexión sobre la vida y la muerte como un acto de creación y renacimiento, acompañado de una poesía o maravilla visual y auditiva con su sencilla y envolvente banda sonora. Y es que tras verla por segunda vez ha sido inevitable volver a emocionarme. 

Y… ¿Qué pasaría si viviéramos eternamente y fuéramos inmortales? ¿Perdería el sentido la vida? ¿Seríamos menos humanos quizás?. Todos vivimos, amamos y morimos, y por más que duela y nos queme por dentro, siendo un sentimiento totalmente humano, la muerte es algo inevitable, dolorosa para quienes pierden a alguien, un sentimiento de paz para otros, pero al final algo que hace que todo fin tenga un nuevo comienzo. 

Ghost in the Shell es una película de animación futurista, un thriller cibernético que hipnotiza desde el principio y que descubrí por casualidad.  

A nivel visual atrapa desde el primer momento con su ambientación Cyberpunk, un escenario distópico en el que la tecnología y lo cibernético tiene mucha presencia, algo parecido a Blade Runner (1982). Se desarrolla en un mundo donde lo real y lo virtual se mezcla y los límites desaparecen. La animación está muy bien hecha, es detallada y tiene una paleta de colores que encaja perfectamente. Su estética en general me fascina.

A nivel auditivo la banda sonora es maravillosa, las melodías místicas y cantos folclóricos japoneses e instrumentos suaves de Kenji Kawai dan una sensación entre extraña y relajante que hacen adentrarte y transportarte aún más dentro de la película. La música se funde muy bien con la narrativa a medida que avanza.

En cuanto a argumento y guion, he de decir que me ha sorprendido mucho, es profundo, trata temas sobre el existencialismo por medio del racionamiento y tiene diálogos inteligentes. Por otro lado, cuestiona la abstracción del pensamiento y el concepto de la memoria a través de los recuerdos. Su filosofía es compleja, con muchas referencias y es que hasta su propio título da que pensar con su simbolismo, Ghost in the Shell: El espíritu en la concha. Hace referencia a los temas principales del nacimiento de Motoko como cyborg, la transformación interior, muerte y resurrección de la Mayor Motoko