Ghost in the Shell es una película de animación futurista, un thriller cibernético que hipnotiza desde el principio y que descubrí por casualidad.  

A nivel visual atrapa desde el primer momento con su ambientación Cyberpunk, un escenario distópico en el que la tecnología y lo cibernético tiene mucha presencia, algo parecido a Blade Runner (1982). Se desarrolla en un mundo donde lo real y lo virtual se mezcla y los límites desaparecen. La animación está muy bien hecha, es detallada y tiene una paleta de colores que encaja perfectamente. Su estética en general me fascina.

A nivel auditivo la banda sonora es maravillosa, las melodías místicas y cantos folclóricos japoneses e instrumentos suaves de Kenji Kawai dan una sensación entre extraña y relajante que hacen adentrarte y transportarte aún más dentro de la película. La música se funde muy bien con la narrativa a medida que avanza.

En cuanto a argumento y guion, he de decir que me ha sorprendido mucho, es profundo, trata temas sobre el existencialismo por medio del racionamiento y tiene diálogos inteligentes. Por otro lado, cuestiona la abstracción del pensamiento y el concepto de la memoria a través de los recuerdos. Su filosofía es compleja, con muchas referencias y es que hasta su propio título da que pensar con su simbolismo, Ghost in the Shell: El espíritu en la concha. Hace referencia a los temas principales del nacimiento de Motoko como cyborg, la transformación interior, muerte y resurrección de la Mayor Motoko