Si bien contiene un par de agujeros en el guión, especialmente en ciertos diálogos, 'El callejón' ha sido un grato descubrimiento. Contiene mucho suspense, es de esas cintas claustrofóbicas en las que no puedes parar de preguntarte qué pasará un segundo después, en qué esquina estará acechando el asesino o cómo culminará su faena. Ana de Armas ha demostrado su talento con más solvencia en otras producciones, pero no obstante es efectiva y solventa el papel.

Cuenta con dos virtudes muy marcadas. Por un lado, los continuos giros argumentales y el derroche creativo que supone tirar del hilo cuando tus únicos recursos son un par de actores (a veces, alguno más) y un callejón solitario y una sola noche como coordenadas espacio-temporales. Por otro, el giro fantástico que toma y que, al menos yo, no esperaba. Es de esas películas, en definitiva, que cumplen su cometido.

Un inicio prometedor que, sin embargo, pronto se desinfla al incurrir la trama en una serie de supuestos asesinatos sin orden ni concierto, ni siquiera dignos de justificación. Al comenzar, nos vemos inmersos en un cuasi-videoclip que bien podría pertenecer a Carly Rae Jepsen o Selena Gómez, pero rápidamente uno se da cuenta de que la trama está supeditada cruelmente al plano estético.

Las interpretaciones, más de lo mismo. Los personajes parecen pugnar por abandonar el encasillamiento pero está claro que la naturaleza de la historia se lo impide una y otra vez. Podría haber sido un slasher diferente, pero al final da la sensación de haber visto un remake de Scary Movie.

Esta serie ha ocupado el hueco que no han sabido ocupar las películas de terror actuales, atiborradas de clichés. Asylum es más que una serie, es una obra que combina perfectamente los mimbres del género de terror de los maestros (El exorcista, El resplandor, La semilla del Diablo o Frankenstein) con ese gusto por lo políticamente incorrecto que tanta falta hacía al género.

Los giros argumentales y los afilados y gélidos diálogos son ya marca de la casa, pero esta vez el equipo de Murphy se ha superado. Lo mismo ha pasado con la elección del escenario principal: el psiquiátrico es el personaje más potente de la temporada, al elevar el sentimiento de claustrofobia a la máxima expresión.

Visualmente anodina, pero original tanto por su planteamiento como por el ritmo a la hora de ir desvelando los porqués de la acción. Tiene un punto medio apabullante al que se llega sumido en una intriga incómoda en el mejor de los sentidos. Durante la primera mitad, la acción avanza bajo un halo de misterio que muy pocas veces se experimenta en las actuales películas del género.

Nueva entrega de las aventuras de una directora especial, tanto por su meditado e inteligente manejo de la cámara como por la propuesta temática de su cinta. Solo Sofia Coppola sabe exprimir con maestría todo el jugo de una simple noticia de magazine. Además de demostrar que puede sacar el mayor partido de un elenco de actores debutantes, vuelve a lo que mejor ha sabido hacer a nivel poético: hablar de la adolescencia, pero no en sentido general ni mucho menos con tintes moralistas, sino distanciándose y colocando el foco en la comprensión de las actitudes de este variopinto grupo de chavales.