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España España · ZARAGOZA
Críticas de jacstewart
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10
15 de septiembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente estamos ante una película que no te deja respirar. Es como si nosotros mismos estuviéramos en ese bote. Que fuéramos nosotros los que debemos enfrentarnos a una muerte más que probable. Y es que Richard Sale lleva a cabo la práctica de que: "el cine no parezca cine".

Todos los elementos estético-artísticos que suelen engalanar una película aquí no son relevantes en absoluto. La música desaparece a la par que los decorados. Todo es natural. Tal cual se vive, tal cual se cuenta. Esa es la gran virtud de "El mar no perdona": consigue inmiscuir al espector en una realidad, no en una ficción.

Sale muestra a las claras lo que podríamos denominar "cine puro". Sin adornos ni ornamentaciones que complementen a la trama, ya que esta se cuenta por sí sola. No obstante, que todo el peso del film recaiga en la historia que se narra no es nada sencillo y requiere una gran capacidad por parte de todos los involucrados.

En primer lugar, tenemos el escenario escogido. El mar. Únicamente el mar y un bote. No hay nada más, y con eso se tiene que armar toda la película. Y, al contrario que en otras producciones, en esta se consiguen unos resultados excelentes. El agua del océano se mueve de forma natural, y con igual naturalidad se zarandea levemente la cámara. Es una integración perfecta, gracias a la cual se transmite al público la misma sensación que están experimentando los personajes.

Precisamente, los personajes son otro punto esencial a la hora de lograr ese "cine puro". Y su importancia radica en que no son personajes: son personas. Un personaje se limita a aparecer cuando se le necesita en el desarrollo de la acción; sin embargo, aquí no ocurre eso. Aunque estén hablando solo dos personas, detrás de ellos están otros: mirando, sonriendo, penando..., ¡existiendo, en definitiva! No desaparecen cuando no tienen que decir ni hacer nada, sino que siguen ahí. Son personas reales que no pueden ser excluidas de la escena, porque precisamente son parte de ella. Eso es el "cine puro": poner una cámara y rodar lo que hay, sin importar si lo que aparece es parte necesaria de la narración.

Por último, la forma de filmar. La cámara no es nuestro ojo. La cámara somos nosotros, que también estamos abandonados en ese bote con 25 personas más. Por esa razón, no hay planos fijos ni adulterados para que se vea justamente lo que debemos ver. La cámara se mueve en un espacio estrecho, y para grabar a uno que está en el agua, no puede evitar sacar en la imagen también a otro que está en el bote y que mira para otro lado. No puede evitarlo. Eso hace excepcional el sentimiento de realidad que se transmite al espectador. Y al mismo tiempo, los planos resultantes son de una bellísima factura.

A pesar de ello, da la impresión de que todas las imágenes espectaculares que logra (que poseen una gran profundidad de campo) son fruto de la contingencia de haber tenido que filmar en un espacio tan reducido. Y cuando se consigue ese efecto es que estamos ante una verdadera obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jacstewart
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10
2 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy fan absoluto desde hace tiempo de Alfred Hitchcock, pero esta película me ha parecido de una calidad casi insuperable.
La manera de filmar y los planos que componen la película son una maravilla. Hitchcock sólo toma decisiones correctas. Otro valor que tiene la película es que empleando un tema tan explotado en el cine, el maestro inglés haya podido hacer algo tan distinto y tan sorprendente.
La utilización de actores principales de la talla de James Stewart - con su gracias y saber estar- y Doris Day - con su carácter- le dan a la película un toque especial.
Las localizaciones elegidas consiguen que, como siempre en las películas de Hitchcock, aparezcan escenas que permanecen en la retina durante toda la vida.
En resumen, lo que más me ha hecho disfrutar de este film ha sido la espléndida actuación de los protagonistas, y los numerosos matices que Hitchcock siempre incorpora a sus obras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jacstewart
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10
7 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Biblia... en su principio" es obra del gran maestro estadounidense John Huston, que en el momento de iniciar este su gran proyecto personal, ya contaba en su haber con obras tan significativas como "El tesoro de Sierra Madre" o "Vidas rebeldes". No obstante, con esta película, todos los puntos estéticos y humanos que caracterizan sus filmes se trasladan a un plano diferente en el que adquieren un significado diferente, y quizá más profundo.

Huston es un artesano que va moldeando los personajes, otorgándoles una dimensión que no poseían por sí mismos. Y esto no lo consigue a través del uso de diálogos, sino que lo hace de una forma mucho más sutil, más compleja y a la vez perfecta.
Se trata, sin duda, de una aproximación de las figuras bíblicas del Génesis a nuestra realidad. Sin embargo, no pudiendo acercarlas mediante el lenguaje (muy distinto el de una y otra época), recurre a algo mucho más emocional y natural para que nos podamos identificar con ellas. Los silencios (cargados de sentimientos intensísimos), los gestos (sinceros y elocuentes) y las miradas son más que suficientes para que el espectador perciba cómo son aquellas personas, e incluso sea capaz de verlos como individuos corrientes, más allá de su relevancia religiosa.
Como decía, la imposibilidad de emplear el diálogo con tanta frecuencia como sería habitual le da a la obra una mayor pureza en la expresión fílmica. Todo parece estar ordenado. Todo es claro y la acción es nítida. Conocemos a unos personajes que se nos muestran tal como son, sin estridencias, dejando que el espectador vaya introduciéndose poco a poco en su psicología.

No podemos tampoco olvidar la naturaleza poética del filme, puesto que no se puede visionar correctamente de otra manera. La poesía no se comprende si atendemos a parámetros prosaicos, es decir, si solo prestamos atención a lo que se narra. Porque el lirismo de "La Biblia" radica en los paisajes, en los decorados, en las luces y en las sombras, en los sonidos. La fotografía es sencillamente magistral, y en cada escena vemos una imagen que debería ser enmarcada por su extraordinaria belleza. Por esta razón, todos los elementos extraverbales y extraargumentales conforman un mundo en el que ocurre una historia. Pero, quizá, lo importante no sea esa historia, sino ese mundo. Un mundo al que Huston da vida, como si fuera un personaje más: áspero y sufridor, pero siempre con fe en el Creador.
El carácter poético de esta producción me recuerda a "La Belle et la Bête" de Jean Cocteau. Ambos directores demuestran que las películas no son libros ni obras de teatro ni cuadros; sino que son todo al mismo tiempo: un excepcional lienzo en continua transformación y dinamismo.

"La Biblia" es una obra que debería ser revisada por los realizadores de ahora, puesto que supone un ejemplo perfecto de cómo la cámara puede hablar por sí sola. Habla mucho más que cualquier personaje.
jacstewart
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9
3 de abril de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sobresaliente solo apta para verdaderos amantes del cine. Ciertamente, para los que nos gusta descubrir nuevas formas de hacer cine, "La banda de Jaider" supone un filón del que no pararíamos de extraer oro.

El tempo, desde el minuto uno, nos hace ver que estamos ante una película diferente. Los gestos, las miradas, la música, la ausencia de música, los ruidos..., todo ello contribuye a crear una atmósfera propia que dota a la cinta de un gran valor autoral.

Normalmente, estamos acostumbrados a que nos sirvan una trama lineal y perfectamente estructurada, donde el espectador solo tiene que permanecer despierto para enterarse de lo que está ocurriendo. Pero aquí no, ya que en esta película son más importantes las elipses y lo que no se dice, que los diálogos en sí, que carecen de verdadera importancia artística. Realmente, incluso el argumento podría ser prescindible, puesto que solo es el canal mediante el que director nos muestra toda una serie de innovaciones cinematográficas.
Por eso estamos ante una verdadera creación personal de Vogeler, que siguiendo el espíritu del spaghetti western se lanza a experimentar. Y es que hay que recordar que el spaghetti western nació para eso: para, a través de unos recursos escasos, hacer un nuevo cine que rompiese con los cánones del Far West clásico y captase al público, sin renunciar a un fin artístico por ello.

En definitiva, creo que "La banda de Jaider" es una perfecta muestra de las fronteras que el spaghetti western traspasa, y por tanto creo que el cinéfilo debe conocerla y poder apreciarla en su extravagancia y excepcionalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jacstewart
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10
31 de diciembre de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rico multimillonario, importante dueño de una empresa, que, atrapado en un vida llena de las banalidades de la selva empresarial, decide divertirse un poco con "el sistema" planificando un atraco perfecto donde los que hacen el trabajo de campo ni se conocen entre ellos ni conocen al cerebro. Todo transcurre con tranquilidad para Thomas Crown, a quien persigue un inspector un tanto peculiar. Pero las cosas se empiezan a complicar cuando una exquisita y rigurosa investigadora de una compañía de seguros decide investigar, y su "intuición femenina" la conduce directamente hasta Thomas Crown. A partir de ahí, la película juega constantemente con la mente del espectador, al que nunca deja satisfecho: ¿Le delatará y ayudará en su captura, o vencerá el amor nacido entre ellos?

Norman Jewison ya había trabajado anteriormente con Steve McQueen en "El rey del juego" en otro drama similar a este film en los tiempos y en la forma de rodar las escenas de un protagonista que busca algo más en la vida. El tono de esta película viene marcado por las dudas de ser humano con respecto a hacer lo correcto o lo que tus sentimientos encontrados te dicten. A lo largo de los 102 minutos de este buen film, el director es capaz de mostrar de forma delicada la encrucijada moral de los protagonistas. Por ejemplo, cuando Thomas está en su quad en una franja de playa rodeado por el mar a ambos lados. Así, puede que el público más cultivado en el buen cine aprecie más detalles que el público de fin de semana, que aún así se va a encontrar una película muy dinámica.

En suma, encuentro tres puntos fuertes que hacen de "El caso de Thomas Crown" una película de culto.
Una es la trama, por supuesto. Diálogos muy fluidos que inundan de naturalidad a todos los personajes. Una tensión que va 'in crescendo' durante todo el filme hasta la resolución del dilema. El director opta por dejar abierto el final, para que así cada espectador se imagine qué acontecerá tras la secuencia final.
El segundo punto es incluso más relevante: los actores.
Steve McQueen y Faye Dunaway están en su cénit como actores. McQueen haría ese mismo año otra gran producción del estilo que más le gustaba al americano: "Bullit". Las formas que adopta durante la película son las propias de la parsimonia, de la arrogancia, a lo que se añade un toque de victimismo. Todo ello lo convierten en otra pieza del puzzle compuesto por los grandes papeles que rodó o rodará más tarde, como "La gran evasión", "La huida" o "El coloso en llamas", donde también compartiría reparto con Faye Dunaway.
Faye Dunaway está despampanante con esa combinación entre ser coqueta y al mismo tiempo desvergonzada. Ya antes la habíamos visto con Warren Beatty en "Bonnie y Clyde", lo que le otorgó un prestigio que le valió el puesto de co-protagonista junto a Steve McQueen en la película que nos ocupa. Su escena final es la única en la que se demuestra plenamente humana,dejando que afloren sus sentimientos. Son una pareja de actores que realmente marcaron una época en este género.

Paul Burke, en el papel del inspector, y Jack Weston, en el de uno de los ladrones de Crown - quien por cierto también participó en "El rey del juego" - conforman una plantilla de actores muy destacada.

Todavía me queda hablar de algunos aspectos igualmente importantes de la película: el trabajo de cámara, el uso de los distintos planos, la fotografías y su director.
Es cierto que a veces la abundancia es, en vez de bastante, demasiado; pero en este caso no es así.
Jewison utiliza multitud de veces la división del plano en varios cuadros, dándole un toque personal y novedoso a su película, y haciendo que sea mucho más ligero el robo 1 y el robo 2, donde ni siquiera se utiliza la palabra: odo se sobreentiende gracias a la disposición simultánea de varias imágenes. Es una película muy lograda en el tema de los planos: su continuo juego de primeros planos deja una marca propia del director. Por ejemplo, la partida de ajedrez se convierte en una consecución de miradas, gestos y a veces silencios, con pequeños toques de música. Además, recurre a la unión de secuencias mediante fundidos luminosos muy vanguardistas para la época.

La película deja un sabor de boca dulce. Uno comprende que un cine diferente es posible. La recomiendo absolutamente a todo el público como una obra maestra.
jacstewart
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