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España España · ZARAGOZA
Voto de jacstewart:
10
Aventuras. Drama Cuando un crucero de lujo (el Crescent Star) se hunde al chocar contra una mina flotante, en un bote salvavidas de capacidad para nueve personas se refugian 26 supervivientes. Pronto se acaba el repelente de tiburones, se acerca un huracán, hay pocos alimentos y poca agua y, en estas circunstancias, no queda más remedio que decidir sobre quién se queda y quién debe abandonar el bote. (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente estamos ante una película que no te deja respirar. Es como si nosotros mismos estuviéramos en ese bote. Que fuéramos nosotros los que debemos enfrentarnos a una muerte más que probable. Y es que Richard Sale lleva a cabo la práctica de que: "el cine no parezca cine".

Todos los elementos estético-artísticos que suelen engalanar una película aquí no son relevantes en absoluto. La música desaparece a la par que los decorados. Todo es natural. Tal cual se vive, tal cual se cuenta. Esa es la gran virtud de "El mar no perdona": consigue inmiscuir al espector en una realidad, no en una ficción.

Sale muestra a las claras lo que podríamos denominar "cine puro". Sin adornos ni ornamentaciones que complementen a la trama, ya que esta se cuenta por sí sola. No obstante, que todo el peso del film recaiga en la historia que se narra no es nada sencillo y requiere una gran capacidad por parte de todos los involucrados.

En primer lugar, tenemos el escenario escogido. El mar. Únicamente el mar y un bote. No hay nada más, y con eso se tiene que armar toda la película. Y, al contrario que en otras producciones, en esta se consiguen unos resultados excelentes. El agua del océano se mueve de forma natural, y con igual naturalidad se zarandea levemente la cámara. Es una integración perfecta, gracias a la cual se transmite al público la misma sensación que están experimentando los personajes.

Precisamente, los personajes son otro punto esencial a la hora de lograr ese "cine puro". Y su importancia radica en que no son personajes: son personas. Un personaje se limita a aparecer cuando se le necesita en el desarrollo de la acción; sin embargo, aquí no ocurre eso. Aunque estén hablando solo dos personas, detrás de ellos están otros: mirando, sonriendo, penando..., ¡existiendo, en definitiva! No desaparecen cuando no tienen que decir ni hacer nada, sino que siguen ahí. Son personas reales que no pueden ser excluidas de la escena, porque precisamente son parte de ella. Eso es el "cine puro": poner una cámara y rodar lo que hay, sin importar si lo que aparece es parte necesaria de la narración.

Por último, la forma de filmar. La cámara no es nuestro ojo. La cámara somos nosotros, que también estamos abandonados en ese bote con 25 personas más. Por esa razón, no hay planos fijos ni adulterados para que se vea justamente lo que debemos ver. La cámara se mueve en un espacio estrecho, y para grabar a uno que está en el agua, no puede evitar sacar en la imagen también a otro que está en el bote y que mira para otro lado. No puede evitarlo. Eso hace excepcional el sentimiento de realidad que se transmite al espectador. Y al mismo tiempo, los planos resultantes son de una bellísima factura.

A pesar de ello, da la impresión de que todas las imágenes espectaculares que logra (que poseen una gran profundidad de campo) son fruto de la contingencia de haber tenido que filmar en un espacio tan reducido. Y cuando se consigue ese efecto es que estamos ante una verdadera obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jacstewart
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