Es la mejor serie de humor que he visto nunca.
Sí, en serio. Ya sé que ése no es su objetivo, pero es que nunca me había descojonado tanto con una serie "histórica" de este calibre. Por supuesto, está llena de originalidades que el espectador poco ducho puede pasar por alto o lo que es peor, pensar que son ciertas para la época que supuestamente sirve de marco. Sutiles detalles como un esqueleto en un aula de primaria, una escuela mixta, la idea de libertad de Montesquieu, un correctísimo mapa de España al que sólo le falta Castilla la Vieja y el Ferrol del Caudillo para ser totalmente exacto, los trajes de la Marquesa (todos muy recatados)...
Al final, todo se reduce a una especie de Spiderman del siglo XVI o XVII (la época no me ha quedado clara del todo), pero vestido con la ropa del Assasin's Creed teñida de negro y con una espada samurai que te cagas, que le da mil vueltas a un buen acero toledano en este mundo y en el siguiente.
Chorradas a mansalva, diálogos poco originales y la eterna lucha del bien contra el mal que, como siempre, ganará el bien.