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Voto de Crítico enfadao:
7
Acción. Ciencia ficción Tras la catástrofe nuclear, Mad Max cruza un desierto donde pierde su caravana de camellos. Llega a una ciudad donde le proponen cambiárselos a cambio de que ataque al tirano de la ciudad subterránea, un enano que fabrica gas metano con excrementos de cerdo. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como digo en el título, y después de haber visto la magnífica cuarta entrega, esta es la más floja de la saga. Y es que, aunque los 80 me parecen una década maravillosa, esta película es quizá víctima de aquellos 80.
Lo más destacable y de lo que muchos claramente nos quejamos, es de ese cambio en cuanto a la atmósfera con respecto a sus dos predecesoras. La ambientación sigue siendo genial, y la puesta en escena espectacular, manteniendo el mismo tono que Mad Max 2, pero la atmósfera... eso ya es otra cosa. El (para muchos) error ha sido despojar a esta ambientación de la brutalidad y desesperanza que transmitía Mad Max 2 mediante gags de humor incluso en las escenas en las que no debería haberlos, y cómo no, la inclusión de niños como eje principal de esta historia. Todo acompañado de una horrible banda sonora, que parecerá una tontería, pero hace mucho. Ese pop ochentero con solos de saxo me crispa y no me cuadra nada con lo que estoy viendo. ¿Por qué no siguieron con el leit motiv de Bryan May y su buen trabajo en las dos primeras entregas? Esa lugubrez, esos golpes de cuerda totalmente siniestros y dramáticos, esas notas justas pero efectivas que acompañan perfectamente la austeridad de unos paisajes y morales pervertidas. No, aquí pop con saxo. Cagada máxima.
En cuanto a la parte de los niños, bien, fue una apuesta arriesgada, por ahí les aplaudo. Se trataba de cambiar un poco el chip, de contar una historia distinta, de hacer algo más épico y trascendental. Pero el caso es que no termina de encajar como debiera, y francamente, no sé por qué, porque como digo, la idea me parece buena. Y no sé por qué por más motivos, porque los niños a mí no me resultan molestos, o repelentes (como en la nefasta Hook, que dan ganas de quemar vivos a todos esos niños mientras te ríes como el Señor Burns). Me caen simpáticos. Es más, me quito el sombrero ante los personajes, y estoy convencido de que para este tema debieron de asesorarles algunos sociólogos, porque creo que el planteamiento de los personajes es magistral desde un punto de vista sociológico. Resulta casi creíble todo ese comportamiento tribal, mezclando magia con tecnología perdida, y usando un lenguaje fragmentado por el paso del tiempo y el desuso, por no tener alguien que les guíe como es debido, creando una especie de dialecto basado en los pocos recuerdos que les quedan. Y parece obra de Miller, ya que en la cuarta entrega podemos ver algo similar en la forma de hablar de unas chicas. Al verlas automáticamente recordé a estos niños de Mad Max 3. Y esa es la grandeza de Miller, que ha sabido construír un mundo coherente a lo largo de su saga. Aún así, como digo, esta parte de los niños, por alguna razón no termina de encajar bien. Y eso que, repito, me gusta la idea. Pero creo que ninguna Mad Max debería ser una película de aventuras para todos los públicos.

En cuanto a Gibson, yo sinceramente creo que siempre ha cumplido bastante bien como Max, al contrario de lo que dice el resto de críticas casi unánimemente. A lo mejor es porque no conocemos a otro Max (salvo Tom Hardy ahora), pero a mí me gusta su manera de dar vida al personaje, y sí me parece un tío duro; aunque en esta entrega desde luego se le ha suavizado bastante.
Tina Turner creo que da la talla para lo que da de sí su personaje. Seré raro por opinar distinto de otras críticas... pero es que a mí no me chirría. Y eso que Lena Headey ha puesto el listón por las nubes con su Mama en la estupenda Dredd en lo que a mafiosas caciquiles se refiere. Comparando, Turner ni a la suela del zapato por supuesto, pero tampoco está tan mal. A lo mejor una Grace Jones totalmente psicópata habría estado mejor.

En fin, la película en sí está entretenida, tiene ritmo, y está bien hecha. Sí, es la más floja de las cuatro porque abandona un poco la filosofía asfixiante y pesimista del resto de cintas de la saga y se adentra en otros filones algo más taquilleros (por desgracia); pero me sigue gustando porque sigue siendo coherente con las otras, sobre todo en los detalles. Y sigue siendo un estilo y una manera de hacer cine que es personal y genial, y que se ha perdido.

Y Max (salvo en la primera de la saga) sigue siendo un catalizador de una gesta que da vida a la historia principal, a la vez personaje protagonista y secundario porque al final se da a los demás. Tiene un código: es buena persona a pesar de todo, y no lo puede evitar, es su naturaleza a pesar del mundo que le rodea.

PS: Mención especial a dos cosas de las que nunca se habla. La primera, el doblaje, que me parece buenísimo (lo siento por los que aborrecéis de los doblajes). Y la segunda pero más importante debido a que hablamos de Mad Max: los especialistas. Aquí se lucen menos que en las otras entregas en donde vemos escenas en las que gritas ¡se ha matao, ESE SE HA MATAO! Pero igualmente hacen un trabajo brutal cuando se meten en harina de la buena con las persecuciones, sello inconfundible de Miller y su niña bonita.
Crítico enfadao
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