Melodrama de Stevens en el que se rinde homenaje al coraje y a la abnegación de las enfermeras. También los médicos salen bastante bien parados. Sin embargo, Stevens, aun contando con la dulce y encantadora Carole Lombard (lleva admirablemente el peso de la película) y con una notable puesta en escena, no consigue emocionarnos hasta bien entrada la película. Y mira que el guión se podría decir que 'lo exige' desde la primera palabra. También la cámara lo pretende desde los primeros planos. Pero no. Hay que esperar hasta casi el final para emocionarnos de veras. Es la interminable y angustiosa vigilia de la enfermera, con los niños observando desde sus cunas sus denodados esfuerzos, la que nos conmueve profundamente. Faltaría más. Pero al espectador, creo, le sabe a poco. Quizás porque sólo Carole Lombard ha transmitido adecuadamente. Quizás porque Stevens no ha estado a la altura.