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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Drama Salma, Laila y Nur, tres mujeres palestinas que viven en un apartamento de Tel Aviv, intentan encontrar un equilibrio entre la tradición y la cultura moderna. Palestinas con pasaporte israelí, las tres han optado por vivir una vida de libertad en Tel Aviv, lejos de sus lugares de origen. Las tres buscan el amor, pero pronto se darán cuenta de que una relación escogida por ellas no es algo fácilmente alcanzable. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2016
38 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada una de las dos se fuma un estanco entero cada día. Parece promoción de compañía tabacalera. Aquí ni olerlo, allí te tragas el humo hasta en la ducha o en sueños. Si es un signo de liberación y rebeldía, en eso van sobradas. Si la película pretendía ser sutil, es evidente que a las primeras de cambio ha tirado la toalla y ha elegido el camino más ancho y grueso. Para que todos nos enteremos.
Se tiran un buen rato presentando a las chicas. Tres mujeres jóvenes palestinas que viven en un piso compartido en Tel Aviv (sí, a pesar de tanto muerto y tanta pena, los árabes y los judíos conviven, algunos, más o menos bien en muchos momentos. Sin olvidar quien está por debajo y por encima la mayoría de las veces. Se ve en la escena en la que le dicen que no hable en su idioma). Una abogada, Laila, una cocinera-camarera-disc jockey, Salma, y una estudiante de informática, Nur. Las dos primeras son "occidentales" a todas luces, de comportamiento libre y desinhibido. La otra lleva "pañuelo" (hiyab) y es mucho más "respetuosa" con la religión.
Son majas, buenas chicas, simpáticas, generosas, vitalistas, grandes compañeras y hermosas (cada una es atractiva y estupenda a su manera; la del pelazo y el tipazo, la del gesto más adusto pero de carácter fuerte y atrayente, y la virginal, pundonorosa y más reacia también guapetona con sus carnes morenas generosas). Parece una comedia dramática y costumbrista sobre amores, trabajos y penalidades con la religión al fondo y del conflicto famoso ni noticia. Bien. Hay alegría y amargura. Sin queja. Es fácil identificarse con ellas y desear que les vaya l mar de bien. Es lo normal. Superficial pero lógico. De bien nacidos.
Y cuando uno ya había bajado la guardia y estaba más confiado y entretenido, hasta algo esperanzado, zas, la primera en la frente y luego una tras otra. Que todo había sido preparación para una emboscada. Que esto no iba a ser cine ni narración ni nada, mitin más bien, sermón de la montaña, discurso, panfleto, que te tratan como si fueras menor de edad y a tragar con el mareo.
Los personajes quedan reducidos a cenizas, la trama es una mala broma, los sucedidos son grotescos y el mensaje es lo único que importa. Los medios utilizados son toscos, burdos y lamentables, la tesis, obvia, conservadora, tópica y facilona. El conjunto es penoso, cansino y torticero.
Como en una de esas películas antiguas que se llamaban de indios y vaqueros en las que te presentaban a los héroes yanquis con sus maravillosas familias y fabulosos valores hasta que llegaban los indios y comenzaba la guerra. O las bélicas en las que los aliados peleaban contra los malvados nazis después de que conociéramos a esos chicos americanos o ingleses tan majos en comparación con los diabólicos alemanes de azufre en los ojos.
Pues aquí igual. Las pobres chicas se enfrentan a fantoches grotescos, mezquinos y ridículos, da igual familia que novios. ¿Qué hecho yo para merecer esto?, se preguntan las benditas.
Como película muere a la mitad. Como reflexión ideológica se queda en lemas de parvulario apenas enunciados. Como resultado final, es una mezcla malograda de drama y denuncia que termina no siendo nada más que una serie de lugares comunes buenistas pero vacíos en formato molón y llenos de una inmensa banalidad como destino y bandera.
Sigo con "spoiler" en esta zona por falta de espacio. Por lo tanto, máximo peligro.
Como siempre, es mejor ir a lo más concreto. Vayamos con cada caso:
- La abogada. Es una chica inteligente, libre y valiente. Nadie la tose. Sale, entra, fuma, bebe, ríe, canta. Qué bien. Espanta a moscones pese a darles esperanzas, es lo que tiene. Ninguno le vale. Son poco para ella. Pero hete aquí que llega un panoli de impresión, de barba, chaquetita y camiseta que habla como en susurros y va de cool y viajado. El tipo da entre grima y risa. Pero claro, a ella le chifla y chufla y mientras que a los demás los echaba a bufidos (no daban la talla los pobres), a este lo besa de buenas a primeras y se enamora locamente (dice que es cineasta en ciernes y que ha estado en Nueva York, que eso siempre gusta y vende mucho, además de que le adorna un saber estar que la pobre no es de piedra y se derrite, lo normal en estos casos, con semejante prospecto masculino). Pasan los días y todo es felicidad y algarabía. Hasta que, no podía ser de otra manera, se descubre como un patético hipócrita, caradura e insensible que la quiere solo para echar polvos y nada más (alucinante sorpresa que no se podía ver venir ni siquiera imaginar). Y ella se harta, claro. Porque no le presenta a toda su familia y además le pide que no fume tanto. Es decir, ella estaba dispuesta a prepararle la comida, hacerse la tontita y fingirse un poco modosita si él apuntaba a seriedad y matrimonio, si era un potencial profesional de alto standing y muchos vuelos para sí poder soñar los dos juntos. Pero cuando se da cuenta de que es otro gañán aunque algo más remozado, nada, bronca y a la calle por falso, que yo tengo unos principios. Que yo quería un príncipe de última generación y ojos claros y no un pelma de entretiempo y mala cuna y uva.
Por lo tanto, avanzada y liberal, pero solo a medias y a ratos. Te pongo el café y te cocino pero hasta cierto punto, para camelarte, si nos casamos (o como lo llamemos) y eso, si me das la vida entera, amor, si es solo sexo, entonces no, que yo no soy de esas fulanas, soy una chica decente, tú qué te has creído, fresco.
Sigamos con la segunda. Después de mucho rodeo nos dicen que es lesbiana. ¿Para qué tanto secreto y tardanza? ¿Para qué misterio y oscuridad? Bueno, pues la chica se pasa la vida riéndose de sus posibles novios y practicando la farsa a todo trapo con sus padres, dándoles una esperanza de boda e hijos santos que todo apunta a que va a ser más bien que no.
Pero la alternativa jovencita no se plantea dos posibilidades inadvertidas y parece que incluso tal vez algo mejores que andar haciendo el tonto por ahí con los candidatos que le presentan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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