The international es la primera película americana del director alemán Tom Tykwer, pese a haber trabajado anteriormente en ingles y con grandes presupuestos. Después de la lujosa y fiel adaptación que hizo del best-seller El Perfume, con The International se adentra en aguas pantanosas al tratar de hacer una denuncia sobre el poder de los bancos, y las actividades, a menudo ilegales, en las que se ven envueltos, hasta el punto de intervenir de forma decisiva en muchos de los conflictos repartidos por el mundo.
Dicho así, cabía esperar una película ambiciosa, arriesgada, y que metiera el dedo en la llaga hasta el punto de levantar ampollas entre el sector que denuncia. Algo que, hasta donde yo se, no ha ocurrido. Y no ha ocurrido porque The International desaprovecha la ocasión de poder hacerlo.
La película de Tom Tykwer, más cerca de un James Bond sin efectos especiales que de una contundente denuncia como lo fuera The insider (El dilema), transcurre de forma solvente y muy eficaz en su superficie. Estamos ante un entretenimiento de lujo, lleno de ritmo, momentos de tensión y con alguna secuencia simplemente soberbia, como la del tiroteo en el museo Guggenhein de Nueva York. La acción de la película salta de un extremo a otro del mundo constantemente, algo que normalmente puede desubicar al espectador, pero que en este caso funciona muy bien. Además el personaje protagonista, que interpreta sin esfuerzo Clive Owen, tiene el suficiente interés para que la atención del espectador no decaiga en ningún momento.
Pero pese a todas estas virtudes la película de Tom Tykwer se queda muy por debajo de sus posibilidades, ya que queda la sensación de que la historia que cuenta no pasa de ser la de un thriller tan correcto como funcional, desaprovechando la ocasión de hacer una denuncia más directa y profunda. Personajes como los interpretados por Armin Mueller-Stahl o Ulrich Thomsen están mas cerca de los clásicos malos de película que de los auténticos banqueros contra los que se pretender cargar. La secuencia final por los tejados de Estambul es tan eficaz cinematográficamente, como escasamente creible en una historia que pretende estar más cerca de la realidad.
Aunque Tom Tykwer ha debutado con mas o menos acierto en el cine americano de gran presupuesto, creo que la gran película que denuncie los trapos sucios del sistema bancario actual está por hacer.