L'Inconnu du lac

"El extraño del lago" llega a las marquesinas mexicanas y sin tanto tiempo de perdura a nivel comercial, logra cosechar comentarios bastante positivos suficientes para adentrarnos en la actividad que se enmarca en un lejano lago, oculto por las montañas y la vegetación, donde el sol radiante y veraniego da luz a los encuentros casuales y momentáneos de quienes se dan cita ahí (cruising) para también tomar el sol, nadar, conversar, buscar o bien convertirse en el deseo de las múltiples miradas.

Una película interesante sí, que a mi parecer le falta ese algo que la termine por categorizar como tal; secuencias un tanto repetitivas y con avances pausados* en el cual la clandestinidad, soledad, emoción, vouyerismo, deseo y hasta complicidad sirven para reiterar los hechos planteados, pero que a su vez le juegan en contra y encajonan toda la propuesta en una cinta suspendida, lineal, sin sorpresas y algo desesperante.

Si bien la película la percibo como tal y a semanas de haberla visto, su perspectiva más valiosa es reconocer los alcances que el poseer lo indispuesto trae consigo, complicidad y silencio, a cambio de posibilidades infundadas a base de ilusiones.

Entretenida.

Tenemos ante nuestros ojos una película diferente, tranquila, que se toma su tiempo en arrancar. Y aunque ya sabemos todos lo que opino del «neosuspense» y de que se sepa de un principio quién es el asesino, cuando está bien llevado y el misterio no reside en quién la película también tiene mérito.

Como dice uno de los críticos citados en Filmaffinity, «todo se ve de lejos»,y es que claro, es pleno verano y la gente se la pasa todo el día en una playa apartada de la ciudad para echar el rato, pero no por ello la película tiene que ser tediosa y aburrida, cosa que a veces sí que pasa.

Pero bueno, si eres abierto de mente, o un hetero curioso, ja ja ja, pues puede que te guste ver cómo va eso del «cruising» en el bosque que hay detrás de la playa porque hay escenas bastante fuertecillas. Un comisario bastante peculiar por cierto.

Todavía estamos a comienzos de año pero no hay ninguna duda de que la película francesa El desconocido del lago ya se ha ganado un puesto entre las cinco mejores películas estrenadas en este 2014. Al fin y al cabo, lo que cualquier espectador y/o amante del arte debe buscar en una obra actual es la valentía y la genialidad para hacer algo nuevo, tanto en el ámbito estético de la imagen como en el trasfondo del filme. Alain Guiraudie lo ha conseguido.

El realizador francés defiende una forma de representar el amor y el sexo que gracias a otras obras como La vida de Adèle, Nymhomaniac, Shame o Paraiso: Amor ya no nos resulta tan extraña, pero que todavía aleja a la mayor parte del público. Es triste pero el espectador contemporáneo sigue teniendo reparos con respecto al sexo, y más si es homosexual. Si bien es cierto que continuamos en un país con grandes mayorías conservadoras, es inconcebible que en pleno siglo XXI la forma en la que se muestra a dos personas haciendo el amor en una película siga siendo motivo de disputa, sobre todo cuando no lo es la gran cantidad de bazofia pseudoerótica que nos llega por culpa de los vioclips y programas basura de televisión.

A esta representación valiente y sincera de la sexualidad, al filme de Guiraudie se le une otro punto de gran relevancia, el paisaje. Ese lugar de cruising es casi un espacio paradisíaco, una pequeña atmósfera sin juicios banales, con respeto y en la que únicamente se plantea la identidad sexual de la persona. En el momento que, por amor o amistad, los hombres que allí acuden quieren dar más información, lo hacen, pero es algo optativo. El placer, el amor y la sensualidad podrían ser la tres claves que nos llevan a comprender por qué un chico puede querer mantener una relación con un desconocido que se niega a ofrecerle más información fuera de ese recinto y del que solo sabe dos cosas. Por un lado, que le atrae y, por el otro, que es un asesino.

El hecho de que de manera independiente a nuestra orientación sexual podamos formar parte de esa atmósfera tan particular, radica en la naturalidad con la que Guiraudie trata el tema, tanto en las relaciones en las que hay sexo como en las que no. Por eso, si trascienden de la polémica inicial y se convierten en una especie de vouyeurs de lo desconocido, les aseguro que quedarán fascinados.

Las hojas tapan y tapan lo que de verdad importa. La historia es simple aunque a veces extravagante, y los personajes opacos aunque abiertos, el guión se desequilibra, pero gana fuerza visual. Una primera parte donde prima el sexo y donde no nos envuelve la necesidad de indagar, pero por suerte llega una segunda donde se profundiza y gana en diálogos con ideas, principios, intencionalidades y descripciones visuales. Ahí es donde gana, donde el director imprime sentimiento, donde los personajes se muestran con sus miedos y carencias, sus deseos y necesidades. Crece la interpretación pero aún así no logra convencer del todo, queda coja, ya que no redondea un trabajo que podría haber llegado a ser explícito pero sutil, armónico pero desestructurado.

El director ha conseguido un relato muy interesante en el que el amor intenta vencer a la muerte. Para ello elige muy certeramente un lago con una playa junto a un bosque donde se practica el nudismo y donde los homosexuales se esconden entre su vegetación para tener sexo. Alain Guiraudie describe perfectamente ese ambiente donde la amistad es rara y donde el amor es aún más raro. Todo parece ser sexo. La cámara se esconde entre las ramas descubriendo a los que practican sexo, pero lo hace sin molestar, con la libertad del que va buscando lo mismo. En ese ambiente, el encuentro con Henri que solo va a ser un amigo con el que hablar, es toda una aportación a lo que en realidad desea cada uno. La película es muy valiente a la hora de exponer todo lo que estos homosexuales hacen en ese lugar de encuentros, sin tapujos, y con tanta realidad que las mentes puritanas tildarán la película de porno. Pero no está realizada para excitar al espectador, si este se excita es su problema, sino para plantear una realidad de búsqueda del otro en todos los sentidos. La aparición de un joven muerto en el lago y la intervención de la policía le dará a la película otro interés que el mero morbo de los encuentros sexuales. La interpretación de Pierre Deladonchamps, la mayor parte del tiempo desnudo y en relación sexual con otro joven es extraordinaria por lo desinhibido que aparece, dándole verosimilitud al personaje.