Querida Wendy

Me pareció estar viendo una obra maestra hasta que Lars Von Trier decide volver a criticar el país que jamás ha pisado con una salida de pata de banca más inteligente de lo que parece a simple vista. Por ello, le concedo el 6 de no haberme dejado indiferente y/o aportarme aunque sea un mínimo. La pena, que iba camino del 9...

El hecho de que director y guionista de esta película fueran los creadores y precursores de esa cosa tan "espiritual" a la par que imbécil llamada Dogma 95, ya dice mucho de por sí. Y eso que aquí se incumplen totalmente la mayoría de las reglas que ellos mismos se habían autoimpuesto a través de ese listado aborrecible y estúpido denominado "Voto de Castidad". Quizá, quién sabe, esta película fuera el detonante definitivo para que sus propios creadores rompieran al final con dicho Dogma.
Por lo que respecta a la película es bastante plana y carente de interés y solo consigue despegar en la parte final, pero he aquí la paradoja que justo lo que más merece la pena y consigue sacarte del sopor es lo más, a mi juicio, sin sentido de la misma.
¿Y éste rollo de película para qué? Para mostrarnos a un grupo de marginados sociales que terminan convirtiéndose en antihéroes y todo con el mensaje "antiarmas" como telón de fondo, entiéndase ésto último como que aquel que porta cualquier tipo de arma es posible que acabe empuñándola y viéndose obligado a usarla.

Vinterberg plantea un dilema psicológico diferente en cada película. Original, pues el protagonismo está en un grupo de apartados y excluidos socialmente y en cómo estos consiguen ser más seguros de sí mismos, podría decirse que es una versión millenial de "El club de los poetas muertos", también se nota el guión de Von Trier, siempre lidiando con la temática de lo moral. No está vacía como señalan algunos críticos, pues cuenta algo importante de una manera diferente. Otra imprescindible del cine danés.

Lo que SÍ. Una idea que queda muy bien en papel; te hace reflexionar sobre el concepto de poder y seguridad de estado, mediante la intimidación.
Lo que NO. El resultado final se mueve entre lo ingenuo y lo ridículo.

La mayoría de personas que tienen armas siempre afirman lo mismo: Es para sentirme mas seguro, no voy a usarla. Pero claro, a la que te mira mal el vecino la sacan y lo dejan tieso en nombre de la libertad, la democracia o el tópico que tengan más a mano. Proclamar grandes valores como el pacifismo, la caballerosidad y la seguridad en uno mismo para lograr lo que se desea empuñando un arma es lo mismo que hablar de liberar Irak cuando lo estas invadiendo, un sin sentido.
No se si Vintenberg y Von Trier me están tomando el pelo o intentan ser irónicos, pero la película es tan fallida que se presta a todo tipo de interpretaciones. Los protagonistas pasan de Dandis a pistoleros de un plumazo y por la razón mas absurda (que ellos consideraran una buena causa, pero es ridícula) y acaban pareciendo unos pandilleros deseando que le den una excusa para disparar.
Supongo que todo esto vendrá a cuento por el aroma a western que desprende toda la película y a que el director y el guionista intentan trazar una semejanza entre el antiguo oeste y la America de hoy en día (tan violenta). O yo que coño se.