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Masacre: Ven y mira

Bélico. Drama Película de encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 105
Críticas ordenadas por utilidad
1 de septiembre de 2005
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo se puede describir el horror?... aquí tenemos un acercamiento imprescindible, una película que trasciende su propia envoltura, que nos hipnotiza y nos transporta a esa pesadilla que significan las guerras.
Con diferencia lo más estremecedor es pensar que lo que estamos viendo solo debió ser un 30% de lo que paso...completa y absolutamente imprescindible!!!.
lovekraft
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1 de noviembre de 2006
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crudo y brutal relato sobre la guerra mostrado a traves de los ojos de un niño con un realismo y rigor dificil de encontrar en otros films bélicos.

El protagonista es un joven inocente y entusiasta que desea seguir los pasos de su padre acudiendo al frente y que progresivamente irá siendo consciente de la inhumanidad y la sinrazón que envuelven a la guerra.

La película está excelentemente ambientada y consigue transmitir al espectador en todo momento las sensaciones y emociones de un niño en la rápida transición (a la que obliga una guerra) entre la inocencia y el conocimiento de la DUREZA del conflicto bélico.
ivaneste
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6 de junio de 2006
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es, en su primera mitad, lenta, pausada, y que quieren que les diga, para mí un poco aburrida (demasiados primeros planos y conversaciones sin sentido). De todas formas, esto es cine soviético pre-Gorbachov, ¿qué cabía esperar, a Ben Affleck con su mentón reluciente y acompañado de mujeres despampanantes paseando por las estepas rusas como si estuviésemos viendo 'Pearl Harbour'?.

Ahora bien, la segunda mitad es fabulosa. A mi que siempre me ha interesado la Operación Barbarroja y todos los crímenes que se cometieron en el "Ostfront" (o sea, en el frente del Este), nunca había visto un documento así, tal y como fue. Esta vez no se les fue tanto la mano con la propaganda. La película es una auténtica plasmación en imágenes de lo que Hitler denominó "la guerra total".
alefonca
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7 de noviembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1985, recién estrenado en su cargo de Secretario General del Partido Comunista, Mikhail Gorbachov, dando ya muestras de una nueva etapa de apertura y eclosión de libertades, encarga a Elim Klimov, un director que pasaba de los cincuenta años y varias de cuyas películas habían sido censuradas por el régimen soviético, un filme para celebrar el cuarenta aniversario de la victoria aliada durante la Segunda Guerra Mundial.

El díscolo Klimov, libre de ataduras da rienda suelta a sus más profundos deseos improbables, escribe el guión y rueda "Ven y mira", una obra maestra absoluta del cine y del género bélico. Un "Apocalypse Now" soviético, de cuyas fuentes puede beber indudablemente (más marcadamente en algunas secuencias que la recuerdan, como el asesinato de la vaca), pero a la que supera con creces en muchas ocasiones. De manera concreta, la narración, estructura, planificación y secuenciación de la masacre, desde la llegada de los soldados hasta que se marchan de la aldea, es de un lirismo y una espectacularidad que nunca había visto en pantalla (como sus planos secuencia).

Su estelar fotografía en tonos sepias, así como la demencial banda sonora, profunda y seca como un mantra a base (mal copiada posteriormente hasta la saciedad), la dirección y encuadres (que retrotraen ineludiblemente a Welles y al mucho más cercano Kalatozov) y las actuaciones de sus protagonistas, de manera excepcional el joven Alexey Kravchenko, nos introducen con un realismo apabullante en una demencial espiral sobre las consecuencias más abisales de cualquier guerra, siguiendo los pasos de un chico al que vemos envejecer y destruirse al ritmo que contempla el caos a su alrededor.

Francamente desoladora de principio a fin, como en una teoría cumplida de eterno retorno donde no se permite la inocencia, en una visión compartida en mayor medida por el Bondarchuk de "El destino de un hombre", que la esperanzadora sobre la bondad interior capaz de superar lo exterior que nos muestra Chukhrai en "La balada del soldado", ambas rusas y curiosamente de 1959.

Una joya tan desconocida como imprescindible.
poverello
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16 de junio de 2010
18 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas noches, espectador. Desde el principio de todo esto la realidad y el ensueño forman rugosidades en forma de margen. Inciertas. Escapan los dedos breves del recuento milimétrico como humo de leche. ¡En polvo! Si sale humo será leche en polvo, no jodas. No sé. Nada indica qué es y qué no es. Igual es una licencia de poetización grado 2. Clasifícalo mientras presento…

Buenas noches observador… hoy nos proponemos abordar el curioso fenómeno de la “Metodología de espectáculo interactivo autosuficiente”, consistente en que el cine te toque, endémico, como un gigante de latón eriza la piel de los campos de algodón magnético.

Levántate y anda. Teoría sistémica de ligazón interna. Un organismo, un ambiente, una película. Un todo. Anda por el salón, toca la pantalla. Ahora mira arriba, el gigante expulsa cáscaras de hueso abriendo un músculo. Ahí está. No podemos obviar que habrá que buscar bajo esos enormes intestinos -aunque sea por costumbre- el receptáculo de etiquetado crítico para dotar de coherencia y ubicar el espectáculo sinfónico de conmemoración rusa de guerra mundiaaaaaaaarghl!!! Segunda, para más inri.

Ante esa tentación, habrá que centrarse en el cuerpo. En la brizna húmeda de la mejilla. La mente exigirá posicionarse, ¡luchará por situarse en un monismo excluye-opciones!: la “C”, sin duda alguna. Descarto la "B" aunque quizás sea la CORRECTA.

La primera parte de la guerra estuvo peor. La segunda, no obstante, fue más entretenida. Mejor no; mejor no decir drama bélico.

O volveremos al almacenaje, al positivismo cinéfilo de estantería y películas organizadas. -¡Qué bonito verte de nuevo, género cinematográfico!- Explícate, explícate que me estás liando. Dices tratando de interpretar un pisotón de bota militar mientras piensas... Veamos… mnnnnnnnn… Bielorrusia, veamos, enorme boca llena de "erres" eres. Eso ya da para un margen de tinta. Paracaidistas y tiros. Pché. Por ahí se puede rascar algo también. Muertos. Niños que se arrancan la humanidad a tiras sin tocar la
piel. Ahí puedes
hilvanar poesías
hipertrofiadas;
el dolor se
paga bien
si lleva
lazo.

Y yo me pregunto. Cómo explicar. Los porqués. Que no tengo. Y me. Agoto. Me abrumo. Mientras. Muerden. Las costillas. Con guantes. De. Cuero.

Un tubo. Un túnel de viento cuyas paredes, todas, contuvieran cavidades transparentes y miríadas de insectos articulados zumbando como láminas de metal.

Un tubo. Un holograma contigo dentro.

Tú. Dentro.
Bloomsday
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