Amor sobre ruedas

Sobre ruedas es una comedieta sentimentaloide francesa que, en manos de otro, podría ser temible. No quiero ni pensar en lo que daría de sí un remake estadounidense. Jocelyn (sic) es un hombre de negocios triunfador, cínico, ligón y mentiroso compulsivo. De hecho, para encamarse con la hermosa Marie no duda en hacerse pasar por paralítico. Su ardid se complica cuando conoce a la hermana de Marie, Florence, una auténtica discapacitada, de la cual empieza a enamorarse. Por supuesto, el metraje empalma equívoco tras equívoco, con el inevitable acompañamiento de su mejor amigo, que además es su médico de cabecera, y la inevitable secretaria que, inevitablemente, le ama en silencio. La trama bordea constantemente el desastre, pero el director, guionista y protagonista, Franck Dubosc, un cómico al parecer muy famoso en Francia, consigue tascar el freno antes de precipitarse al abismo. Notas todo el rato una sonrisita bobalicona en la cara, sueltas alguna carcajada, te inquietas cuando piensas que se avecina algún tópico insufrible, y al final te levantas de la butaca y la película se disuelve en tu mente como una pompa de jabón. Hay una buena utilización de temas famosos en la banda sonora, y las interpretaciones salvan la función. Dubosc, una especie de Alain Delon madurito da el pego, Alexandra Lamy está deliciosa en su papel de paralítica, y la hermosa Elsa Zylberstein aporta un desfile impresionante de curvas y volúmenes que, por desgracia, no nos muestra abiertamente en ningún momento. El muy veterano Claude Brasseur asoma la jeta como padre del casanova, y poca cosa más. Hemos visto cintas galas mucho más conseguidas en los últimos tiempos. Su descarada apuesta por la comercialidad se hace agobiante en algún momento.

Comedia romántica muy inspiradora, divertida, entretenida y con momentos mágicos.

A Frank le falta un hervor pero Alexandra está expléndida.

Muy recomendable, te hace pensar y replantearte muchas cosas.

Supe, o me fijé mejor en Franck Dubosc, a raiz de “Mamá se va de viaje”, película muy divertida, por lo que me he atrevido con ésta, dirigida y escrita por él. Tiene un guión bien urdido, con algunas licencias discutibles pero al hilo siempre de la comedia. Y ellos dos están bien junto a la compañía de un psiquiatra desinhibido y una secretaria nerviosa que resulta hilarante también. En resumen, una historia falsa, sí, pero que mola y donde hasta un avispado sacerdote, nada menos que desde Lourdes, nos da todo un tutorial de sagacidad.

Ahora me falta ver “Rumba terapia” para acompañarlo con baile. Y aprovecho para decir que por esta vez el título de “Sobre ruedas” supera al de "Tout le monde debout" original.

Me trae muchos, y buenos recuerdos. Todavía éramos pareja.
Fuimos al cine y fui yo quién escogió un poco al azar la película.
Una comedia francesa con record de espectadores. Sonaba bien.

Reconozco que al principio me resultó simpática, una de esas películas agradables.
Al poco rato estaba sintiendo que era: "Otro Intocable"!!!!!
Bufffffff pocas películas que me pasen de la risa al llanto con esos planos,
esa BSO maravillosa...

Y de repente sale ella, la protagonista. Y es imposible no acabar locamente enamorado.
Ella es perfecta tal y como es.
Él también se dio cuenta.

Reconozco que en el cine estuve bastante rato riéndome con bastantes momentos.
Hoy en casa, yo sólo no he podido reirme tanto.

No se si porque ya la había visto o porque ella ya no está a mi lado.

Simpática comedia romántica, que en efecto resulta previsible en gran medida, pero no por ello deja de ser divertida y graciosa.
Parte de un equívoco y poco a poco se va convirtiendo en una historia para el protagonista a la vez feliz y dolorosa según se va enamorando de verdad.
Su comicidad es elegante y sutil muchas veces, sobre todo en los diálogos, junto con algunos momentos, felizmente pocos, más bien chabacanos pero nunca hirientes ni vergonzantes.
El fondo y la forma se complementan y el film es fácil de ver y deja un bonito recuerdo. Bien es verdad que debido a su impersonalidad y a no resultar sorprendente, se pudiera olvidar con facilidad, pero mientras se ve se pasa un buen rato, amén de que podamos reflexionar sobre ciertos comportamientos nuestros acerca de los discapacitados, en materia de la, para ellos, molesta compasión, por ejemplo.
Buenas interpretaciones, con un chistoso, por lo ridículo de su personaje, Franck Dubosc, autor también del guión, y de la encantadora y atractiva Alexandra Lamy.
No es la madre de todas las comedias, pero funciona y gusta.

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