Los misteriosos asesinatos de Limehouse

Cada vez que sale una película o serie ambientada en ésta época y lugar la veo. Sin atisbo de duda o reflexión.
La Inglaterra victoriana tiene tal romanticismo, misterio y ambientación,que el visionado del Londres de ese tiempo merece por si mismo ser observado.
Y eso es lo único que salvaría en mi crítica. Las calles, el vestuario y ese misterio de la ,por entonces, ciudad más importante del mundo, es buena.
El guión es excesivamente pretencioso como explico posteriormente en la zona spoiler...se deja ver, entretiene algo, pero poco más se puede sacar salvo por ver a Maria Valverde desenvolviéndose con correción en un rodaje internacional.
Se podria haber sacado mucho más porque la idea no es del todo mala....

Ejemplo claro de cómo una gran idea que promete mucho, va perdiendo fuelle según avanza el metraje, hasta el punto de bajar del notable al suficiente.
La época victoriana es fascinante, y ha dado lugar a grandes personajes y relatos en cine, la televisión y por supuesto en la literatura, el medio más viejo de todos.
Siempre se disfrutan estas historias de misterio, al tener una ambientación muy atractiva (si lo hacen con un buen diseño de producción).
Además, en este caso la investigación empieza con mucha intriga y posibles componentes sobrenaturales, al mejor estilo de Arthur Conan Doyle. Hay un asesino en serie relacionado con el mito judío del “golem”, y una condenada a la que hay que salvar.
El caso es un poco enrevesado, pero fácil de entender y seguir por parte del espectador, que no de resolver.
Otra carta a su favor es la presencia del veterano e imponente Bill Nighy, y como protagonista. No entiendo como no le dan más papeles protagonistas a este hombre.
Pero el resultado final no es tan bueno como parecía al comienzo. Con todos estos elementos tan buenos, el argumento va cada vez a menos. Hay “flashbacks” demasiado largos, nos meten algún que otro número musical (aunque parezca mentira, y la verdad es que eso no me ha gustado), y se centran en la vida de la chica más que en la resolución del caso. Es verdad que luego todo está relacionado, pero creo que el ritmo baja demasiado justo antes del tramo final.

Esforzado thriler con psycho killer al fondo, que se nota quiere ser ambicioso, no llegando a convencer.
El trabajo se nota en todos los niveles. Así, la ambientación es perfecta y aspectos como la fotografía, con riqueza cromática evidente, son dignos de reseñar. Lo mismo que vestuario y peluquería. En cuanto a la dirección artística ídem.
Sin embargo le falla el guión, que se nota ha requerido de horas de denodado ahínco por llevar a la pantalla de forma plausible la novela de Peter Ackroyd. Pero en pantalla, el espectador asiste a demasiados diálogos, quizás necesarios, un sinfín de datos que no pocas veces no permiten ver el bosque, la esencia.
Las escenas gores, de los asesinatos, están narrados en forma de flash-backs, con los que su fuerza dramática e intensidad están disminuidos.
Con todo, no aburre y mantiene el interés, sobre todo porque se logra sostener mal que bien el suspense. A ello ayuda las buenas composiciones de la pareja protagonista, un sólido y estoico Bill Nighy y una excelente Olivia Cooke. Aunque a mí personalmente quién más me ha gustado (y no es fervor patrio) es nuestra María Valverve, impecable en su nada fácil papel amén de sensual (tiene un cuerpo precioso).
En definitiva, que no es nada desdeñable, pero vale más por lo que intenta narrar que por lo que finalmente se ve en pantalla.

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La buena cinematografía no evita que todo lo demás suspenda.Un guión más propio de miniserie,que tratando de explicar muchas cosas de muchos personajes,incluidos el director y el guionista,desengancha y aburre.Tantísimo cliché clásico(el infalible asesinato en época victoriana o el Sherlock-Watson de turno) y cliché moderno(feminismo hasta el ridículo) hacen que esta aparente película pueda ser más un fraude que un fracaso.

En ocasiones, hay películas que nos muestran su peor cara al comienzo de su metraje, pero luego, por una u otra razón, pueden remontar hasta salvar el expediente. Desde luego, este no es el caso, porque sobre un comienzo tan tedioso uno tenía esperanzas de poder disfrutar de una historia de crimen y misterio en la siempre interesante atmosfera de la Inglaterra victoriana. Aquí, sin embargo, tras su poco interesante inicio, la historia, lejos de remontar el vuelo, se va hundiendo poco a poco en su propia nadería. Sus creadores (encabezados por un desconocido Juan Carlos Medina, que, a mi gusto, no merece salir de su condición de ignoto) nos ofrecen una pobre realización, unos diálogos anodinos y previsibles, una elocuente falta de tensión narrativa y, en suma, una hora y media larga de enorme aburrimiento. Aburrimiento adornado, eso sí, con el celofán de una producción "british" con un recurrente "style", en este caso un híbrido entre "Jack el Destripador" y una suerte de "Holmes" más plano que un trampolín.