Los niños de San Judas

¿Cuantas películas se pueden hacer sobre profesores liberales que desafían las rígidas normas de un centro escolar en favor de los alumnos que estudian allí (normalmente sometidos, además, a abusos)? ¿Y cuántas películas puede hacer Irlanda acerca de su triste historia, sus miserias, sus sombras y el terrible poder que ha tenido la Iglesia Católica en todas las capas de la sociedad durante siglos?
Los niños de San Judas combina ambas cosas con un resultado memorable. La película es pura denuncia social de una realidad que desgraciadamente ha existido y seguramente aún existe en muchos centros escolares de la verde isla vecina de Reino Unido. Habla de palizas, pedrastia, dolor y muerte. Habla de todas las cosas que nunca les deberían suceder a los niños y sin embargo les suceden a diario en muchos lugares del mundo. Y además lo hace sin caer en sentimentalismos innecesarios, sin ambages, enseñando las cosas como pasaron, en San Judas o en donde sea.
Por supuesto, la película se beneficia del excelente trabajo de un entregadísimo Aidan Quinn, todo corazón a través de esos ojos tan espectaculares y expresivos que tienen, y el hoy popular Iain Glen (Jorah Mormont en Juego de Tronos), que resulta repulsivo y aterrador, tal como requería el personaje. Los chicos jóvenes, igualmente, realizan unas excelentes interpretaciones.
Una excelente película, emotiva, emocionante, comprometida, entretenida y sobre todo necesaria, muy necesaria.

Lo mejor: Casi todo, pero especialmente su intensidad.
Lo peor: Es algo lenta en algunos ratos, pero no se nota demasiado.

Estoy de acuerdo con alguna de las críticas en que vista una película sobre este tema, vistas todas. Sin embargo, este detalle no es impedimento para "disfrutar" aquí de una película bien facturada, con buenas interpretaciones. Parecidas, pero necesarias todas estas denuncias de los crímenes de la Iglesia. Desde Irlanda por lo menos se ha pedido perdón de forma más o menos simbólica y oficial. Esta realidad tan cruda y vil no nos es ajena aquí en España. Me pregunto si alguna vez se pedirá perdón como correspondería.

Si las hermanas de la Magdalena me gustó, e incluso la consideré necesaria, Los niños de San Judas (que puede considerarse su película hermana y su versión masculina) la encuentro igual de necesaria gustándome, y aquí está la gran diferencia, diez veces más.

Es esta una película tan buena como desgarradora, que cuenta una historia triste y lamentable que todo el mundo debería conocer.

Absolutamente recomendable.

El hecho de que esta película esté basada en hechos reales resulta perturbador, pues si no fuera por esto, uno diría que es una historia exagerada. Exagerada por lo desagradable que resulta el demoniaco papel interpretado por Iain Glenn (visto aquí en ’Mararía’), como el prefecto John, cuyo sadismo podría hacer palidecer al inolvidable ’nazi’ de Ralph Fiennes en ’La lista de Schindler’.

Es una película irregular a la que le pesa mucho una realización excesivamente convencional, cercana al telefilme, y que cae en innumerables tópicos de todo tipo. En una palabra, que ya la hemos visto, pues no es sino la versión masculina de la decepcionante ’Las hermanas de la Magdalena’, aunque cae mejor por no tener tanta promoción y bombo detrás, cuando la calidad es similar. En esta ocasión se cambian las asesinables monjitas de aquella, por el sádico cura mostrado aquí, aunque en esta ocasión el retrato es menos maniqueo, al ser una denuncia individual.

Aunque el tema (parecido, en versión mujeres y monjas) ya se vió en el cine, esta nueva película, basada en la experiencia real de un colegio-reformatorio para niños "difíciles", resulta más convincente, constituyendo una crónica desgarrada de los sufrimientos que han de soportar unos pobres infelices, por el odio que les tiene un prefecto despiadado, bestia negra del guión. Aidan Quinn representa al buen profesor que se enfrenta a todos los problemas, ejecutando su papel con pasión y profesionalidad, y algunos de los niños colaboran con absoluta naturalidad para confirmar la brillantez del film. Un notable más que merecido.