El gran silencio

Extraño y fuera de lo común. “El gran silencio” es un atípico western que rompe con todo lo que el espectador espera ver en este género para ofrecer una alternativa de intensa carga dramática, quizás más ajustada a la realidad, la cruda realidad. Los personajes siguen siendo estereotipados, pero les aguarda un destino diferente al que estamos acostumbrados. Los diálogos no aportan gran cosa, puede que sea más revelador el propio paisaje, cumbres nevadas y lagos congelados que nos dicen que de aquí nos vamos a salir de nuestra zona de confort; que los malos tienen motivaciones y que los buenos no son infalibles, que las mujeres tienen necesidades y que es perfectamente lícito matar si te disparan primero hasta hacer de ello un estilo de vida.

El villano (Tigrero, alias “Loco”), interpretado de forma inusualmente contenida por Kinski, parece tener más protagonismo que Silencio, el estereotipado justiciero de pocas palabras, puntería de medalla de oro y velocidad sobrehumana. El humor y la chulería de este tipo de protagonistas se ve anulada de inmediato al ser el personaje mudo; de hecho, Silencio nunca llega a calar del todo en el espectador. Su arma también se sale de lo establecido, es parecida a una luger alemana.

El clímax de la desesperanza que reina en todo el metraje llega en el final, un final del todo inesperado, menos peliculero y comercial y más acorde con las consecuencias que en el mundo real tendría semejante acción. Merece ser considerado uno de los mejores finales del género western, y tal vez el más negro.

El western fue durante muchas décadas el género de cine americano por antonomasia, pues con él los cineastas estadounidenses podían narrar una etapa histórica representativa de su nación. Se plasmaba el “salvaje” oeste de un modo romántico, con vaqueros, forajidos y toda una galería de personajes hoy en día estereotipados que idealizaban la vida en aquellos tiempos. “Spaguetti western” es el término que se le dio a los westerns rodados en Italia. Era una expresión vejatoria creada por los americanos ante la creencia que el género era de su propiedad, y no sería hasta el estreno de “Por un puñado de dólares” (Sergio Leone, 1964) que se empezaría a tomar en serio a este tipo de producciones.

“El gran silencio“, puede ser uno de los spaguetti western más especiales del género. No está libre de problemas, pues tiene un guión que bien le habría beneficiado una o dos revisiones, pero sobresale en un certero desarrollo de la historia, una visión del western todavía más salvaje que lo presentado en su anterior film “Django” (1966), una dirección clara, y su retrato de una etapa histórica sumamente oscura. Muy recomendable.

Lee la crítica completa en: http://reelsofcinema.com/critica-el-gran-silencio/

Un western imposible para Hollywood en esa época (sobre todo por el desenlace), y atípico entre los SW, por un hecho más simple, el entorno.
Corbucci siempre fue uno de los directores de western más sanguinarios, con amputaciones, sangre y matanzas de todos los colores, y eso me encanta, en esta película hay bastante de eso, se ensaña sobre todo con los pulgares, (en Django fue una cuestión de oreja), aparte de estos puntos, todo es muy convencional.
Los personajes son interesantes, los momentos también y todo de forma global raya bastante bien, si te pones a apuntar con lupa (o sin ella) notarás las múltiples fisuras del montaje, actuaciones bastante pobres... Etc.
Una de las mejores del director y muy recomendable para los fans irreductibles del SW.
Buena.

Extraña producción italiana que ha de etiquetarse sí o sí como un Spaghetti western, aunque estemos muy lejos del calor y el desierto típico del género. En los primeros planos de los personajes no vamos a encontrar ni una gota de sudor en sus caras porque el entorno es gélido, en lugar de tierra y polvo hay nieve y lo más extraño, aparece un Jean-Louis Trintignant que habiéndolo visto aquí ya puedo decir que lo he visto en todo tipo de papeles. Faltaba un western, pues ya está.

Las rarezas suman alrededor de un loco (como en la vida real tal vez) Kinski del que poco se habla respecto a esta película y que encuentro tan importante como Trintignant. El cazador de forajidos alemán es clave, puede que cuando habla es como si no dijera nada porque los diálogos no son lo suyo, pero la actitud recta que muestra respecto a su oficio hace que la película valga la pena. Las cosas son como son: uno se gana la vida gracias a las recompensas que se ofrecen legalmente por unos seres humanos y vivos o muertos valen lo mismo.

Así pues alrededor de Kinski hay muerte, lo mismo da si te acercas siendo una mujer, un niño o un sheriff con algunos buenos chistes bajo sus mangas. Muerte, lo mismo si hablas como si eres mudo, tanto si vas armado como si vas desarmado y sin complejos si se trata de disparar por la espalda. Mi nota y mi valoración de esta película vienen dadas por el loco Kinski primero, por el mudo que los mata callando y por supuesto, por un final apoteósico que, vaya, recurriré al humor necio, me ha dejado mudo.

Un buen spaguetti western de Crobucci.

Ambientado en los nevados bosques de Utah, es un film lúgubre y oscuro con personajes en su mayoría despreciables y sin escrúpulos, tan fríos como el las tierrras que habitan.

Ciertamente es un spaguetti western distinto a lo habitual, precisamente Corbucci estaba cansado de realizar los mismos westerns una y otra vez, con ambientación y temática similar y buscó dar otro enfoque al género y no le salió nada mal, de echo el gran silencio es hoy un film de culto.

No hay grandes actuaciones todo hay que decirlo, el francés Trintignant está correcto pero no es carismático, y kinski hace de Kinski, como en casi todas sus películas, conste que me encanta este actor, pero es la verdad.

Por otra parte el film es algo largo, el romance entre el mudo y la belleza es predecible y un poco cansino. el interés reside en los villanos que acaparan lo mejor del film

El nivel de violencia no es tan alto como lo pintan.

Aceptable y curioso.

Gracias.