El gran silencio

Si, el oeste de este SW es blanco, y es un blanco manchado de rojo.
Con una fotografía que quita el hipo, Corbucci nos enseña que el invierno puede ser un gran paisaje de fondo para una película, aunque sea con nieve hecha con espuma de afeitar, y aunque sea un SW.
Un pistolero mudo llega a un apartado pueblo en las montañas, para encontrarse que esta dominado por una banda de forajidos y asesinos, liderada por un temible Klaus Kinski.
Bella y violenta, otra obra maestra de Corbucci, con uno de los mejores finales visto en un SW.

Este film, dirigido por Sergio Corbucci, a primera vista parece extraño, y muy alejado de los tópicos habituales del sub-género. Corbucci se aleja voluntariamente de esos pueblos fronterizos sucios y polvorientos, y nos lleva a parajes gélidos, a zonas montañosas con varios metros nieve, en los que hasta las armas se congelan, y los caballos son plato de primera necesidad para los vagabundos que se esconden allí. Claro que lo extremo de las temperaturas les obliga a acercarse a los pueblos donde son atrapados por cazadores de recompensas como el llamado "Loco" (Klaus Kinski).

A estos tipos ávidos de recompensas, que se amparan en el dudoso y ambiguo paraguas protector de la ley (personificado en el siniestro personaje del juez) se les enfrenta un pistolero muy curioso, llamado "Silencio" (Jean-Louis Trintignant), que además de ser rápido, es mudo debido a un trauma de su niñez. Es cierto que moralmente, la conducta del pistolero que interpreta es un tanto reprobable, puesto que aunque liquida a los cazadores de recompensa, no lo hace por un elevado sentido de la justicia ya que cobra por ello. Sin embargo, Corbucci rodea a este anti-héroe de un halo de misterio y de tragedia. Todo ello, acaba consiguiendo un efecto de realismo que favorece la historia que nos está contando. Tampoco hay que olvidar la excelente composición que nos ofrece Klaus Kinski, con un personaje claramente desagradable y falto de escrúpulos, que es la cabeza visible del grupo de cazadores de recompensas.

Otro de los puntos fuertes del film es su ambientación. Frente a los paisajes blancos, helados, tenemos unos interiores oscuros muy cerrados, casi claustrofóbicos, que parecen ser un reflejo de la dudosa moralidad de los personajes que los pueblan. De puertas para adentro, la ley encorseta a los hombres, los oprime. De puertas para fuera, lo extremo de su clima parece querer indicarnos que en situaciones extremas, los hombres también llevan hasta el extremos sus instintos más básicos, ya sea el de supervivencia, ya sea el de enriquecerse o el de la avaricia. El realizador trata de huir de la espectacularidad y del ritual habitual de los duelos de pistoleros, aunque también es cierto que Corbucci tira de ralentí, un tanto innecesariamente. Mención aparte merece la excelente banda sonora del gran Morricone que compone una partitura triste y desesperanzadora.

Sólo en un film de bajo de presupuesto es capaz de llegar hasta donde nos lleva Corbucci, y no lo digo sólo por el curioso paisaje helado donde muy pocos se han atrevido a ambientar un western. También por lo que cuenta y la forma de narrarlo, de esa forma tan realista, envolviéndolo todo de una cierta desazón y de un tremendo pesimismo que ni siquiera rompe en el tramo final del metraje y con el que nos acabamos quedando y que nos cala hasta los huesos.

Empiezo calificando a El Gran Silencio como una auténtica obra maestra.
Es una de esas películas que al terminar te cuesta reaccionar, articular palabra y eres incapaz de valorarla desde un punto de vista objetivo. Pasado ese estado de "cuarentena" transitoria en el que te deja la película, te das cuenta de lo que has tenido la suerte de contemplar e, incluso, te animas a escribir una crítica.

Aunque clasificada como un Spaghetti Western, que lo es, nos encontramos con unas marcas de identidad propias que la hacen diferente y original a las demás películas del género.
Corbucci nos cambia los paisajes deserticos y arenosos por el más crudo, nevado y frío de los inviernos. Los cazarecompensas se convierten en oportunistas despreciables sin escrúpulos y la venganza deja a un lado la muerte como objetivo. Silencio mata, sí, pero con elegancia y piedad y la violencia toma un aire menos sanguinario pero más tenebroso. El amor traspasa fronteras raciales (algo avanzadísimo en la mentalidad mediterránea de la época) y al final nadie sale victorioso, que es en realidad el resultado de cualquier batalla.
Morricone vuelve a estar sensacional, dejando de lado sus chillonas trompetas y tomando preferencia por las melodías intimistas y lejanas, con un tema principal magnífico.

Recomendable visionar (en youtube está) el final alternativo que rodó Corbucci.

El menos Spaghetti entre los Western, el más Spaghetti entre las películas.

Ingenioso Spaguetti Western que se desarrolla íntegramente en un paisaje completamente blanco por la nieve que no llega a la altura de los del otro Sergio, Sergio Leone,pero que es sin duda de los mejores tras los de éste. Acompañado de otros argumentos sólidos como los de la música de Morricone que vuelve a cumplir con su misión dotando de intriga y musicalidad -nunca mejor dicho- al desarrollo de la trama y la tensión -también sexual- entre los protagonistas es la gran obra maestra de Sergio Corbucci y una pieza esencial para los amantes del Spaguetti Western.

Para el invierno del 1898 y como parte de la historia oscura del oeste estadounidense, cuando las fronteras con México llegaban hasta los territorios del estado de Oregón, surgieron uno tipos de forajidos muy particulares.

Entre ellos los soldados desertores de la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865), ladrones por necesidad de subsistencia y todo aquel non grato para el gobierno. Para la eliminación de los mismos, el gobierno le puso precio a sus cabezas.

Esto dio pie al surgimiento de un grupo de despiadados y sanguinarios caza recompensas, hombres sin escrúpulos, que matan por unos cuantos dólares, sin importar el crimen o la inocencia del inculpado.

En el pueblo de Snowhill en Utah, la viuda Pauline (Vonetta McGee) contrata a un rápido y certero pistolero de nombre Silencio (Jean-Louis Trintignant). Pauline desea vengar la muerte de su esposo, que fue asesinado por Loco (Klaus Kinski), un vil y canalla caza recompensa.

El solitario y mudo Silencio tendrá que enfrentarse a todos aquellos que lo desafían, incluyendo a Loco, y aquellos sin escrúpulos que representan y endosan esta cacería de seres humanos tan despreciable e indigna como el cobarde Pollicut (Luigi Pistilli).

Esta película está considerado por muchos como un film de culto, estando al mismo nivel de las dirigidas por el padre del "spaghetti western", el director italiano Sergio Leone (1929-1989).

Es interesante mencionar que el actor francés Jean-Louis Trintignant estaba deseoso de hacer un "spaghetti western", pero como no hablaba nada de italiano, el director Sergio Corbucci (1926-1990) decidió transformarlo en un pistolero mudo.

El personaje más impactante por su furia, rudeza y maldad es el que interpreta Klaus Kinski (1926-1991), experto en estos tipos de personajes, por tener en la vida privada esta inclinación de personalidad violenta y esquizofrénica.