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Pueblo embrujado

Western Warlock, una pequeña ciudad que se dedica a la ganadería, está dominada por una banda de criminales. Para restablecer la paz y el orden, un comité de ciudadanos decide nombrar sheriff a un famoso pistolero (Fonda). Diversas circunstancias harán que el sheriff y su ayudante (Widmarck) acaben enfrentándose. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
24 de junio de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia que se repite bastante en el western de Hollywood: una serie de bandidos que amenazan un pueblo y aparece un héroe, en forma de Marshall, para traer el orden y un poco de justicia.
Pero no siempre hay tres actores de la talla de Fonda, imperturbable y sobrio, Widmark, cínico y socarrón y un latino Quinn.
A estos tres se suman dos bellezas rubias de buen calibre y una serie de actores de reparto ya vistos en series y películas, como el general del Túnel del Tiempo y el comerciante que estuvo en algún capítulo de Super Agente 86.
Entretenida y para disfrutar las buenas actuaciones.
Sigfrido2
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16 de abril de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edward Dmytryk dirige este espectacular y poco conocido western interpretado por un inmejorable reparto entre los que destacan Richard Widmark, Henry Fonda, Anthony Quinn o Dorothy Malone entre otros que nos cuenta como en un pequeño pueblo ganadero hartos del dominio de una banda de criminales deciden nombrar sheriff a un famoso pistolero (H. Fonda), que se presenta en el pueblo acompañado de su leal y extraño amigo (A. Quinn), un tullido jugador con muchos problemas con la justicia. Incomprensiblemente la amistad entre los dos hombres termina siendo el centro de atención de una película que contiene numerosas escenas de gran tensión, una excelente fotografía y unas interpretaciones memorables, una película poco conocida que merece ser reivindicada como uno de los mejores westerns de la época sin duda, queda claro que la presencia de E: Dmytryk como director victima del tristemente célebre comité de actividades antiamericanas no ayudó a una mejor recepción de la película, de hecho toda la película se interpretó como una velada crítica hacia las actividades de dicho comité.
En resumen, impresionante y muy recomendable western.
Scarface
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10 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena mano de póker, si señor. Una buena mano y bien jugada por parte de Dmytryk. Dos ases, uno de diamantes que para eso gasta pistolas de oro, Clay Blaisdell (Fonda) y otro de picas, su inseparable amigo, socio y protector en la sombra, Tom Morgan (Queen). El tercer as, de corazones, tarda un poco en unirse a la jugada pues viene de un descarte, Johnny Ganon (Widmark). Remata el full una pareja de bellas damas, la de corazones Jessica Marlow (Malone) y la de picas Lilly Dallas (Michaels). Aunque la actuación de todos ellos raya a gran altura, destaca especialmente el duelo interpretativo entre Queen y Fonda. Magníficos.
Arranca la cinta con el carro con la cuba de agua regando la calle principal de Warlock, una ciudad de frontera alejada de los centros administrativos. Solo le da tiempo a regar una mitad de la calle, por un extremo asoman los pistoleros del rancho San Pablo que van directos a retar al sheriff y a demostrar a todos quien manda allí. Como el de la estrella no es un héroe, abandona la ciudad entre las burlas de los pistoleros y el terror de los vecinos que se reúnen para buscar una solución.
Y la encuentran en la figura de un pistolero protector sin nombramiento oficial, Blaisdell, famoso tanto por las ciudades que había pacificado como por las pistolas de oro que luce. En el lote va su amigo Morgan para guardarle las espaldas, pese a su condición de tullido, pero también para aprovechar la situación y hacer sus propios negocios. Blaisdell habla claro, actúa siempre a su manera y advierte que su presencia es primero aplaudida, sí, pero luego criticada hasta que debe marchar a otro sitio. En el debate que sigue, desconfiada, preguntará Jessica por sus métodos. También participa el juez que los vecinos han designado, un personaje que nos parece del mayor interés, interviene en todos los debates criticando y quejándose de la situación, advirtiendo los riesgos del abuso de poder pero sin proponer nunca alternativas realistas. Hay cierta hipocresía en su actitud y, porqué no, también algo de cobardía. De hecho en una de las escenas finales, significativamente, Blaisdell se lo quita de en medio enfadado tirándole las muletas al suelo.
Este es el planteamiento general del drama, porque de un drama se trata: las armas que cabe emplear en la lucha contra la injusticia y el terror. En este sentido, a lo largo de la cinta emerge la figura de Johnny, que desde las filas de los matones se pasa a las de la justicia aceptando el nombramiento oficial de sheriff de la ciudad. En medio dos historias de amor con finales distintos. Concluye el drama con las calles de nuevo mojadas a medias tras la tormenta nocturna, pero ahora con las pistolas de oro abandonadas en el suelo por su dueño.
Magnífica película con un argumento y un guión enormes, con personajes de poderosa personalidad y de gran hondura psicológica. Los buenos no lo son del todo, ni son malos todos los que lo parecen. Mientras tanto el pueblo mira y sufre, pero no es capaz de tomar las riendas de su destino. Es más cómodo que otros lo hagan y se manchen las manos de sangre. Hay también cierta hipocresía en su actitud que aquí se denuncia. "La ciudad debe defenderse por sí misma", se dice en algún momento.
A destacar un par de citas sanitarias, cuando Jessica recuerda su actuación como enfermera en una epidemia de tifus en el hospital del Dr. Warner, quien cura la mano herida de Johnny y le recomienda mitigar su dolor con seis gotas de láudano en un vaso de agua.
Dos cuestiones para terminar. Una, la pretendida relación homosexual que algunos quieren ver entre Blaisdell y Morgan: el que tiene hambre sueña bollos. Y dos, el flaco favor que se hace a los grandes méritos cinematográficos de Dmytrik con la eterna cantinela de la detestable persecución marcarthista que sufrió por sus ideas políticas. Su obra como director no necesita para nada de este apoyo. Al cine lo que es del cine y a las ideologías lo que es de las ideologías.
Lafuente Estefanía
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1 de marzo de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Edward Dmytryck de 1959. Y siempre decir lo mismo de este pobre hombre, sí, ...uno de los incluídos en la primera lista negra de 10 del Mcarthismo. Despúes se le acusó de delatar compañeros en la de Caza de Brujas, pobre hombre, ya que era un profesional inmenso por otra parte, y aquí dirige toda una sinfonía en color del género de pistoleros, un western colosal. Lo dicho, no hay indios, ni minas, ni séptimo de caaballería, ni tramperos...eso sí, una ciudad adónde pasa todo, Warlock, por supuesto lejana y dedicada al ganado, y los cowboys fuera de la ley hacen la suya a su modo. Una banda, la de Abe McQuown (Tom Drake) tiene atemorizados al pueblo. No hay sheriff a la redonda, se nombran comisarios voluntarios que pronto reniegan del cargo temiendo por sus vidas. Para intentar frenar el poder desmesurado de la banda, los ciudadanos llaman de afuera a Clay Blaisdell (Henry Fonda, maduro, serio, impecable, elegante y callado), un afamado pistolero con fama de invencible como comisario de la ciudad. Tom Morgan (Anthony Quinn, mágnífico), cojo y tullido es su mejor amigo y siempre le acompaña. Se puede ver cierta lectura de homosexualidad latente en el personaje fino de Queen y el fatídico sentimiento de amor que siente por su amigo Clay, salvándole la vida una y otra vez.
Aquí el sherif de la ciudad cercana (recordemos como poco a poco va llegando la legalidad al oeste incivilizado de los vaqueros) no está de acuerdo con el pistolerismo de Clay y busca la legalidad en Warlock así que pide un voluntario de la propia ciudad para sheriff adjunto y uno de los chicos de la mala banda, Johnny Gannon (el rubio imperturbable Richard Widmark), es nombrado. Para defender el pueblo hay ahora un representante inseguro, inexperto y legal que quiere redimirse (Johnny) y uno ilegal, pero protector, el infalible pistolero Clay (Fonda) con sus pistolas de mangos de oro capaz de enfrentarse él solo a una banda al completo. Poco a poco Gannon va demostrando valentía y el pueblo cobarde se suma también. Así que Clay y Tom pierden su lugar, solo una cosa les puede retener.
Las cuestiones amorosas. Aparte de la amistad de Quinn por Fonda.
Esta vez hay dos rubias. La primera, dulce que esconde más de una carta bajo la manga Jessie Marlow (Dolores Michaels), se enamora de Clay, y se propone cambiar de vida y casa. El french paradise, es el saloon donde gira el vicio del juego y la virilidad del lugar. Pero el personaje taciturno que esconde un pasado con todos los anteriores, es el de Lilly Dollar (Dorothy Malone, extraordinaria, ambigüa y que roba planos a los tipos con los que se cruza). Vieja conocida de los dos amigos pistoleros, y ahora enamorada del bueno de Gannon.
Aquí nadie tendría una posibilidad si los demás no te cubriesen la espalda. La historia de protección, amor y amistad de Quinn con Fonda es una de las más hermosas entre hombres que ha dado el cine. Hay amores que matan.La pira heroica funeraria sobre una mesa de juego pura poesía épica de otros tiempos. Y qué me dicen del final, otro de esos duelos que no deben perderse jamás.
Imagomundisblog
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3 de febrero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran western con un magnífico reparto (destaca el tullido Anthony Quinn que realiza una enorme interpretación), los personajes a los que interpretan son interesantes y están bien dibujados.
Posee una historia sencilla pero a la vez enrevesada, aquí hay traiciones y tiros por la espalda, algo poco común en los westerns de aquella época.
Muy entretenida, con una buena fotografía y también una buena banda sonora.
Una película con mucha miga, que por suerte los años la han situado en el buen lugar que se merece.
Imprescindible para los fans del género, de Quinn y del buen cine en general.
espagueti con tu sangre
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