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Pueblo embrujado

Western Warlock, una pequeña ciudad que se dedica a la ganadería, está dominada por una banda de criminales. Para restablecer la paz y el orden, un comité de ciudadanos decide nombrar sheriff a un famoso pistolero (Fonda). Diversas circunstancias harán que el sheriff y su ayudante (Widmarck) acaben enfrentándose. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
5 de mayo de 2008
40 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesantísimo western de Edward Dmytryk que consigue reunir en su reparto a tres de las mayores figuras del género. Con enormes duelos interpretativos como principal atracción y basándose en el relato de Oakley Hall la cinta es una historia de venganzas y antiguos rencores en una ciudad sin ley del viejo oeste americano, Warlock.

Magníficamente rodada, con unos primeros planos y fotografía excelentes, la historia se convierte en una sucesión de acontecimientos que no sirven sino para demostrar como las diferentes miserias humanas tales como la traición, envidia y la hipocresía invaden a los personajes y habitantes que desfilan por Warlock. Solo el personaje interpretado por un inspirado Richard Widmark (Johnny Gannon) consigue aislarse de ese ambiente corrupto y lleno de ira y se erige como héroe, dejando para Henry Fonda y un excepcional Anthony Quinn el peso de una amistad-enemistad que termina siendo el centro de atención del espectador. Completando el reparto por el lado femenino Dorothy Malone y Dolores Michaels también terminan siendo parte importante en esta encrucijada de egos e intereses.

Con numerosas escenas de gran tensión psicológica y unos cuantos duelos memorables se completa este inolvidable western con un gran trasfonfo político y un poso de crítica a la sociedad y situación de la época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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15 de mayo de 2009
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente Western en el que se enlaza el destino de las personas. Alguien dijo que todo esta escrito y en esta película tenemos la suerte de poder comprobarlo, los desencadenantes ocurren solos y quizás con la intervención de unos podría haber cambiado sustancialmente la historia, pero estamos hablando de Warlock y allí las cosas suceden solas.

Me ha sorprendido ver una critica mala de este peliculón diciendo que la película se podría haber desenvuelto en una simple hora pues bien... no veo el por qué, este film esta sumamente tratado y viendo su fecha de realización creo que debemos sacarnos el sombrero ante el hombre de las pistolas de oro y más aun ante el joven sheriff Johnny Gannon.

Película que carece de desperdicio, llena de dilemas morales y como aquí bien se dice.. western psicológico, quizás el padre de ese estilo que tan poco se ha usado.. y es una pena. Esta película me recuerda si cabe a tombstone o a la legenda de Wyatt Earp en donde sabes lo que va a pasar pero te intriga hasta el mismo momento en que pasa, es el instinto de superación.. el momento de la muerte en el que uno se juega la vida a cara o cruz por sus ideales.

Repito, esta película se merece un 10 por las magnificas interpretaciones de sus actores y sus maravillosos escenarios y paisajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ari
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3 de enero de 2010
26 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
412/40(30/12/09) Turbador western en el que hay un más que explicito romance homosexual entre los dos protagonistas, Clay Blaisedell (Henry Fonda) y Tom Morgan (Anthony Quinn), que es el motor de la historia, dos tipos duros del oeste, uno de ellos, Morgan, cojo que se siente muy unido a Clay, pues el único que no le trata como a un tullido y siente celos de todos los que se le acercan, recuerda bastante a la historia de Wyatt Earp, “Pasión de los fuerte”, “Duelo de titanes”, “Duelo en O.K. Corral” y demás versiones, como a “Solo ante el peligro” , mezcla ideas de unas y otras en un coctel original, un resultado con múltiples lecturas, todas ellas empezando por que el director Edward Dmytryk fue perseguido por “La caza de brujas” del pérfido senador McCarthy, y es que en la cinta se nos habla de temas universales, la hipocresía de la sociedad que utiliza a personas válidas para después pasarlas por la trituradora cuando estorban, esto queda patente en la mejor escena (spoiler), cuando Blaisedell (Henry Fonda) da un desgarrador discurso en un funeral. La historia es una reflexión sobre el destino de las personas, sobre si pueden cambiar sus vidas, sobre la fina línea que separa al héroe del villano, sobre el nacimiento de una nación a través de estas ciudades pioneras talladas a fuerza bruta. La historia es como las muñecas rusas contienen un final dentro de otro y en todos ellos te sorprende. Fonda y Quinn están bestiales, dos colosos de la interpretación de los que traspasan la pantalla y hacen el cine entras dimensiones sin necesidad de artificios, descomunales. Como hándicap reseñar que el resto del reparto resulta algo desdibujado, empezando por Richard Widmark (Johnny Gannon) que su papel me resulta forzado, poca claras sus motivaciones para saltar de un lado a otro de la ley, como de las dos mujeres, les falta fuerza de carisma. Por cierto vaya titulo bochornoso que le pusieron en España, se cubrieron de gloria, lo de costumbre. Recomendable a los que gusten de un muy buen western. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de mayo de 2009
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo general, el instinto primario del hombre lo induce a responder a la violencia con violencia, a la ofensa con la venganza, y al odio con el aniquilamiento. Pero, contra todo lo que se diga, el hombre no es violento por naturaleza, pues, así como lleva en sus entrañas el potencial agresivo, también es inherente a su esencia el autocontrol, el respeto por la vida y el sentido racional de no devolver mal por mal. Pero para esto, como para todo lo significativo, se requiere formación, experiencia, autocontrol y madurez.

Warlock (Brujo-a), es un pueblo en el oeste norteamericano, signado por el asedio de una pandilla que actúa a sus anchas ante la ausencia de una justicia efectiva. A su último alguacil, lo han expulsado como monigote tras ridiculizarlo ante todo el pueblo, y ésto, inducirá a una reunión urgente donde se decide contratar como mercenario, al comisario de un pueblo vecino que tiene fama de valiente.

Así llega, Clay Blaisedell, un hombre de temple, bien hablado y reconocido por poseer dos pistolas con cacha de oro (que apenas usará en alguna escena porque, no es esto lo que, por suerte, interesa al director). A él lo acompaña, Tom Morgan, amigo de numerosas andanzas que siempre ha estado en el punto exacto cuando, a Clay, han pretendido matarlo por la espalda. En el pueblo conocen su largo historial por fuera de la ley, pero, Clay lo defiende con ahínco y consigue que lo acepten.

Entre ellos, se desarrolla una rara amistad que parece tener su mayor asidero, en el hecho de que, Clay, es el único ser humano que nunca ha visto a su amigo, Morgan, como un lisiado. Por esto, Tom ejerce su reconocimiento y da cuenta de su aprecio, actuando como un ángel guardián dispuesto a deshacerse de todo aquel que pretenda jugarle sucio a su compañero.

En el pueblo hay otro hombre, Johnny Gannon, un personaje que, el director Edward Dmytryk, asigna tácticamente a Richard Widmark, un actor a quien resulta difícil ver del lado de la ley en alguna película del oeste y, quizás por esto mismo y por su tosco aspecto, nos veremos durante largo rato en la encrucijada de determinar de qué lado está jugando su papel. Además, sabemos que él mismo hizo parte de la pandilla que ahora azota al pueblo y que su hermano, Abe, es uno de los bandidos.

Widmark, se toma la película de cabo a rabo con su ambiguo y bien matizado rol... y pronto, con el sólido y ejemplarizante ejercicio de Clay Blaisedell, su personaje se convertirá en uno de los puntos clave, buscando transformar los primitivos principios del linchamiento y la autojusticia, con la esperanza de que surja, por fin, una sociedad civilizada que se atenga a la ley y que propenda por juicios justos e imparciales. ¿Lo logrará?

Con un guion brillantemente escrito por, Robert Alan Aurthur y Oakley Hall; una ambientación majestuosa y una impecable fotografía de Joseph MacDonald, Dmytryk recrea un sendero hacia la sociedad razonable que, poco a poco, vaya dejando atrás al salvaje, salvaje oeste.

Brillantes actuaciones de Anthony Quinn, Richard Widmark y Henry Fonda; y con ellos, dos mujeres de conceptos muy claros: Dorothy Malone (Lily Dollar) y Dolores Michaels (Jessie Marlow).

Estamos ante un western relevante.

Título para Latinoamérica: PUEBLO EMBRUJADO
Luis Guillermo Cardona
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19 de julio de 2013
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salto de la carcajada a la perplejidad por las tres críticas que he leído acerca de la homosexualidad de los dos protagonistas. Es asombroso el ridículo en el que caen algunos homosexuales cuando se empeñan en clasificar como de su misma condición a todos los que no lo son, pero que mantienen vínculos de camaradería, compañerismo, amistad o comparten un mismo destino laboral. No entiendo, por otra parte, ese contumacia tan evidente de los "homo" de querer ver en los heterosexuales rasgos ocultos de lo que a ellos les afecta o son.
En concreto, tildar de locazas a Clay (H. Fonda) y a Tom (A. Quinn) es de lo más delirante que he leído. Quienes así lo han expresado debían de estar muy ocupados en otros menesteres cuando vieron la película; mejor dicho, cuando la miraron pero no la entendieron. Dónde, en qué parte del diálogo, en qué fragmento del guión se da a entender que ambos beben los aires del otro. Por favor, me parece que éste no es lugar más adecuado para hacer el ridículo.
Es obvio que los personajes de Clay y Tom se necesitan...para mantenerse con vida en el trabajo que desempeñan (mercenarios, comisarios, limpiadores de escorias...). Los dos lo saben y se coordinan para llevar a cabo los compromisos contraídos con quienes los contratan. Pero a estos dos machotes lo que les van, sin la menor sombra de duda, son las mujeres, y más si son rubias. ¿Creen acaso que Tom Morgan viaja de pueblo en pueblo con el retrato de Dorothy Malone, con la que tuvo una turbulenta relación, para desintoxicarse de la homosexualidad? Y que el otro viril personaje, Clay Blaisdel, ¿es acaso un personaje extraído de uno de esos barrios de "ambiente"?
Anthony Quinn, sin ir más lejos, tanto en 1959 o en cualquier otra fecha posterior jamás habría aceptado participar en una película donde se diera a entender que era un pistolero sin salir del armario. ¡Cuánta absurdez!
Por último, doy esa alta calificación a la película aunque sólo sea por el excelente trabajo de fotografía de MacDonall, sobre todo en la siempre admirable escena del duelo entre los dos camaradas. Extraordinaria iluminación. De las interpretaciones, casi todas las críticas han coincidido: un insuperable Anthony Quinn y un majestuoso Henry Fonda que con sus papeles son capaces de hacer menos perceptibles algunos -pocos- puntos flacos del guión. Desde mi punto de vista, una de las mejores películas del cine del oeste.
Strénliko
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