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Balzac y la joven costurera china

Drama. Romance. Comedia En la china comunista, durante los años la revolución cultural de los setenta, un muchacho es enviado a un remoto campo de adoctrinamiento del régimen maoista, para ser educado por los campesinos locales en las ideas del régimen. Allí conocerá la literatura prohibida de occidente, la amistad verdadera y el amor de la bella hija mayor del sastre del pueblo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
26 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi llegada a esta película fue buscando cine ambientado en el continente asiático, quería retratos costumbristas y, como ya saben los que la han visto, aquí no nos encontramos precisamente esto.
Para mí esta película es estéticamente preciosa, los paisajes, la ambientación, casi puedes oler las flores de los extensos valles, el pueblo.. es casi garcilasiana, sin embargo, tiene lagunas, en ocasiones llegas a plantearte si empezar algo "más movido". Es totalmente recomendable, es más, si no no la tendría en mi lista de "pequeñas joyas", sin embargo advierto que hay que tomárselo con calma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Airodriguez
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4 de mayo de 2010
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las revoluciones totalitarias detrás de las cuales subyacen intereses de dominio y despotismo hacia las masas inciden en un baluarte muy peligroso y contraproducente para sus propósitos: la cultura. No interesa que el populacho se alfabetice, se instruya y se eduque. Lo que interesa es que sea adoctrinado en los dogmas de la nueva ideología, que ha de copar hasta el último ámbito. Mao, desde luego, como cualquier dictador (los hay con muchos trajes y collares muy distintos, pero todos son de una ralea muy semejante), pretendía someter a su pueblo a través de la ignorancia. El que no sabe lo que se pierde, no lo echará de menos. Su comunismo lavaba el cerebro a los campesinos y a las gentes humildes, inculcándoles el trabajo a destajo y el apego acérrimo a los ideales del Partido. Pensar estaba vetado. Sólo era lícito obedecer y trabajar, y obtener las purificadoras recompensas del esfuerzo común y todas esas patrañas.
Pero China es un país enorme y el más poblado del planeta. Extremadamente complicado lavar el cerebro a una nación entera. Muy difícil hacerlo con los que ya estaban contaminados de conocimiento y, en general, de cualquier manifestación cultural subversiva, procedente de Occidente.
En una tentativa casi postrera de reactivar el comunismo en China, Mao promocionó la “Revolución Cultural” que se llevó a cabo a principios de los setenta. Jóvenes procedentes de familias sospechosas eran enviados a comunas rurales para ser “reeducados” en los principios comunistas y empaparse de la vida más sencilla y sacrificada.
Liu y Ma son dos muchachos que llegan a un rincón perdido en las inmediaciones del río Yangtze. No puede haber un contraste más grande entre su educación esmerada (son dos eruditos amantes de la lectura y del arte) y el entorno rudo en el que se encuentran. Agobiados por la falta de estímulos intelectuales, ven una salida en una maleta de libros prohibidos que roban a otro muchacho en proceso de reeducación. Junto a ellos, una chica lugareña, una costurera analfabeta pero muy despierta descubre los placeres de sumergirse en mundos increíbles de la mano de autores como Balzac, Dumas, Flaubert, Víctor Hugo, Dostoievski…
Un lienzo suave y nostálgico sobre la libertad del pensamiento y del sentimiento, que no pueden ser encadenados. La juventud de dos librepensadores que burlaron la ignorancia de su alrededor y se remontaron mediante la belleza de las palabras que carecen de ataduras, y de las notas de un violín que transportaba a los campesinos sin saber que lo que estaban escuchando no era “Mozart pensando en el presidente Mao”, ni “El lago de los cisnes dedicado a Lenin”.
Se demuestra cómo el poder de la imaginación desatada cambia la atmósfera y los espíritus.
En la Gruta de los Libros, o en algún lugar impreciso del Yangtze, siempre se escuchará la voz de Balzac enseñando el sabor de la libertad a tres adolescentes que de alguna manera se quedaron para siempre allí.
Vivoleyendo
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28 de febrero de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es frecuente que un escritor adapte y dirija la versión cinematográfica de su propia novela, y las pocas veces que esto ocurre, se espera una fidelidad mayor al original que la que se ha dado en este caso. Dai Sijie, dirige Balzac y la joven costurera china, con no poco acierto y logrando una película interesante y entretenida, en la que destacan la belleza de los paisajes y el trabajo de los tres actores protagonistas. En comparación con el libro, sin embargo, la película se queda muy coja. La historia es la misma, la de dos jóvenes chinos que son enviados a reeducarse a la montaña en época de la revolución de Mao, dos chicos que acaban compartiendo felicidad y problemas y refugiándose en los libros, en la música y en general en el arte. Por algunas razón, sin embargo, Sijie como director, se limita a contar las anécdotas del libro, cambiando multitud de detalles (no se sabe para qué) sin llegar a lograr una obra tan redonda como la novela.

En la novela destaca el tono: el hecho de que sea capaz de describir una época dura, un régimen dictatorial opresivo, las terrible condiciones de trabajo y de vida de la población china, la agobiante falta de libertad con un tono ligero, impregnado de la alegría, la esperanza, la valentía y la juventud de los protagonistas. Destaca también la forma en la que profundiza en el valor de la lectura y del arte tanto para el individuo como para la sociedad. En la película, aunque no deja de ser amena y agradable, no se llega a ver esa profundidad.

En definitiva, una novela para disfrutar de cada palabra y una película para pasar el rato. Instrucciones de uso, las habituales: primero leer, después ver.
puntoyalarte
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16 de junio de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
O al menos esa es una de las reflexiones que extraigo de esta excelente película, aunque podrian extraerse muchas otras. Lo que nos muestra claramente este argumento es la capacidad de los chinos para hacer disparates uno tras otro mostrandonos distintos momentos de la historia de ese país. En cuanto a lo banal de la historia cabe destacar el buen enfoque que de la amistad se hace en esta película, los entrañables personajes que aparecen, (el anciano tocando la guitarra es un puntazo), asi como el fino sentido del humor del que hace gala el director en muchos de los diálogos en los cuales pone en evidencia la importancia de la educación y la cultura en las personas, aunque, según se mire, esa misma educación acabe con la poca inocencia y nobleza que hay en cada uno de nosotros.
chinofilo
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18 de junio de 2011
14 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película clasifica como una más de las que propagan el mensaje anticomunista. Al margen de la discusión política, no se puede cuestionar la veracidad de los hechos narrados y seguramente sucedieron así: que en los campos de reeducación se cometieron excesos, nadie lo discute; que los guardias rojos de la Revolución Cultural cometieron arbitrariedades, fue tan evidente que el mismo Mao tuvo que intervenir para evitar más tropelías; pero de ahí a pretender mostrar que era política del Estado chino prohibir leer a Alejandro Dumas, El Quijote o a Balzac, no deja de ser más que un palurdo panfleto. A nosotros nos llega sólo la versión de la historiografía occidental, que es por lo general tendenciosa y poco inclinada al análisis objetivo cuando de los intereses del sistema capitalista se trata de defender.

Lo cierto es que China antes de 1949 era uno de los países más atrasados del mundo, era prácticamente un país feudal, y desde ese año en adelante, esta nación empezó a tener una transformación social positiva, y cuando Mao fallece en 1976, éste deja sentadas las bases para que China alcance el gran desarrollo cultural, económico y tecnológico por el atraviesa actualmente. De otra manera no hubiera sido posible, porque los grandes cambios estructurales no se dan de la noche a la mañana, sino con trabajo acumulado de muchos años.

La Revolución Cultural es un período de la historia china que ha sido tergiversado y manipulado malintencionadamente y, que en realidad, si tuvo desaciertos, fue producto de la inmadurez y fanatización de los jóvenes llamados guardias rojos, y que en su debido momento fue controlado a tiempo para evitar más desmanes.El objetivo de la Revolución Cultural era politizar a la sociedad china y popularizar el arte y la cultura y nunca fue política del Estado prohibir leer literatura universal. Una cosa fueron los desmanes de ciertos jóvenes fanatizados, y otra muy distinta, la política del Gobierno. Eso debería quedar muy claro, porque para hacer un análisis objetivo y crítico de la historia, se debe despojar a ésta de versiones manipuladas y apasionadas que lo que hacen es crear confusión y no permiten una descripción adecuada y correcta de los hechos.

Desafortunadamente en los últimos años se han rodado películas de carácter histórico y político que han enviado un mensaje equivocado, más por el apasionamiento y los lineamientos políticos que impiden la elaboración de unos guiones acordes con la historia. Ojalá se corrija esto en cierto tipo de cine para el bien de la historia como ciencia.
juanqui
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