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Estrellas en mi corona

Western. Drama Un veterano de guerra civil llamado Josiah Grey (Joel McCrea) llega a una pequeña ciudad del sur de los Estados Unidos para ejercer su ministerio como pastor religioso. Grey tiene una familia y muchos amigos, pero pronto encuentra la fricción con algunos de sus feligreses. En seguida se crea una disputa entre su ministerio y el del joven doctor del lugar, que busca el tratamiento científico para curar a sus pacientes. La aparición del ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2009
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dado que este filme estadounidense en blanco y negro es del año 1950, época de mitad del siglo XX donde estaban encrespadas las pugnas etnocentristas de los "blancos" en contra de comunistas, negros y todo lo que les parecía que podía restar sus privilegios e intereses asentados sobre décadas, resulta sorprendente la valentía conque el productor, los guionistas y el director de esta película presentan una historia donde se destaca de manera muy crítica y denunciadora el maltrato y la injusticia que con frecuencia los habitantes "blancos" llevaban a cabo contra los "negros" sin que los representantes de la Justicia ni las leyes hicieran nada por evitarlo, sobre todo en los Estados del Sur, USA.

Así, esta película, situando la narración en los años inmediatamente después de la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense de 1861-1865, nos muestra a un pobre anciano negro al que por el hecho de que debajo de su propiedad hay una posible veta de mineral mica, el rico colmadero del pueblo y otros miembros blancos del Ku-klux-klan lo amedrantan para que venda su tierra y cuando ven que el hombre no quiere, pasan a amenazarlo destruyéndole su cosecha, establos, etc., hasta incluso intentar lincharlo-ahorcarlo, momento en que intervendrá el predicador de Dios, la autoridad de la religión, que toca las consciencias desde el comportamiento eminentemente religioso del amor, la práctica del bien y la misericordia (y también el sabio uso de la inteligencia en momentos muy críticos).

"Estrellas en mi corona" se encuadra generalmente dentro del género western; sin embargo usando un poco más la razón y la lógica debiera pasar a clasificarse dentro del género religioso-cristiano (como la clasifica el crítico cinematográfico Fej Delvahe), pues el argumento se centra principalmente en la vida de un predicador cristiano desde su llegada a un pequeño pueblo del Sur de los EE.UU. y como este hombre religioso se constituye para todos los habitantes del lugar, en referente no sólo religioso-moral, sino además ético, de comportamiento decidido y valiente, además de en faro defensor de la justicia y combatiente sin armas contra los injuntos, racistas y abusadores de los más pobres.

En resumen, una película donde se exhibe lo que es el buen y honesto liderazgo de la religión, además de los frutos positivos-convivenciales que el hecho cultural-religioso aporta a la sociedad.

Muy recomendable a los partidarios que en la acualidad europea se rasgan las vestiduras por ver crucifijos en instituciones públicas, pero que no tienen la más mínima vergüenza de aprovecharse tomando vacaciones en las fiestas cristianas de Navidad o Semana Santa, y que tampoco protestan ni se indignan por la paga extra que en diciembre reciben gracias a la festividad universalizada y hecha tiempo-costumbre de regalos en honor de un tal Jesús de Nazaret, crucificado hace unos dos mil años (ante esta versión del crucificado no se quejan, sólo ponen la mano y cogen el dinero).
stefani
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8 de agosto de 2009
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uy, otra de esas películas que indignarán a mucha gente. Si es que estas cosas de buenos sentimientos y de los viejos tiempos no se pueden hacer, córcholis, que provocan.

Nada más comenzar llega un predicador a un poblado, y sorpresivamente entra en el saloon, dice que viene a predicar, desenfunda, la gente se agacha, deja las pistolas sobre el mostrador, suelta su discursito y cae bien a los lugareños.

Así que ya saben lo que les espera. Luego no se quejen. Eso sí, a mí me parece una buena película de esas idealistas, al estilo de las de Ford pero sin llegar a ese nivel.

Lo que más me flipa es la capacidad de Jacques Tourneur de adaptarse cual camaleón a cualquier género, y con pocos medios además. Tal vez sólo Ang Lee hoy en día tiene esa extraña cualidad.
Gilbert
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16 de febrero de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film magistralmente dirigido por ese buen realizador que siempre fue: Jacques Tourneur.
Argumentalmente sorprendente puesto que al comienzo parece que será un western, deriva rápidamente al género costumbrista, al de la vida normal de una comunidad, en una época donde había que luchar para subsistir y la nación se estaba formando, en todos los sentidos.
Parte de la novela de Joe David Brown, y el guión de este mismo junto a Margareth Fitts, logra que, primero, entretenga muchísimo, y después que nos emocione, nos haga vibrar, con escenas antológicas como la del Ku Kux Klan, con el intento de ahorcamiento de un vecino de raza negra. Esta larga escena creo que debería estar en los anales del séptimo arte por su honda humanidad. El final, asimismo, simplemente perfecto, dejando una amplia sonrisa en el espectador.
A mi modo de ver una pequeña maravilla, que seguro que gustó, si es que la vio, claro, al gran John Ford, cuyos muchos personajes se parecen a los de este memorable y reivindicable film, cuya visión recomiendo vivamente.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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21 de febrero de 2011
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrellas en mi corona está más cercana al melodrama familiar ambientado en el Oeste con un componente sentimental fuerte y, en especial, espiritual (continuos himnos religiosos y varios sermones bíblicos). Me recordó en este estilo al de John Ford en El Sol siempre brilla en Kentucky, por cierto, el Ford que menos me interesa por su tendencia a la sensiblería y el paternalismo.

Mención de nuevo a una sensacional fotografía en blanco y negro, sello habitual de este autor en cualquiera de sus películas. Dentro hay dos secuencias a considerar: La recuperación del personaje de Ellen Drew de la fiebre tifoidea y esa emotiva lectura del testamento por parte de Joel McCrea, defendiendo a un viejo granjero negro (gran Juano Hernández) ante el ataque del Ku-Klux Klan.

Una Obra considerada de culto entre los entusiastas de Jacques Tourneur pero creo que sus westerns siguen una misma estructura convencional sin aspectos de especial interés en el desarrollo de historias y personajes, por debajo de su habilidad narrativa en el género del cine negro.
Antonio
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9 de agosto de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La especie humana necesita la ciencia porque, es con la investigación y el conocimiento científico como se logra la demostración y la veracidad de todo lo relacionado con la materia (composición, interrelación, transformación…); con el ser humano (psicología, desarrollo, enfermedades físicas…) y con los demás seres vivos (animales, plantas, microorganismos…). La ciencia va hasta donde puede llegar en los nexos de causa y efecto, formulando las leyes del ser de la manera más profunda posible y siempre basada en hechos. Esto produce confianza y certeza en muchas de las cosas necesarias para la preservación de la vida, y para el ejercicio en sociedad y en contacto con el mundo.

Por otra parte, y desde tiempos muy remotos, el hombre ha presentido que, más allá de lo físico y de lo terrenal, hay otras dimensiones y otras fuerzas superiores a las humanas que, además de hacedoras de todo lo que existe en el universo, también intervienen sobre nuestro presente y futuro de acuerdo con la calidad de lo que hacemos y según la fe que depositemos en ellas. Esta suerte de sensaciones y experiencias -muchas de ellas inexplicables científicamente hasta el día de hoy, pero, sostenibles por un número cada vez más alto de seres humanos-, ha dado origen a los llamados, libros sagrados, y a muchos otros de gran valía, los cuales nos hablan de otras dimensiones y poderes inimaginables; campos energéticos que nos conectan con los demás y con todo lo que existe; y ciertas leyes universales que tienen que ver, sobre todo, con el espíritu>conexión del hombre con el Creador=Dios.

Es en este punto donde, los científicos, se han encontrado con una pared infranqueable como colectividad, y solo a nivel individual y en grados muy diversos, pueden hablar los menos escépticos de esas otras cosas que, cada quien, consigue vivenciar. Así las cosas, entre los sectores radicales de ambos bandos, la confrontación será eterna y el acuerdo insostenible.

“Stars in my Crown”, fue la primera novela escrita por Joe David Brown, en 1947, un celebrado periodista que hiciera las veces de corresponsal extranjero para las revistas Life y Time, y a quien se recuerda por “Kings go Forth” (llevada al cine por Delmer Daves, con el mismo título) y también por “Addie Pray” (convertida en “Paper Moon” por Peter Bogdanovich). Adaptada por él mismo en colaboración con Margaret Fitts, <<ESTRELLAS EN MI CORONA>>, le fue asignada al director Jacques Tourneur, y éste tuvo un notable pulso para mantener, en un sitial muy equilibrado, la fuerte rivalidad -marcada esencialmente por acciones- que, en un pueblo llamado Walesburg, sostienen, el pastor Josiah D. Gray, y el joven médico, Dan Harris.

¿A qué conclusiones llegaremos?... ¿Será más importante la ciencia que la religión?… ¿Acaso será al contrario?… ¿O quizás sean tan esenciales la una como la otra?...

Deja un cierto sinsabor el hecho de que la espiritualidad se asocie finalmente a iglesia (donde menos se la encuentra), pero, comparto plenamente la tesis moral del filme. Creo que, ciertos momentos, rayan con la sensiblería del peor gusto y que la escena de arranque en el bar no tuvo, luego, mayor asidero; pero, creo que hay instantes maravillosos como la manera en que la solidaridad de, Jed Isbell, demuestra que se puede ser muy noble sin ser religioso; o la forma como el pastor doblega los corazones de quienes quieren cometer una canallada; y creo también que, Joel McCrea (El pastor Gray), Juano Hernández (Famous Prill) y Alan Hale (Jed) -esta sería su última película a cuyo estreno no logró asistir-, resultan memorables en sus respectivos roles.

Diez años después, el director Stanley Kramer, reforzaría, con absoluta precisión, el debate Ciencia vs. Religión, en su magnífica película, “Inherit the Wind”.

Título para Latinoamérica: CORONA DE ESTRELLAS
Luis Guillermo Cardona
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