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España España · Ponferrada (Leon)
Críticas de Antonio
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Críticas 64
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
2 de febrero de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una agradable sorpresa me ha producido el visionado de este Western tardío de los setenta con un tono casi semidocumental (nostálgicas fotografías en blanco y negro de los títulos iniciales) a través de las andanzas de unos cowboys desarraigados y las adversidades que sufren a lo largo de su itinerario con el traslado del ganado. Supone un claro homenaje a los códigos del género y, en especial, al clásico de Hawks, Río Rojo (hay guiños al comienzo de su andadura, la estampida o a ese simpático cocinero que recuerda a Walter Brennan) pero narrada de una manera más austera y seca. También, están presentes las influencias de Sam Peckinpah en sus secuencias de tiroteos acompañadas de una violencia muy particular pero sin el recurso extremo de la cámara lenta.

Por otro lado, el casting es de lo más acertado con la inclusión de algunos de los mejores actores característicos que ha dado el género en esos años (Geoffrey Lewis, Luke Askew y Bo Hopkins, entre otros) que se adaptan a la perfección como prototipo de hombres del Oeste por su gran fisicidad. En este sentido, muy logradas son sus indumentarias vaqueras donde se respira ese ambiente cotidiano y sucio del trabajo de los cowboys.

El estilo narrativo es muy deudor de otros Westerns rodados durante esa década (Monte Walsh sería otro claro ejemplo) donde se subraya el desencanto y el ocaso de unos hombres solitarios y lacónicos que llevan lo mejor que pueden sus vidas rutinarias contando historias de supuestos amoríos con mujeres atractivas. Los diálogos desprenden autenticidad y en ningún momento se subraya en exceso sus emociones.

Interesante el personaje protagonista que lleva a cabo un joven Gary Grimes, casi recién salido de su gran éxito de Verano del 42 de Robert Mulligan, como ese ingenuo agricultor que se quiere comer el mundo, uniéndose a ese grupo de ganaderos. A lo largo del camino y después de muchas contrariedades, comprobará que no todo era tan plácido como esperaba.

Destacar el notable acabado técnico de la película, acompañada de una fotografía excelente con diferentes tonalidades cromáticas (brillantes algunos planos de atardeceres o esa nocturnidad tan marcada) así como una dinámica banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith.

El mayor inconveniente de este recomendable título es que la parte final da la sensación de estar como inacabada con un desenlace precipitado, de dudosa moralidad y que no va en sintonía con el resto de la historia. Sin duda, esperas una conclusión más redonda aunque se agradece la sobriedad y una duración apropiada.

Un Western a reivindicar de la década de los setenta que merecería ocupar un lugar importante dentro de género.
Antonio
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7
4 de marzo de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carretera 301 es otra interesante y más que aceptable película de Serie B con los elementos y códigos esenciales del género de un director poco conocido como Andrew L. Stone.

Está muy bien llevada desde el punto de vista de la banda de atracadores y sus fechorías con ritmo ágil y tensión que logra envolverte hasta el final. En este sentido, el trabajo de fotografía es excelente con sus adecuados puntos de luz, esas calles nocturnas humedas y una atmósfera opresiva.

El guión y diálogos están mejor desarrollados cuando se centran en la propia banda aunque incidan en lugares comunes pero queda más forzado en la parte policial por las imposiciones de moralina de la época con esa introducción propagandista de los gobernadores de varios Estados y su aplicación de la justicia. La voz en off tan recurrente en el género, subrayando las reacciones de los personajes, es más prescindible porque facilita bastantes datos ya insinuados con las imágenes.

Destaco el papel que cobran las actrices alejadas del prototipo de mujeres fatales perversas, más ingenuas y engatusadas por esta banda que les conducirá a un callejón sin salida.

Steve Cochran es claramente el rey de la función interpretando a un gángster sádico, sin escrúpulos ni contemplaciones con nadie y, en especial, con las mujeres a las que trata con una crueldad extrema. Desde luego, se siente muy importante con un arma en la mano y lo resuelve todo a golpe de gatillo. Es una lástima el esquematismo con que están tratados los otros cuatro miembros de la banda que hubiera necesitado una mayor profundidad.

En líneas generales, presenta paralelismos con la historia y el estilo de títulos como El cuarto hombre de Phil Karlson. Sin embargo, es preciso reconocer que carece de la habilidad y el realismo que dota Karlson a las secuencias de acción y persecuciones. El desenlace final y cómo está rodado no está, sin duda, a la altura del resto. Aún así, queda como un trabajo técnico impecable con una intensa sensación inquietante y a recomendar dentro del subgénero de pelis de atracos.
Antonio
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6
26 de febrero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa e interesante película de principios de los ochenta, Max's Bar, de un director como Richard Donner, muy alejado en esta ocasión de su cine de acción y aventuras como Superman o Arma Letal.

En esta ocasión, adopta una mirada más de cine independiente e intimista en torno a los desarraigados, perdedores y discapacitados de la america profunda. Es evidente que al cine americano le gusta tratar historias de superación en seres marginales con un estilo agridulce pero esperanzador donde la amistad cobra un papel importante. En este sentido, más dura y deprimente era la visión que se ofrecía en Cowboy de medianoche.

Hay un excelente trabajo interpretativo de actores en su mejor momento como John Savage o David Morse que no han tenido suerte con los años y se han refugiado en series o proyectos para televisión.

Sobresale la magnífica ambientación y detallismo del Bar de Max con una iluminación y elementos decorativos que me recordaba bastante a la serie Cheers cuya andadura comenzaría pocos años después. Una galería atractiva de secundarios (ciego, manco y negro) donde están presentes todo tipo de discriminaciones pero que se encuentran en este bar como en su casa. No me olvido tampoco de la notable y delicada banda sonora de John Barry.

Por lo tanto, una película que se disfruta con agrado y deja buen poso por su tratamiento de personas que buscan la amistad y su integración en la sociedad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio
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6
26 de febrero de 2012
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me considero poco entusiasta del género de la comedia clásica americana en la década de los 30, 40 y 50 salvo algunas excepciones muy evidentes (Sucedió una noche, Bola de fuego, Medianoche, Un marido rico, Los viajes de Sullivan y La novia era él) por encima de la media. Por lo general, me aburren y no me enganchan unas tramas tan esquemáticas y previsibles aún reconociendo que es preciso remarcar el contexto en que fueron realizadas.

Esta película siempre ha sido muy valorada por la crítica como una de las comedias más logradas de esos años. Una vez vista, tampoco comparto ese entusiasmo por un tipo de cine un tanto simple en el guión y sus diálogos. Es cierto que se tiende a sobrevalorar trabajos que viéndolos con la distancia son poco más que discretos. La premisa de enredo y situaciones rocambolescas (la forma en que se conocen los protagonistas es absurda) es interesante a priori y da lugar a momentos simpáticos al principio pero me hubiera gustado un tratamiento más sarcástico y socarrón al estilo Billy Wilder o Preston Sturges. Prevalecen las situaciones estereotipadas y, sobre todo, esa moralina impuesta habitual en su recta final para poner todas las cosas en su sitio.

Sinceramente, este título se mantiene hoy en día únicamente por el trabajo excelente de una de las más grandes actrices secundarias del cine americano, Thelma Ritter (Eva al desnudo, La ventana indiscreta, Manos peligrosas o Vidas rebeldes, entre otras) que consigue eclipsar por completo al resto del reparto. Sin su presencia y personalidad, hay escasos atractivos añadidos para recomendarla. Gene Tierney es una actriz con limitaciones para el género de la comedia y su papel bordea el ridiculo por su exceso de cursilería. Eso sí, sobresale la belleza de su rostro a pesar de esos vestidos tan rimbombantes.

Leisen siempre rueda con elegancia y de una manera muy clásica. Entre su filmografía, mis preferidas suyas son Medianoche, una comedia simpática con Claudette Colbert y la trama de intriga Mentira Latente con Barbara Stanwick.
Antonio
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5
26 de febrero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mares de China queda como un producto típico de aventuras de la Metro en la década de los treinta bastante intrascendente e insustancial y que solo, por momentos, supone un discreto entretenimiento.

Lo cierto es que la mayoría de estas películas salvo contadas excepciones se ven hoy con distancia por una estructura tan artificial y unos personajes tan acartonados. Aquí, el problema reside que a la trama le falta acción y la intensidad suficiente para que cobre interés.

Desde luego, un director como Henry Hathaway hubiera sido una elección ideal, muy por encima de un mediocre Tay Garnett (este director únicamente destacó en el género negro con la estupenda El cartero siempre llama dos veces). Recuerdo la trilogía de aventuras de los 30 dirigidas por Hathaway con Gary Cooper como un ejemplo de películas de evasión, agradables y rodadas con ritmo, humor y emoción: Tres lanceros bengalíes, Almas en el mar y La jungla en armas. Otro ejemplo de calidad era Beau Geste de William A. Wellman.

Antes que un título propio del género de aventuras, nos encontramos ante un melodrama romántico con triángulo amoroso, aderezado con toques de comedia a lo Screwball que combinan mal entre sí. Tampoco es cuestión de resultar duro en la crítica porque la película tiene ese tono Kitsch y blando particular de la Metro, donde todo está estereotipado y se conduce a la moralina final. Lejos quedaban otros estudios como la RKO, Fox o Paramount que jugaban más con la ambiguedad y riqueza en matices de unos personajes con sus vicios y frustraciones.

Clark Gable demuestra una vez más su capacidad de seducción, galantería y risa irónica pero también sus limitaciones expresivas en sus primeros papeles, aumentada por una voz pésima con dificultades de dicción. Jean Harlow fue considerada la "Rubia Platino" pero nada más alejado de la realidad cuando la ves en pantalla porque es una imagen de rubia falsa, artificial, impostada, llena de mohínes y gesticulación exagerada. Sin duda, una de las peores actrices que ha dado Hollywood, más popular como un sex-simbol precedente a Marilyn y por subrayar su sensualidad con sugerentes escotes al estilo Kim Novak.

De Mares de China destaco un arranque prometedor por su ambientación en estudio con ese puerto y el trasiego constante de personajes que se mueven alrededor de un barco camino a Singapur.
Antonio
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