10x10

Desde hace un tiempo no leo los argumentos para llegar a las películas lo más virgen que pueda.
Al no saber de que iba 10x10, las primeras escenas me atraparon, desconociendo la razón por la que Lewis vigila a esa pelirroja a la que sigue y observa (No es spoiler, se cuenta en la trama).

De pronto, Caty, la pelirroja, es secuestrada sin que entiendas lo que sucede... y a partir de ahí, durante la mitad de la película, ignoras las causas de lo que está aconteciendo y el argumento mantiene las expectativas, sin que sospeches lo peor.

Y ciertamente, lo peor sucede, cuando Lewis explica las razones y estas son de telefilm; pero... llegados a ese punto, ya sientes la obligación de conocer como se gestionará el final de tan extraña historia.

Primero que nada, las sinopsis deberían estar un poco más editadas para evitar spoilers...en esta solo falta decir cual es el secreto de la trama. En cuanto a la cinta, Luke Evans como casi siempre, espléndido. Hace un papel no sólo creíble dentro de una historia muy recurrente, sino que pone su punto de humanidad a la misma situación. La cinta tiene altibajos argumentales pero cumple su objetivo.

Todo se centra en un secuestro y un ajuste de cuentas. Intentos de escape, cuchillazos, peleas físicas e intriga como ejes centrales y un desenlace bastante previsible. Una mas entre tantas.

El arranque no es demasiado acertado a nivel de ritmo. Para ser un thriller de menos de 90 minutos, se toma con tranquilidad la clase de yoga y el silencioso viaje en coche a la casa donde todo se desarrolla.
Los dos actores (que son casi los únicos) son buenos. A Luke Evans le pega bien el papel. Y a Kelly Reilly se le da muy bien llorar.
En este juego psicológico minimalista, parece que no pasan demasiadas cosas, pero por lo menos se mantiene la intriga y el interés hasta el final. ¿Qué querrá “Bardo” de esta mujer?
Es de esas películas en las que saben hacer algo aceptable con escasos personajes, escenarios y situaciones. Además, la protagonista es fuerte y luchadora, capaz de plantarle cara al otro casi desde el primer momento.
A pesar de todo, la veo un poco monótona, y pierde mucho si la comparamos con otras películas similares capaces de ser mucho más emocionantes e interesantes que esta.
Por cierto, lo de “10x10” no pueden ser metros, supongo que estos utilizan otra unidad de medida. Porque si no es así, no tiene sentido el título.

Seguramente todos, entre los que me incluyo, esperaríamos al comenzar esta película, que esto sería tan solo una versión más mermada de “La habitación” más centrada en la misma, así como en la relación entre la víctima y el apresador.

Y así arranca, lo esperable, un hombre controlador, que traza un plan meticuloso para hacerse con su víctima, siendo la misma seleccionada casi de forma fortuita.
El aura que se genera rezuma un matiz enfermizo, una suerte de equilibrio entre el control y la impulsividad un tanto extraño, respaldado por los incontables tiros que se propinan por la película, y contrapuesto a la suerte de TOC que demuestra en la imagen de la habitación, así como el de la casa.

Rápidamente, la cinta empieza a pegar bandazos y a destrozar ese delicado equilibro del que gozaba, con un constante forcejeo entre los actores, que sustraen la sensación de control y autentica amenaza que supone el raptor.

Mas se alarga, peor se torna, si bien la razón que esconde la dama para verse en tal situación esconde una historia de fondo muy interesante, su desenlace es tan solo un corte en la cinta, sin desenlace para los acontecimientos, y mucho menos para los conflictos que estos pudiesen tramar.

El film falla al pretender resultar intrigante, y es que las toneladas de violencia no compensan la falta de información de la que se nos priva durante el transcurso de la misma.

Como ultima notación, las interpretaciones de los protagonistas son intachables.