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Doble sacrificio

Drama Hillary Fairfield (John Barrymore), víctima de los bombardeos de la Primera Guerra Mundial y afectado por una crisis nerviosa, escapa del manicomio donde lleva casi 15 años encerrrado y vuelve a casa el día de Navidad. Ese mismo día, su esposa, de la cual se ha divorciado sin saberlo, piensa casarse con un hombre de buena posición. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
4 de agosto de 2008
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de emociones, de sentimientos a flor de piel. Una mujer, a la que podemos criticar, deja a su marido en el manicomio y al cabo de 15 años él escapa y aparece en su casa; por supuesto las cosas no están iguales, ni el sofá en su sitio, ni su hija es la misma, ni su mujer tampoco.
Su mujer se ha divorciado y no quiere vivir con él con la angustia de no saber si sigue loco, además, ya tiene novio. Su hija en cambio se muestra más comprensible.
¿Es lógico el comportamiento de la mujer? Él la sigue queriendo y así se lo dice.
Lo mejor: el trabajo de las actrices y de los actores, espléndidos; vemos las escenas como si estuviéramos en un teatro con un sólo decorado.
Interesante exposición de una situación en la que alguien debe sacrificarse.
floïd blue
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26 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un espiral psicológica intimista y dramática se convierte en una brillante película que explora ocultos rincones.
El argumento es intenso, severo e inesperado y despierta enorme expectación tanto por su valor intrínseco como por la habilidad que G. Cukor demuestra en su tratamiento y desarrollo.
El director marca los pasos de la acción con la medida justa que exige la intriga y cada escena significa un nuevo reto para que el espectador constantemente se vea obligado a tomar partido.
Estupenda actuación de J. Barrymore y de K. Hepbun, cuyas interpretaciones acentúan la emotividad de la obra.
El melodrama lo invade todo y sólo resta aferrarse a la butaca.
ABSENTA
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26 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por David Selznick, esta es la segunda versión de la exitosa obra de teatro de la novelista y guionista Clemence Dane - la primera versión fue la muda de 1922 y la siguiente la de John Farrow de 1940 con Maureen O’Hara y Adolphe Menjou-. un desgarrador melodrama sobre la piedad, la culpa y la locura algo periclitado.

Después de pasar quince años en un asilo, Hilary Fairfield escapa de la institución tras recuperar la cordura. Descubre que las cosas en casa son diferentes a cuando las dejó. Su esposa se ha divorciado de él y ya está planeando su próximo matrimonio, y su hija ha crecido a lo largo de los años y está planeando casarse también

Resulta interesante comparar las dos versiones sonoras. En los ocho años de diferencia entre una y otra producción, el cine dio un enorme salto técnico, y la técnica interpretativa ganó en naturalidad, separada ya de sus adherencias del cine mudo. Aquí el estilo es más declamatorio, algo habitual en muchas películas de los primeros tiempos del sonoro, con resabios de un exceso de teatralismo que en todo caso no molestan. Por otro lado, la relación tía-sobrina también está más suavizada que en la sombría visión de Farrow centrada en el sufrimiento del padre pero también en el de la hija.

Por la parte de los actores la película supuso el debut en el cine de Katharine Hepburn y en general las alabanzas a su actuación parecen indiscutibles. Sin embargo, pienso que sus primeras actuaciones en el cine son poco convincentes, entendámonos, para lo que luego daría de sí. Son un poco chillonas y algo campanudas, con ramalazos y fogonazos de la soberbia actriz que llegaría a ser, siempre bajo directores que controlaran su tendencia a la sobreactuación. Aquí el personaje de la Hepburn está demasiado seguro de sí misma, demasiado olímpica. La versión de Maureen O’Hara muestra la otra cara de esta mujer condenada, aunque no resignada, pero que acepta su destino y su interpretación es mucho más rica y profunda.

Desde mi punto de vista la mayor baza de la película es la matizada, delicadísima actuación de John Barrymore. Barrymore interpreta un papel más dulce, más melancólico, más humano que en la versión posterior donde Adolphe Menjou –ojo es otra extraordinaria actuación, no se confundan- se comporta de modo mucho más violento, más enfermo, lo que nos impide empatizar con él.

Disfrutable por el gran trabajo de los actores.
Gould
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16 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mente enferma convierte su propio jardín en laberinto, los setos en terribles paredes y las rosas en cardos, todo parece divergir de forma estruendosa, lo que antes eran plácidas melodías son ahora los truenos mas terribles de un cielo oscuro y tenebroso que perdió el sol.

George Cukor da brillo a una pequeña joya polvorienta del fondo del cajón, abre la caja de pandora de sentimientos ya olvidados para invitarnos a una reflexión profunda sobre las consecuencias de una larga enfermedad.

Primera película de una jovencísima Katharine Hepburn que inicia sus primeros pasos cinematográficos bajando una escalera, con decisión y con elegancia, un presagio de la posterior marcha triunfal de su carrera.
shortcut
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21 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El melodrama es un género muy delicado y difícil de llevar a buen puerto. Me estoy refiriendo al buen melodrama por supuesto.
Abordar con elegancia y buen gusto, con pudor y contención pero exaltando, al mismo tiempo, los aspectos sentimentales, trágicos o patéticos de unas obras cuyos temas ya encierran, en sí mismos, considerables dosis dramáticas, no puede estar al alcance de cualquier conductor que no podrá impedir que el caballo se desboque si no sabe agarrar las riendas con firmeza y suavidad a la vez.
Dicho esto, esta es una buena película de Cukor, mejor dicho era pues, creo, que no ha envejecido nada bien.
El espectador actual ha de acercarse a este film dispuesto a situarse en contexto, tanto por el tratamiento de su tema ( la enfermedad mental y cómo se gestiona en la unidad familiar tan diferente a la de hoy en día en concepto, conocimiento y valores), como por el estilo aplicado todavía muy deudor de los melodramas decimonónicos ( los actores sobreactúan pero no creo yo que sólo sea por su cercanía con el cine mudo), no en vano esta obra es una adaptación teatral aunque Cukor solventa ese escollo de manera brillante.
Con lo cual, si sois aguerridos espectadores que no os arredráis ante nimiedades como las que he señalado arriba estáis de enhorabuena pues así tendréis ocasión de ver a los más grandes en acción. Un John Barrymore gigantesco, una Katherine Hepburn jovencísima y debutante que ya va a demostrar su poderío como actriz, una Billie Burke sorprendente en su papel dramático, tan alejado de los que después protagonizaría como dama atolondrada y( la que he echado en falta miserablemente en la segunda mitad del film) una Gayle Evers excelente cuyo papel es muy reducido y que me hubiera gustado que tuviera más presencia pues su personaje, creo, tenía mucho que aportar en este conflicto familiar.
Los otros dos personajes masculinos también están muy bien naturalmente, pero sus presencias son más anecdóticas.
Una película que afronta el tema de los trastornos mentales desde el prisma de su época y que invita al público a posicionarse mediante un texto que indaga en ellos mostrándonos la gestión que realizará del conflicto cada miembro, incluido el enfermo, donde el concepto del sacrificio ( palabra que no me gusta nada) tendrá mucho que ver como no podía ser menos.
Izeta
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