Papá por siempre

Aunque se le ha tachado en muchas ocasiones de histriónico o exagerado, la verdad es que para mí ver a Robin Williams siempre es un placer. Es de esos actores a los que les tengo cariño y que "caen bien" en cualquier circunstancia. En esta película de un padre en pleno divorcio haciendo lo que sea por estar con sus tres hij@s, su transformismo en una institutriz británica mayor es divertido, contenido y aunque la película no aporte nada a lo que no estemos acostumbrad@s ya, su actuación tuvo su repercusión y dejó su huella (Globo de Oro incluído) y la película es bastante previsible pero no por ello deja de ser entretenida.

Sin duda alguna esta comedia se sostiene por ese gran actor que es Robin Williams, que hace una actuación memorable, acompañado por una serie de actores que están perfectamente dando replica, con un guión muy bien elaborado cada escena cómica. que nos lleva a esa sensación que el género de la comedia es uno de los más difíciles de llevar a cabo.
Que se re quiere un buen guión y buenos actores.

Pocas cosas hay más dolorosas para un niño que ver a sus padres tirándose los platos a la cabeza. En "Señora Doubtfire" eso queda bastante dulcificado, porque en América los padres no se gritan ni se odian, simplemente dejan de quererse y tienen puntos de vista distintos, pero salvo eso, y bajo el llamativo maquillaje de su protagonista, esta película maneja varias de los cuestiones vertebrales de la vida de cualquier persona.

Es divertida, sin ser tronchante ni tampoco absurda ni vergonzante. También es seria y sensible, tratando algo tan fundamental como el amor de un padre a sus hijos, capaz de casi todo para pasar tiempo con ellos. Y también es dura: el divorcio de los padres, la desaparición del amor, la destrucción de la familia... Los hijos de padres separados sabemos de qué va todo esto.

En el terreno actoral tenemos un duelo de altos vuelos. Por un lado, Robin Williams en el papel de su vida. Su única pega es que se pasa de vueltas en algunos momentos, pero no importa, es Robin Williams y él consigue que todas las extravagancias sean digeribles. Ya querría Tootsie tener la credibilidad, la comicidad natural y la profundidad de la señora Doubtfire. Por el otro lado, Sally Field, víctima de un personaje menos vistoso a ojos del espectador medio, personifica a las madres de los que nacimos en los noventa. Simplemente perfecta. Los niños correctos, gracias a que no les exprimen, y Brosnan... Muy guapo, muy moreno y todo lo que quieran, pero no.

No me olvido de su estética, absolutamente impecable. De esto modo concluyo mi crítica, que podría resumirse en que la "Señora Doubtfire" no es ninguna tontería.

Qué hacer con los hijos es una de las mayores preocupaciones, si no la más grande, para una pareja que, extinto el amor, afronta la ruptura. Moneda de cambio en unos casos, arma arrojadiza en otros, resulta la progenie víctima casi siempre, y sólo una mano izquierda del tamaño de Minnesota o los buenos procederes de unos y de otras pueden evitar una catástrofe. Señora Doubtfire, que combina sabiduría, simpatía y delicadeza, viene a hablar sobre este trance.
Es posible que tras una carrera triunfal fundamentada en la ejecución de papeles asombrosos, sea el de la señora Doubtfire uno por los que más se ha de recordar a Robin Williams. Perfecto el de Chicago como indigente, como profesor o como genio de lámpara maravillosa, vino Williams a situarse, para la cinta de Chris Columbus, a la estela de todos aquellos que, antes, tuvieron que travestirse para solaz del pueblo soberano. Y, como Lemmon o Hoffman, por ejemplo, estuvo fabuloso. Sally Field, por su parte, dulce y adorable en otras cintas como En un lugar del corazón, por citar una, consigue ponerse desagradable y odiosa.
Imprescindible, SEÑORA DOUBTFIRE. No sólo como fantástica pieza de comedia con un toque mediterráneo, sino como tutorial extraordinario para los que necesitan imitar a un perrito caliente y como llamada de atención para los que puedan olvidar, llegado el caso, que los hijos de padres divorciados son seres que respiran, que sienten y que prefieren a alguien que haga las voces a la hora de contar el cuento con el que uno se va a la cama.

Después de 30 años, "la señora Doubtfire" sigue sacándonos sonrisas y carcajadas con unos golpes de humor que no envejecen lo más mínimo. Es curioso como a pesar de haber visto la película en varias ocasiones, esta prosigue haciéndome reír del mismo modo que cuando la vi por primera vez. Y, como ya he dicho en críticas anteriores, no soy un tipo de risa fácil. Así que el film que nos ocupa tiene su mérito y es entre mejor y bastante mejor de lo que la gente piensa. Además, hay que destacar obligatoriamente el buen mensaje que transmite, el cual, por cierto, queda muy claro durante una secuencia de la película. Por supuesto, la producción no sería la misma sin Robin Williams. El gran actor es el alma del visionado, y sobra decir que con otro en su lugar, no habría sido igual de divertido. Los momentos cómicos son buenísimos, y aunque los personajes secundarios no tengan la profundidad idónea, todos ellos funcionan a la hora de crear situaciones en las que el bueno de Robin puede lucirse. Por lo tanto, considero que resulta complicado que el espectador no se ría mientras ve a "la señora Doubtfire" soltando sus gracias y haciendo de las suyas.