Rolo y el secreto del guisante

El gran problema de una cinta como la de Mark Swan es que, desde el primer fotograma, recuerda a aquellas obras de Disney de los 40-50; y no recuerda por los aspectos más destacables, sino por todos los elementos fallidos que tenían esas obras (como las horribles canciones azucaradas). La animación de la cinta es bastante 'Disney', con un estilo marcado y sobrio, pero cayendo en los tópicos estúpidos que han sido salvados a lo largo de las dos últimas décadas: así, tenemos a una mala muy mala clavada a otras villanas como Úrsula (La Sirenita) o Cruella deVil (101 Dálmatas), a una protagonista preciosa (como cualquier princesa de Disney), a un protagonista apuesto, etcétera.

Desde el diseño la película ya carece de imaginación, algo que se extiende a la personalidad de los personajes: todos son ingenuos, no se hacen preguntas, los malos hacen una cosa y los buenos no replican. Lo aceptan todo. Así es imposible simpatizar con alguno. Los secundarios son también clichés con patas, lo que unido a una animación típica, a un diseño también por ese camino, y un guión simplón -el cuento de Andersen no daba para mucho más-, nos encontramos una cinta fallida a todos los niveles. Encima contiene errores estúpidos, como que por ejemplo pasen 18 años en el argumento, y que un bebé sea capaz de crecer mientras sus padres se mantienen con la misma edad. Absurda, tópica, previsible. No ofrece nada nuevo -ni viejo-; mejor obviarla.

Regulera película de animación que me encantaba cuando era pequeña pero, vista a día de hoy, pierde mucho. Poco más puedo añadir a lo que han dicho en la crítica anterior. Cualquier película de princesas de Disney es más oscura e interesante que esta. Demasiado anticuada para la época actual. Exceso de canciones poco pegadizas y empalagosas, el rey Heath es el rey más tonto de la historia (al menos Disney los tiene graciosos, como el sultán, el rey de la Cenicienta o el padre de Felipe en La bella durmiente), que ni siquiera se da cuenta de que su supuesta hija es clavada a su cuñada (aunque sospecho que Rolo sí es hijo suyo, porque no se sale de su reino y tiene su misma cara), un príncipe que supuestamente busca a alguien noble de corazón pero cuando conoce a Daria solo se fija en lo guapa que es... para después irse a buscar princesas, intentan casarle con Hildegard pero no protesta... Allí el único que busca el secreto del guisante es el cuervo Sebastian y tampoco es que realice una gran labor, la verdad. Por no hablar de momentos sacados de películas como La bella durmiente (el aspecto de Daria, alejada de su familia al poco de nacer), La bella y la bestia (el momento en la plaza del mercado), Anastasia (el baile de las vidrieras), el diseño de la mascota de Laird es igual que el del halcón de Mulán...

Lo único que destaco es el estupendo doblaje en español. El resto, olvidable.

Lo que odio de esta película es el maniqueísmo redundante entre los protagonistas y antagonistas, careciendo esta de moral gris y simplificando la película a tal extremo, que vuelve aburrida para el publico que supera la edad de 4 años.

Los clichés son tan molestos que hacen que todos los personajes sean solo herramientas de la trama sin personalidad propia.

Lo peor de todo es la sobre extensión de una historia tan simple como lo es el cuento de "la princesa y el guisante", lo cual hace de esta película una perdida de tiempo por la cantidad de entretenimiento pretencioso carente de gracia e interés para un publico exigente.
La animación es fluida, intenta imitar con pseudo realismo los movimientos de personas reales, pero eso no la salva de ser precaria en cuanto a ilustración, pues los personajes, al no tener sombreado, dan la sensación de estar pegados en la cinta en vez de estar dentro.

si queréis darle un somnífero a tus niños pequeños, perfecto, pero ya os digo que la gente se hartara de verla por aburrida y desinspirada que es.