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Rabia

Thriller. Drama. Romance José María es albañil y Rosa empleada doméstica interna. Son inmigrantes sudamericanos, trabajan en España y desde hace pocas semanas son pareja. Unas vacaciones de los jefes de Rosa permite a José María pasar unos días con ella dentro de la casa y fantasear acerca de lo que sería una vida compartida. José María tiene una personalidad volátil y una discusión lo lleva a un enfrentamiento físico violento con su capataz, que culmina con la ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2010
38 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente.
Supongo que esta película asombrará a aquellos que no conozcan “El habitante incierto”. Para aquellos que sí hayan visto esa joya española desconocida, este film les va a hacer disfrutar igualmente: suspense aterrante, buen guión, buena interpretación, buenos medios… genial.

La historia, la forma de contarla y la ambientación, provocan angustia, suspense, momentos de terror, tristeza, ira, rabia, más rabia, dolor…
Una vez leída la sinopsis de la película poco más se puede decir de su argumento sin que se revelen situaciones que deberían quedarse para la sorpresa del visionado.

La parejita colombiana transmite esa química fogosa de los novios jóvenes, la seguridad de ser emigrantes con trabajo, el desconcierto que produce sentirse no del todo admitidos en un país extraño.

La chica (Martina García) está espléndida y es preciosa. Tiene esa belleza de ratita hermosa sencillita y discreta, responsable en el trabajo y cariñosa con sus amigos, algo ingenua, a la que le falta un poco de carácter debido a que es “la chica de servicio extranjera”. Monísima.

Gustavo Sánchez Parra… ole, ole y ole!!!! Su mirada asusta cuando los celos le reconcomen. Su actitud angustia cuando deja salir su agresividad. Su trabajo de preparación física para el papel es lo que más valoro. Se agradece que en aquellas películas donde se cuidan tanto los detalles de vestuario, de ambientaciones, de decoración, iluminación, etc. también se tenga en cuenta el físico del actor. Por ejemplo, Sean Penn está formidable en “21 gramos”, pero es poco real que un matemático, profesor universitario, enfermo a la espera de un trasplante de corazón, pueda tener un cuerpo tan atlético (podrían evitar los planos de sus tremendos bíceps). En esta película “Rabia”, esos detalles sí se han tenido en cuenta.
El trabajo del actor protagonista ha debido ser duro, por el desgaste físico que debe mostrar la pantalla. Excelente transición del físico latino trabajador de la obra al cuerpo similar al de Christian Bale de “El maquinista”… bravo, sí señor!!!!

Concha Velasco y Xabier Elorriaga tienen, como pareja, la “química despectiva” perfecta para mostrar a ese matrimonio pudiente, hartos de sus años de convivencia, estables en su cariño odioso, que viven en un caserón enorme que, en su día fue espléndido pero que en nuestros tiempos es muy difícil de mantener económicamente, por lo que las partes no habitadas están tan decrépitas como su relación.

De las pocas veces que me ha gustado la interpretación de Alex Brendemühl ya que, habitualmente, me parece un chaval poco expresivo y que no consigue engancharme, máxime cuando hace esos papeles de medio tonto o paradito o de enamorado sufridor. Aquí sí logra encandilarme paseándose como crápula treinteañero vago, hijo de papá, con su chupa de cuero, sin un euro en el bolsillo e intentando estafar a cualquiera para pagarse los vicios.

En espoiler no revelo nada del argumento, hago una recomendación para conocer otra peli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AngelsRup
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27 de mayo de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría haberse titulado Angustia pero Bigas Luna se adelantó hace años con aquella inquietante obra maestra del terror español. Rabia, lo último de Sebastián Cordero, director casi desconocido en nuestro país, llega a las carteleras muy bien apadrinada. Guillermo del Toro es el mayor reclamo de una cinta que hubiera pasado sin hacer ruido por las salas. No obstante, la Biznaga de Oro concedida en el festival de Málaga no es nada desmerecedora.

Un relato angustioso con pinceladas de drama social en el que la inmigración y la diferencia de clases van de la mano. Basada en la novela homónima de Sergio Bizzio, este inteligente film nos adentra, sin concesiones, en la mente de un asesino, pero no un asesino al uso, sino una persona que buscando un mejor futuro se ve involucrada en una tragedia que dará paso a los días más angustiosos que alguien puede vivir. El mayor logro de la cinta es la sensación claustrofóbica que provoca la mansión en la que se desarrollan los hechos. Una ambientación sobresaliente, a destacar la fotografía, para un guión muy interesante, sin embargo los tópicos de culebrón también hacen su presencia mermando en algún momento el realismo de la obra.

Que Rabia bebe de Hierro 3 en ciertas escenas es evidente pero el film de Cordero no se invade de la espiritualidad de la obra de Kim Ki-duk ni falta que le hace pues su dramatismo centrado en el problema de la inmigración desde un punto de vista al que no se nos tiene acostumbrado, es suficiente para salvar el film. El encargado de dotar la rabia que busca el film es Gustavo Sánchez Parra perfectamente dirigido. Su transformación física es tan angustiosa como el personaje al que da vida. Las interpretaciones contenidas de Martina García y Concha Velasco no quedan en un segundo lugar, ambas captan la esencia de sus personajes sin caer en lo superficial.

Conteniendo una fusión temática que daba para un mayor desarrollo, el ritmo se ralentiza a mitad del metraje provocando una falta de adrenalina que el film prometía. Suerte que la elección del guión es sumamente inteligente como la decisión del cineasta al contar con un padrino de lujo para dar luz a su obra y una madrina de infarto para poner voz a la emoción que embarga a los personajes.

Lo mejor: Sánchez Parra se marca una interpretación realista, comedida y espléndida como el plano secuencia final con una Chavela Vargas que emana un mar de emociones.
Lo peor: la reiteración de las llamadas de teléfono no logran lo requerido.
Ulher
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16 de octubre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabría precisar cuál es el mayor desajuste de este filme: si el de la historia de amor, si el del criminal, si el de la adaptación literaria. A veces parece que la película quisiera dejarnos un sosegado ambiente de película clásica y luego parece que se queda solo en la buena intención de querer lograr algo con cierto tino. Apenas planteado el conflicto que padece el protagonista consigo mismo y el resto del mundo atestiguamos que no hubo más qué hacer y que, al igual que él, nos convertimos en voyeristas de unas simples vidas en las que nada atractivo ocurre como para legitimar que la historia señale mayores tensiones y giros.
Valetamayo
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25 de julio de 2011
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
- María, mi amor, pero dónde está usted?

- Estoy muy cerca de usted, Rosa. Sepa que no está sola y que yo la amo.

- Pero María, mi amor, yo necesito verlo.

- No, Rosa, mi amor, eso no puede ser. No puedo verla pero usted tiene que sentir que yo estoy ahí.

- Pero María, mi amor, yo tengo que hablarle, hay cosas importantes que tengo que decirle.

- Pues dígamelas, estoy aquí, mi amor.

- Aquí dónde? María, tiene que decirme dónde está. Usted no sabe lo sola que me siento.

- Sí, lo sé, mi amor, pero no se sienta usted sola. Yo le hago compañía. Es que no siente mi presencia?

- Pero María, mi amor...

Y así unos 95 minutos aproximadamente.

Y un gasto en teléfono completamente tonto que clama al cielo. Resulta que María (que no es una tía, sino un tío) está escondido en la habitación de arriba y Rosa en la de abajo. Claro, como el teléfono no lo paga él! Así cualquiera.
Talía666
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13 de abril de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rabia hace de sus espacios y sus seres un verdadero festín metafísico, porque comienzan siendo meras estatuas para transformarse en seres que trascienden, muchas veces fatalmente. Funciona como historia particular y como retrato social de una España dividida en dos: los seres visibles, los seres invisibles y el espacio que ocupan físicamente.

Se parte de un crimen, pero su alcance lo supera con creces y decir que Rabia es una historia sobre criminales es quedarse en muy poco. Lo cierto es que los invisibles pueden estar allí, al lado tuyo, pero lamentablemente es su status social lo que no les permite ser reconocidos, a veces ni siquiera identificados. Sino pregúntenle al rat/man, pobre sudamericano perdido en una casa ajena. Si sobrevive en ella es gracias a su propia condición, y a una vaga esperanza de redención social, aspirar a lo más alto. Por algo se esconde en el altillo.
Los visibles...sencillamente la burguesía. Ellos tienen su función de ser en la trama sólo para actuar como contrapunto de los invisibles. Su máxima expresión queda simbolizada en esos planos secuencias de la casa: un caserón antiguo al que sólo pueden aspirar los que están bien colocados económicamente. Sin lugar a dudas es una España vasta, muy vasta, llena de habitaciones, pasillos, escaleras y escondrijos. Y aún así no hay espacio para todos. La jovenzuela tiene en su poder la gracia de la familia, en ella opera una posible redención de clases.

Peli de autor con todas las letras, Rabia nos deja ver que el abismo cultural y económico divide metafísicamente a un país, llevando las rabias de algunos al extremo del homicidio más periférico, pero también más significativo.
Juan Rúas
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