Máquinas mortales

En primer lugar, decir que en el tema estético y visual la película es alucinante. Ciudades sobre ruedas, fortalezas flotantes y hasta un barco chino tipo Junco volador, con un estilo 'steampunk' que encaja a la perfección. Mi problema viene con el guión. Los personajes no presentan ningún recorrido, cuesta empatizar con ellos, cuesta entender cuales son las motivaciones. A lo largo de las 2 horas y pico de película no consigues sentirte atraído por la historia, que acaba en una histeria carente de sentido al estilo de la invasión de Hoth, solo que en vez de AT-AT's tenemos un Londres sobre ruedas.

Buena parte de su promoción (que en el fondo no ha sido muy exagerada) se basaba en la fama del director de los anillos. Pero Jackson no dirige esto, y al final lo que me estaba imaginando como la posible gran película de las navidades o del año, al final se ha quedado en un título más.
Lo mejor de todo es el diseño de producción. Ver a estas ciudades móviles combatiendo es una gozada visual, pero el film no innova mucho más ni se va a convertir en la nueva gran saga fantástica de Peter Jackson.
Es divertida, tiene mucha acción y efectos especiales, y nada de humor estúpido (afortunadamente), todo ello en un mundo futurista con una puesta en escena relativamente original.
Me lo he pasado bien viéndola, pero no con la sensación de haber visto algo al nivel de “Star wars” o “Avatar”.
Supongo que se debe a que su argumento es demasiado sencillo, un tanto previsible y que en algunos tramos se parece sospechosamente a algunas películas famosas.
En cuanto a los jóvenes protagonistas, no están mal para ser prácticamente desconocidos.
La banda sonora no tiene la épica que se podría esperar.
Me recuerda a lo que pasó con “El destino de Júpiter” de los Wachowski, en el sentido de que, al estar aquí Peter Jackson implicado, uno se espera algo bastante más potente que esta aventura de ciencia ficción juvenil simplemente aceptable.

Anoche fui al cine de Zona Siete (Sevilla Este) a ver "Mortal Engines" con un par de amigos.

Aunque en un principio conocíamos la crítica que tenía la película, esto no nos afectó en absoluto ya que a menudo, la crítica no coincide con nuestra opinión y el tráiler nos abrió bastante el apetito.

Desde el comienzo, se presenta un futuro postapocalíptico que llama la atención, con una presentación gráfica que recuerda a los mejores videojuegos del momento. Los efectos especiales y la integración de los diseños hechos por ordenador son espectaculares, me han encantado.

Pero...

... a medida que la película empieza, te decepcionas un poco.

Con un aire a la puesta en escena de Star Wars que huele a copia, con unos personajes que no calzan bien unos con otros, con un argumento mal presentado, con unos diálogos que de sumergen poco en la historia, con una relación de tramas mal hecha...

... y con un ritmo mal marcado, una película que podría tener una puntuación de 8 o más, se queda corta porque no se ha perfilado tanto el hilo argumental, la historia y la interacción de personajes como los efectos especiales.

En resumen, una película genial para aprovechar en el cine los efectos especiales pero "vacía" en cuanto a esencia.

Al principio, poco sabemos más allá de que estar en la gran llanura entraña peligro.
Entonces aparece Londres, todo rueda oruga y estructura colosal, amenazando con asimilar "navíos" más pequeños, indefensos ante su sola visión, y entendemos la dinámica de cacería por la cual en este futuro la élite acaba comiéndose a los débiles, literalmente.
Es un capitalismo retorcido, retratado con poderío y urgencia, que te mete en la acción tanto como si tú fueras presa de ese mastodonte cubre-horizontes.

'Mortal Engines', desafortunadamente, nunca vuelve a ponerse a la altura de sus propias circunstancias.
Hester Shaw es una protagonista desfigurada, vengativa y desesperada, mientras que su repentino compañero Tom Natsworthy, habitante de Londres, necesita un par de golpes de realidad de la llanura para darse cuenta del catastrófico equilibrio que ha ignorado hasta ahora. Igualmente Thaddeus Valentine, enemigo a batir, cuenta con la tranquila malicia de Hugo Weaving para que nos demos cuenta de cómo cualquier líder ha llegado donde está sobre mentiras, en tiempos de necesidad.
Pero esos mimbres no importan, se quedan tristemente pequeños en los escenarios que habitan, porque al director Christian Rivers y colaboradores les interesa más el "extraordinario" mundo que han creado: trituradoras gigantescas de barrios enteros, bases aéreas puenteadas entre globos clandestinos y yermos surcados por marcas de llanta kilométrica.

Extraordinario, desde luego, pero cada vez más rutinario a medida que avanza la partida: no dejan de ser cuadros en los que tópicos andantes se apresuran a "no-se-dónde" para averiguar "no-se-qué", mientras el fin de la civilización se acerca (gran novedad).
Particularmente irónico acaba siendo que el único depositario de humanidad sea el elemento más ajeno a ella: Hester fue criada por una especie de humanoide robótico llamado Shrike apenas vivo (y apenas explicado también) que la ofrece una transfusión de ser a metal frío como la suya, para olvidar el trauma de su cara cruzada a cicatrices.
Se trata de una subtrama tan ajena a todo lo que se cuenta, tan salida de la nada, tan loca dentro de conceptos reciclados, que se gana mi simpatía simplemente por afirmar que incluso en el más artificial de los corazones puede sobrevivir un amor paternal reminisciente del viejo mundo.

Nada deja más huella que eso, pero era difícil hacerlo cuando cada cinco minutos se presenta un nuevo personaje nunca antes mencionado, y cada diez asoma un nuevo lugar que pretende aturdirte a planos aéreos de maravilla estéril.
Este postapocalipsis merecía más, ni que fuera porque la mirada de Hester Shaw parecía capaz de desafíar toda esa montaña civilizada de creencias y políticas caducas, desplazándose a velocidad absurda.

Había una curiosa pregunta de fondo aquí, intentando saber si somos tan desesperados como especie para cargar una mochila de emblemas y monumentos, justificando nuestra supremacía depredadora frente a otros.
Pero, al final, eso se desvanece, y todo queda en meras máquinas mortales a detener cuanto antes.

Bien, a pesar de que sigo en shock, soy un ser humano y siento empatía por otros de mi especie, por ello me veo en la obligación de lanzar esta crítica/alerta. Soy una luz en la oscuridad que os separa de cometer un error mortal, una advertencia que recordarás después de dar el paso hacia la sala de cine. Cuando no exista esperanza.

Ningún director, actor o guionista ha sentido un mínimo carino por su personaje. El maravilloso apartado visual resulta ser lo único maravilloso pasados los minutos, minutos largos y agonicos en los que conocerás a personajes tan insulsos que ni siquiera desearas su muerte, te dará igual.

Nuestra "historia" podria resumirse así (sin spoilers):

El mundo ha evolucionado, pero el ser humano no. Para muestra esa imaginería steampunk nada forzada en forma ciudades rodantes que se comen unas. Sí, así como se lee.

La gente que era muy fan de Avatar (la leyenda de Aang), decidió que ésta última era muy sutil. Así, los guionistas decidieron tomar mogollón de elementos visuales de la serie animada y leer de refilón un librito que resulta ser el origen de este guión.

Los productores habían hecho la mejor trilogía de la historia reciente (El señor de los anillos), y por ello su gran aspiración era crear la peor que el público pudiese soportar.

Continuando con (oh sí) la historia, nuestros protagonistas se enfrentan a un malo malísimo que es Hugo Weaving con una peluca mucho más cutre que la de Elron pegando voces. El actor, cuyo personaje toma las decisiones mas incoherentes a nivel paterno filial que se han escrito, solo está ahí para amargar a la familia. ¡Como en Navidad!.

Otros muchos personajes vivirán una especie de aventuras que te sorprenderán, sí, porque literalmente surgen mientras corren y vuelan por ahí. Mención aparte merece la vuelta del Terminator T-800 pero con leds verdes en vez de rojos. Ninguno de estos seres tiene motivaciones de peso para hacer nada de lo que hacen, pero da igual, no te preguntes cosas... Eso solo te llevará a pensar, y eso no lo quiere nadie envuelto en este largo-larguísimo metraje.

Me he tragado bodrios como "La gran muralla" con Matt Damon de prota con muchísimo más placer porque al menos había una premisa, una muralla que proteger. Sí bueno en esta peli también hay murallas, y asiáticas, pero te darán igual. Del mismo modo los personajes vagarán por la pantalla e incluso desaparecerán durante tanto tiempo que empezarás a cuestionarte si te has perdido algún fragmento de esta máquina mal engrasada.

No existe agujero en el guión porque no lo hay. No hay conversaciones que revelen importantes aspectos de la trama porque estos se suceden a tal velocidad que es imposible comentarlos, aunque también pueda ser porque en vez de hablar los protagonistas prefieren poner cara de estar muy preocupados por cosas...

Está claro que una vez vista en posproducción aquí todos sabían del batacazo, pero parece que nadie pensó que mereciera la pena rodarlo todo de nuevo, porque es todo tan inverosímil que no hay quien desarrolle ese guión y salga medianamente airoso. La pelicula además debería haberse dirigido a un público infantil, que no adolescente, porque un prepúber ya la encontrará ridícula. Y la verdad, tampoco los niños merecen esto.

La banda sonora nos avisa de que algo es importante a través de gritos de soprano y es lo único además de lo visual que tiene un pase.

Yo ya he hecho mi trabajo (a diferencia de todo el elenco y los creadores), que es advertirte de que este episodio de Borderlands con gran presupuesto al final lo que hace es plantearnos donde está la línea que bordea el CI de sus artífices.