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Mujeres de uniforme

Drama Manuela es una adolescente que es enviada a un rígido internado después de la muerte de su madre. La directora del establecimiento es una convencida de que el hambre y la disciplina afirman el carácter de las niñas, pero Manuela tiene problemas ajustándose a la rígida disciplina de la directora. Así la niña es cuidada por la maestra Elizabeth Von Bernburg, que es la profesora más joven del internado y por la que todas las niñas ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
30 de noviembre de 2011
38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo empezó con "Loving Annabelle", película que aborrecí desde el primer minuto. Buscando información sobre ella, llegué a "Mädchen in uniform", y me tentó la curiosidad de ver cómo sería una película acerca de la lesbiandad en unos años que nosotros imaginamos tan inocentes y cristianos.

No me decepcionó. Todo lo contrario: recibí más de lo que esperaba. La atmósfera sensual y la tensión amorosa están muy bien logradas. El beso de las buenas noches es el esplendoroso y dulce clímax. Ese tan inteligente recurso de sexualizar a las muchachas sin hacer que pierdan su estatus de niñas y personas.* Y, sobre todo, la forma tan natural e inocente de tratar un tema que hoy en día es tan mal visto y tratado, como es el lesbianismo... Harta estaba ya de que se banalizara tanto, de que siempre tuviese que llevar un tinte de denuncia social, de que toda película moderna acerca del lesbianismo tuviese que implicar sí o sí una escena de sexo, recibí "Mädchen in uniform" con gran algarabía y deleite.

Esa película, como lo veo yo, es un intento de recrear una sociedad de amazonas mitológicas, donde cualquiera puede enamorarse y pretender libremente a la que desee. Donde ninguna se escandaliza al saber que una está enamorada de otra, sino todo lo contrario: se lo toma como si fuera algo tan natural que puede incluso hacer bromas con ello, al más puro estilo "Ana y Pepa se besan bajo un árbol, lalalá". Donde ni siquiera la directora, tan autoritaria y prusiana como ella sola, se altera un ápice con el ambiente lésbico que se cuece en su "humilde" internado. Donde una maestra puede besar en la boca a una alumna sin que nadie ponga el grito en el cielo, a excepción de alguna que otra celosa.

¿Qué decir de las interpretaciones? Increíblemente bien hechas para ser de aquella época. Se destila naturalidad y complicidad por todos y cada uno de los fotogramas.

Me sorprendió mucho que una película así existiera en los años treinta, pero luego leí en alguna parte que en esa época, anterior al auge de la derecha en Europa, la homosexualidad estaba vista como algo natural, e incluso se habían hecho (¿o iban a hacerlas?) leyes a favor de los que presentaran dicha orientación sexual. Eso da qué pensar: ahora que estamos viviendo un nuevo auge de la derecha europea, podemos esperar que nuevamente se corten derechos a los homosexuales... ¿el eterno retorno?, ¿un nuevo ciclo histórico?

En fin, lamento profundamente que Hitler le cogiera tanta manía, puesto que con su férrea censura, la película ha llegado en trozos hasta nuestros días, y no podemos gozarla en todo su esplendor, como el Arte manda.

Por último, decir que en alguna parte, leí a alguien que decía que sólo las películas en las que salían exclusivamente varones eran perfectas. Pues a él le recomendaría, sin dudar, "Mädchen in uniform". A ver qué opina de esa pequeña gran obra maestra en la que salen únicamente mujeres, si es que se atreve a visionarla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lulita
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17 de abril de 2009
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre el inmovilismo de los edificios y la rigidez de las tradiciones, Leontine Sagan nos ofrece muchachas de acusado gesto dreyeriano evocando emociones de mandíbula levantada y mirada perdida. La película, en ese sentido, conforma entidades, ideales, impresos en unos rostros que no entorpecen el interior de los personajes, configurando a la protagonista desde una lánguida abstracción. Una aureola que busca purificar la intimidad del personaje, no reconstruir sus ademanes superficialmente.

El beso de buenas noches y los cuchicheos son hiatos para que la indisciplina brote en pequeños detalles y en esa vitalidad, pese a todo, de chicas numeradas. La sangre late bajo el orden oficializado, lo vemos en Manuela, para que así los rostros y la sensualidad de los cuerpos, imprudentes, olviden Prusia sumidos en una lechosa iluminación que evidencia, junto a una rica sintaxis visual, corrientes de pura vida, inabarcables, capaces de acallar una corneta militar con su silencio, convirtiendo en distante el eco final de ese orden plúmbeo para niñas de oficiales.

Y luego concluye la película, como si un telón cayera sin caer, dando por zanjado el asunto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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9 de enero de 2013
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
        Esta es la cita que, a modo de incripción, se puede leer en las paredes del internado donde se desarrolla una de las muchas versiones de esta extraordinaria película. Extraordinaria porque se ha convertido en una joya del testimonio histórico de la convulsa Europa del S.XX.

        Ambientada en la Prusia de 1910, Mädchen in uniform está concebida como una crítica a los valores prusianos de autoritarismo, rigidez y racionalidad extremas que competían contra el libertinaje de la Berlín de 1930, época en la que fue rodada.

        Esos valores prusianos están encarnados en las normas del internado y, muy especialmente, en la directora del mismo, una vieja mandona y temible a lo Bernarda Alba.

        Del otro lado, la Alemania libertina vive en las internas, jóvenes estudiantes que luchan por expresar sus emociones allí donde están prohibidas por considerarse símbolo de debilidad. El máximo exponente es Manuela (Emilia Unda), la nueva estudiante que amenaza con dinamitar los cimientos de esa escuela-cárcel.

        El valor de la pelicula radica en demostrar que no hacen falta hombres (no aparece uno solo en toda la película) para mantener la maquinaria patriarcal perfectamente engrasada. Y aquí es donde está lo curioso de Madchen in uniform; mientras se nos muestra la imagen arquetípica de la mujer, chicas en camisón estudiando costura, escribiendo cartas de amor y formándose bajo el kinder, kirche, kürche, (¿le suena familiar?) el modelo educativo que se muestra más bien parece prepararlas para los tanques que para las soperas. El carácter marcial del internado tiene su razón de ser: las futuras mujeres de Alemania son también las futuras madres de los soldados alemanes.

        Coincide que, además de una interesante crítica para los valores de la época, esta película es de culto por mostrar, por primera vez en pantalla, a una lesbiana. Por supuesto que no se hace referencia a ello, que nadie busque aquí un tratado sobre la homosexualidad, pero sí uno de los retratos más intensos nunca hechos del poder transgresor del deseo en un contexto opresivo. 

        Este deseo lesbiano es, a su vez, un desafío a los dos rasgos opresivos que hemos descrito, mientras el deseo romántico (o sexual, vaya usted a saber) va en contra del carácter austero y prusiano; la inclinación sexual de una mujer por otra amenza claramente el bienestar patriarcal.

        Este tesoro de película acabaría convirtiéndose en una premonición de lo que estaba por venir en Alemania, para infortunio de su directora, que tuvo que salir del país.
Caroline
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22 de enero de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo con la ejecutoria de este filme, podríamos afirmar, sin mucho temor a equivocarnos, que Leontine Sagan (1889 – 1974), aunque nacida en Viena, es la más destacada directora de cine en el mundo germánico, junto, naturalmente, a Leni Riefenstahl. Dos de los estudios más clásicos sobre el cine alemán anterior a 1933, el de Siegfried Kracauer («De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán», de 1947) y el de Lotte Henriette Eisner («La pantalla demoniaca», de 1952), no aluden a un aspecto recalcado hasta la saciedad de un modo vulgar y superficial por críticos mediocres y espectadores indocumentados: las explícitas connotaciones lésbicas del filme. La excelente historiadora y analista que fue Eisner, se refiere muy poco en su libro a esta película; Kracauer sí lleva a cabo un comentario más detallado de esta indiscutible obra maestra. Como siempre, la principal limitación del imprescindible Kracauer es la obsesión que tiene en corroborar y demostrar su tesis argumental: hay una línea que conduce del Dr. Caligari, un manipulador, hasta Hitler; pero, además, había una predisposición psicológica en el pueblo alemán, sobre todo en Prusia, para que el acceso del Partido Nazi fuese posible. No cabe duda que, al menos desde la época de Federico II el Grande, esto es, desde 1740, la autoridad, el orden, la disciplina, la reglamentación y la organización se apoderan febrilmente del espíritu alemán, viéndose reforzadas durante el periodo bismarckiano, y, no digamos, durante la época guillermina, que arrastró con su militarismo a la Gran Guerra. Pero esa educación autoritaria que se respira, sobre todo inspirada por la superiora, en el colegio internado de la película, ambientada en el Potsdam de 1910, ni mucho menos debe ser confundido con una política, un Partido y un Gobierno netamente criminales, sistemáticos violadores de los derechos fundamentales desde 1933, racistas y genocidas. Hay que tener sumo cuidado en no confundir las cosas. No es que Kracauer lo haga, pero insinúa con demasiado énfasis la preparación de una senda que, en otros lugares, ni mucho menos dio esos resultados: ¿O es que no eran autoritarios los colegios ingleses de entonces, donde el castigo físico se alentaba incluso desde las instituciones democráticas?
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Enrique Castaños
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6 de septiembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy importante recordar el contexto social e histórico en el que se realiza esta película, 1931. Alemania vive unos tiempos de gran libertad sexual y es el centro al que acuden de todas partes de Europa y hasta de América para disfrutar de los placeres de la libertad. Pero al mismo tiempo se está fraguando un régimen nazi que terminará con esas libertades sociales para reducirlas al ambiente militar y a los pertenecientes a una raza que se considera la más fuerte. Hitler está iniciando su escalada al poder. En el internado donde se desarrolla la historia de esta película rige una disciplina férrea, pero al mismo tiempo las relaciones entre las alumnas son reflejo de una libertad de pensamiento alentado por el ejemplo de una profesora a la que todas las alumnas quieren. La historia está más centrada en esas relaciones entre alumnas y profesoras o cuidadoras que en la extrapolación a lo que ocurre en la sociedad, pero no hay duda que el director sabe lo que está pasando y de una forma muy velada le da claves al espectador para que lo entienda. Aunque solo fuera por las relaciones lésbicas, la película ya tendría un gran valor por el tiempo en que se realiza. Pero es que además está muy bien realizada. Con una perfecta continuidad de imágenes, aún en los primeros planos de alumnas y profesoras, si bien se nota que todavía la interpretación está muy ligada al teatro. Si se sabe situar en el contexto se puede disfrutar de la película.
Del Mar
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