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Cerrar los ojos

Drama Un célebre actor español, Julio Arenas, desaparece durante el rodaje de una película. Aunque nunca se llega a encontrar su cadáver, la policía concluye que ha sufrido un accidente al borde del mar. Muchos años después, esta suerte de misterio vuelve a la actualidad a raíz de un programa de televisión que pretende evocar la figura del actor, ofreciendo como primicia imágenes de las últimas escenas en que participó, rodadas por el que fue ... [+]
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Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2023
168 de 219 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve Víctor Erice tras 30 años de su última película de ficción: “El Sur”.

Se trata de un regreso esperado por todos los que amamos el séptimo arte. “El espíritu de la colmena” y “El sur” son dos obras maestras indiscutibles. “El sur”, en concreto, me llega al corazón cada vez que la veo, y la suelo considerar una de las tres o cuatro mejores películas de la historia del cine español. En resumen: afronto “Cerrar los ojos” con la mejor de mis ganas. Cosa que le pasará a prácticamente todos los espectadores que vayan a verla con la mente puesta en el director y guionista.

Pero ocurre una desgracia: la película atesora escenas brillantes que no llevan a ningún sitio. Uno no entiende por qué Erice nos cuenta lo que nos cuenta. No porque sea difícil seguir lo que sucede: al revés: es muy sencillo. Sino porque se acumulan momentos que ni tienen cierre ni relevancia para la trama ni para los propios personajes. Hay una falta de nervio absoluta, que deriva en indiferencia por parte del espectador (ignoro cómo alguien ha podido emocionarse con esto). El 70% del film es gente hablando sin conflicto entre ellos; soltando información al espectador. Información inútil. Solo sirve para que veamos cuán traumatizado está el protagonista, que tampoco parece sufrir demasiado, y lo buena gente que son quienes le rodean. Cosa asombrosa: no hay ni una sola persona conflictiva en todo el reparto. Ya no digo conflictiva, sino siquiera que obstaculice nada de cuanto sucede. En resumen: un pequeño culebrón de tres horas.

No se hace pesada y está bien dirigida. Eso y las interpretaciones la salvan. Los actores (todos) están prodigiosos y naturales. Pero si no la hubiera dirigido Erice ni se hablaría de ella ni yo estaría escribiendo esta crítica.

Sigo en el spoiler, pues no puedo decir más sin destripar la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javicaysa
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24 de mayo de 2023
129 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Como enfrentarse a la vejez

¿Cómo se debe vivir una vida? Esta pregunta resuena como un eco profundo en toda la película de Víctor Erice. El director de 83 años se ha sometido a una larga reflexión vital en la que conversa con amigos y familiares sobre el significado de la vida, tratando temas tan trascendentales como el sentido del arte, el carácter divino del cine, la soledad y el valor del silencio. Al fin y al cabo, ¿qué quedará de nosotros cuando nos muramos?

Lo trascendente que ha sido una persona debe medirse en función de cómo se ha relacionado con el mundo y lo que ha disfrutado, no en la cantidad de cosas que ha hecho, parece decirnos Víctor Erice. Es imposible separar a la obra del propio autor, y, para poder disfrutar plenamente de ella, antes debemos haber hecho el ejercicio de visionado de sus obras y de conocimiento del pasado del director. Está muy marcada por el pasado y el presente de lo que ha supuesto para él hacer cine.

A lo largo de Cerrar los ojos vemos a un director, alter ego de Víctor Erice, interpretado magistralmente por Manolo Solo, que se enfrenta a sus demonios tras reencontrarse con la desaparición del protagonista de su última película, con un José Coronado excepcional. En esta búsqueda encontrará reflexión en aquellos que le conocían y paz en su encuentro con el otro, un otro marcado por el olvido.

*El movimiento de una ola

Cerrar los ojos son muchas películas a la vez, un relato marco que va creciendo a medida que vamos avanzando en la trama. Lo metacinematográfico está al servicio del relato y encauza muy bien la historia, nos muestra que Víctor Erice no ha perdido su pulso y sigue teniendo un carácter simbolista muy marcado. Sin embargo, con la llegada del thriller, se siente que se ha desinflado y la historia se centra en la búsqueda, a través del diálogo con el otro, con una serie de secuencias al estilo de Hong Sang-soo.

Llegado un punto, la obra se torna más enérgica y vemos a un director más cómodo en estilo y temática costumbrista. Guía nuestros sentimientos a través de un mar de ideas, donde cada ola es una experiencia vital, la carga simbólica es enorme y todo se encuentra en el lugar adecuado. Pareciera que, a través de la reflexión de sus obras, halla rimas visuales que juegan en varios sentidos, en el carácter simbólico de la obra, pero también en un guiño a aquella persona que un día fue.

La caligrafía de Cerrar los ojos es pulcra y limpia, no deja lugar a la tosquedad. Las imágenes y los diálogos están tan meticulosamente construidos, que se puede sentir la esencia espiritual del director. Una obra en la que podemos oler la naturaleza simbolista de directores como Andrei Tarkovsky o Ingmar Bergman, directores que marcaron, la forma de contar historias desde otro punto en el mapa, la poesía.

*Conclusión

Cerrar los ojos deja frases e imágenes para el recuerdo y se coloca como una de las grandes películas españolas de este siglo. Ha quedado demostrado que en España no hay muchos directores que plasmen la realidad en la misma medida en que él lo hace, a través de la reflexión espiritual.

Es el testamento fílmico de Víctor Erice, que se despide de nosotros diciéndonos; ‘’un hombre no es todo memoria’’, para afianzar su reflexión sobre lo eterno del ser humano y de que no debemos basar nuestra existencia en la transcendencia, sino en el gozo y disfrute de la misma. Porque quizá vivir, sea nuestra mayor obra de arte.

Escrito por Santiago Varela Antúnez
Cinemagavia
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5 de octubre de 2023
83 de 105 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sabiduría popular lo corrobora: si camina como un pato, grazna como un pato y se comporta como un pato, entonces, probablemente, sea un pato.

Y si la película se te está haciendo larga, te cuesta encontrar la postura en la butaca y se te empieza a abrir la boca sin poderlo remediar, entonces es que a la película, o le sobra metraje o carece de interés.

O quizá sea lo uno causa y efecto de lo otro pues el planteamiento no puede ser más interesante ni el trabajo de los actores más encomiable. Pero el tiempo pasa lento, plomizo; los minutos se pierden morosamente en escenas que poco aportan al resultado final y sólo contribuyen a desleír poco a poco el interés del espectador.

El desenlace recupera ritmo (¡cómo no!) y nos regala una bellísima reflexión sobre cine y memoria… Pero para entonces el espectador habrá ya consultado varias veces su reloj, habrá mirado a derecha e izquierda para comprobar si es el único al que le cuesta ya colocar las piernas, y se preguntará con resignación adónde fue a parar ese bajel que tan prometedoramente abandonó puerto para desaparecer después, perdido el rumbo, en el mar undoso de quienes saben dónde quieren ir pero ignoran cómo arribar.
JLB
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13 de septiembre de 2023
76 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos tenido que esperar 31 años para que el realizador Víctor Erice nos presente su cuarto largometraje en solitario. Anteriormente había hecho alguna otra película, pero junto con otros directores. Tanto “Los Desafíos”, “El espíritu de la Colmena” y “El Sur” están consideras como obras grandes dentro de la historia del cine español. El director de 82 años nos ha querido regalar un cierre a lo grande de su carrera profesional, con una gran película, donde la emotividad y la cuestión sobre el paso del tiempo y la memoria están muy presentes.

La película nos muestra a un director de cine retirado (Miguel), que vive tranquilamente en un pueblo pesquero de la costa andaluza. Cuando un programa sobre personas desaparecidas, lo llama para entrevistarlo y preguntarle sobre un amigo actor desaparecido hace 20 años (Julio), su vida empezará a tambalearse. Nadie sabe nada del actor, desde aquel momento, cuando se marchó en un día de rodaje de la última película de Miguel, como director.

Miguel aprovecha esos días en Madrid para visitar a unos antiguos amigos, como el editor (Max), la hija de Julio (Ana) y un viejo amor, la cantante argentina (Lola). Después volverá a su tierra natal para disfrutar de su pasión, la pesca. A partir de ese momento y gracias al programa, la vida de todos estos personajes cambiará para siempre.

La película es un claro homenaje del director al mundo del cine, es su propia despedida. Hay elementos de todas sus cintas anteriores. El guion y su estructura argumental son impecables, tiene momentos bellos y otros más dramáticos, pero todo con un fin. Es como si Erice hubiera necesitado hacer esta película para estar tranquilo consigo mismo. Claramente la película ve de menos a más, siendo sus últimos 45/50 minutos una verdadera joya.

Dentro de los actores destaca por encima de todos, Manolo Solo, acostumbrados a verlo en papeles secundarios, aquí es el verdadero protagonista y su interpretación dejará al espectador con la boca abierta. También destaca el resto del elenco. La fotografía y la puesta en escena también deben ser reconocidas.

Pese a sus 169 minutos (en un primer montaje iban a ser 240 minutos) la película merece mucho la pena, sobre todo hay que tener paciencia y dejarse llevar. Muy recomendable

Lo mejor: Su parte final y la interpretación de Manolo Solo
Lo peor: Cuesta un poco entrar en la historia.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
LASO83
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11 de octubre de 2023
61 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Larga, larguísima.
Pesada, plúmbea.
Lenta.
Sosa. Sin enjundia.
Aburrida, aburridísima. Soporífera.
Y, para colmo, con ínfulas de "obra maestra", ese sintagma adjetivo, sin fundamentación alguna, que algunos regalan graciosos como el que da propinas.
Para que una obra se considere maestra, necesita cumplir unos requisitos mínimos de los que, en mi opinión, Cerrar los ojos carece.
· No causa admiración ni asombro por ningún motivo, ni estético ni narrativo.
· Ni es rompedora ni abre expectativas novedosas; es una más de lo de siempre.
· No es un portento técnico; más bien al contrario, vulgar y a menudo descuidada, especialmente la película dentro de la película.
· No tiene poesía, magia ni misterio. El que podía tener ya sabemos de antemano cómo se resuelve (spoiler). Y, en espera de esa resolución abierta, te cuelan la vida anodina de Miguel/Mike (Solo), un lánguido sin más interés, dicen los mitómanos, que ser un alter ego de Erice; pues vale, sea, y qué.
· No tiene grandes textos ni diálogos apreciables. Al contrario, extensos planos contra planos insustanciales, insufribles, sin profundidad alguna y, para colmo, pecando de la dicción arrastrada y confusa que tanto abunda en el cine patrio.
En definitiva y por no hacer esto tan largo como Cerrar los ojos, un peñazo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eulate
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