La cola del escorpión

Uno de lo más notables films de Martino, que ofrece esta vez un giallo claramente influenciado por Argento (ya la mención animal del título dan pistas de ello).

Alejado de los entornos góticos y barrocos de muchos giallis de la época, Martino ofrece una amplia variedad de paisajes y localizaciones, logrando una especial estilización del film jugando continuamente con ciertos elementos dramáticos no muy propios del subgénero, como tampoco lo fue un guión especialmente trabajado, ofreciendo tres vías de investigación para un doble delito.

Con un final aparentemente tramposo utilizado sabiamente por director y guionistas como mero instrumento de manipulación del espectador, "La coda dello scorpione" se convierte en un giallo muy particular, original y con ciertas tendencias de innovación a pesar de no esconder en ningún momentos sus claras influencias.

Mención a parte merece la dirección de Martino, apoyada en curiosos planos (hay una conversación filmada desde un punto de vista bastante peculiar) y uso del encuadre aprovechando al máximo las localizaciones. También cabe destacar a los actores, que en esta película parecen estar en estado de gracia. George Hilton (quien repitió con Martino en su obra maestra "Tutti i colori del buio", aquí llamada "Todos los colores de la oscuridad") que cumple muy bien aunque sea vea algo minorado por las excelentes interpretaciones de Ida Galli (acreditada aquí como Evelyn Stewart) y sobretodo una bellísima Anita Strindberg.

Muerte, mujer, herencia, crímenes, sospechosos, un gran puzzle que tendremos que ir resolviendo con las pistas y sucesos que van aconteciendo. Cuando crees tener claro quien puede ser el culpable y beneficiario de todo, cambias de idea con la siguiente escena, así hasta llegar al desenlace final, donde todo cuadra. Aunque la calidad de la imagen y algunos efectos especiales como los del accidente de avión dejen mucho que desear, la trama te mantiene atento en todo momento.

Giallo del especialista Sergio Martino, que contiene todos los elementos imprescindibles del género: intriga, asesinatos explícitos, algo de sangre, algún desnudo que otro, guión lleno de giros tramposos y pistas falsas, personajes amorales...protagonizada por dos habituales del género como George Hilton y Anita Strindberg, y que de hecho me ha parecido una película hecha a imagen y semejanza de su protagonista femenina: elegante, visualmente muy correcta, bien construida...pero algo sosa.

Y es que del mismo modo que a la Strindberg le falta el morbazo "sesuarl" de Edwige Fenech, la expresividad un poco patética de Olga Karlatos o la presencia magnética e inquietante de Florinda Bolkan, a "La cola del escorpión" le falta la espectacularidad de las mejores obras de Bava o Argento, la arrolladora mala leche de las incursiones de Fulci en el género, o sin ir más lejos la atmósfera viciada y agobiante de otras películas de Martino, como "Torso, violencia carnal" o "La perversa señora Wardh".

Para los no muy duchos en el giallo y las italianadas setenteras en general, traduzco: "La cola del escorpión" está bien rodada, entretiene y es técnicamente muy correcta pero le falta algo de nervio, algo de garra, algo de espíritu. Resulta funcional, pero fría.

Claro está que hay gialli bastante peores (a paladas, oiga), pero bastante mejores hay unos cuantos también.

La sangre de inocentes, y no tan inocentes, está salpicando las calles y los periódicos por culpa de una jugosa cantidad de dinero codiciada hasta extremos inimaginables.
Es la herencia más peligrosa que hayamos visto, y nos la trae en bandeja el inefable Sergio Martino.

Inefable en muchos sentidos aunque en sus tiempos de máxima productividad fuese terriblemente despreciado por los llamados "críticos profesionales" igual que otros colegas de profesión situados en el negocio del cine de género. Pero a Martino, y si bien su técnica tras la cámara no sea la más impresionante por razones evidentes, le debemos algunos de los más interesantes títulos de la acción, el "western", la fantasía o el suspense, como en este caso, surgido a raíz de la enorme popularidad que los productores de "La Perversa sra. Wardh" sabían que tendría.
El de Roma contó con la colaboración de los buenos Eduardo Manzanos y Ernesto Gastaldi y la presencia de Edwige Fenech y Jorge Hill Acosta y aquello no podía fallar, por eso mismo se trajo a este último y a los mismos guionistas a una producción de Titanus que se llevaba a cabo mientras su anterior film gozaba del éxito en las salas. Pero el nivel parece decaer en comparación. La profundidad psicológica y la oscuridad (sin tampoco tratarse de un sofisticado "noir") de la historia de Julie Wardh, unida a algunos de los conocidos patrones del "giallo", se sustituyen aquí por una intriga mucho más convencional iniciada con un extraño caso de posible asesinato.

Personaje clásico del "whodunit", Lisa Baumer es la joven heredera de un hombre de buena posición al que jamás veremos (Kurt), y de la que podemos empezar a sospechar desde el primer minuto, gracias a la indiferencia y la fría belleza de Ida Galli, otra mujer infiel como la de Fenech pero despojada de traumas pasados. La presencia de un amante drogadicto exigiendo dinero y su repentina muerte nada más empezar es un claro signo de lo codiciada que es la herencia y de que muchos otros individuos se inmiscuirán persiguiéndola, pero la trama, ya inmersa en una lógica "giallesca", despega cuando muda su escenario a Grecia.
Aun más lo hace al entrar en juego Hill Acosta dando vida a Peter, agente de la compañía que investiga la muerte del dueño de la fortuna, en un encuentro entre él y Lisa nada casual y que muchas cejas hace levantar cuando, de nuevo sin previo aviso, la heredera es eliminada ante nuestras narices exhibiendo Martino un directo y grotesco nivel de violencia aunque sin la estilización que pudieran ofrecer Argento o Bava; clara influencia de "Psicosis" (Lisa por Marion) en este guión escrito a seis manos que se convulsiona y convierte en protagonista al tipo de quien se supone habríamos de sospechar primero.

Se supone porque otros personajes un tanto pintorescos se suman tramposamente al misterio, entre ellos la amante del fallecido en el accidente aéreo y su asesino particular; típico de este género, los implicados en la intriga actúan conforme a una repulsiva amoralidad y las apariencias son lo más importante para tener confundido constantemente al espectador, y funciona gracias a las intervenciones del verdadero criminal que imaginado a la manera del género (sádico, escurridizo, de rostro anónimo y con guantes negros) va derribando nuestras hipótesis a base de ataques sangrientos, cuchillo en mano casi siempre.
Una de las cosas que más sorprenden en "La Cola del Escorpión" es la no tan inútil intervención de organizaciones gubernamentales y fuerzas policiales, normalmente relegadas o parodiadas, y así pareciera ser por culpa de esa patética presentación del comisario de Luigi Pistilli, más preocupado de resolver un puzzle que de escuchar las confesiones de Peter. Tal vez lo peor, al menos el mayor cliché que pudiera proponer el guión, es la introducción de otro individuo más, Cléo, la bella pero nada creíble Anita Strindberg.

Cliché del "giallo" pues se trata de una periodista, como si el género no pudiera vivir sin este personaje, que por supuesto, y desde luego tampoco resulta creíble, habrá de tener una relación con el protagonista (no por necesidad, sino porque es así como viene en el guión); de hecho llegado cierto punto la trama divaga un poco hacia ningún sitio, muy centrada en la exposición de violencia por un lado y de erotismo de explotación por otro, aun con la presencia intermitente del anónimo homicida, y los interesantes Pistilli y Alberto de Mendoza (de agente de la Interpol) pierden fuerza y hacen lo mismo que éste: aparecer de vez en cuando; no nos da la sensación de que estén investigando nada de nada.
Martino aprendió de Bava que las técnicas y el manejo de la cámara ayudan a solapar la incoherencia narrativa y las carencias interpretativas; no es que posea la habilidad de su mentor, ni mucho menos, pero sí cierta inventiva, tanto en las escenas de asesinatos como en otras más sencillas. Pese a decaer mucho el ritmo (sobre todo por los momentos de romance entre la pareja) y la abundancia de "casualidades", el interés se sigue manteniendo hasta el mismísimo final, gracias a tantas vueltas de trama y a la aparición (muy tardía) del gemelo de oro que da nombre al film, pista imprescindible.

Por desgracia la influencia de la obra capital de Hitchcock es demasiado fuerte y utilizarla en esta ocasión sin dejar nada enterrado en el misterio ni a nuestra interpretación termina por deshinchar la historia (en cuanto puede se descubre sin trampas ni cartón el auténtico maestro de ceremonias de todos los violentos eventos, provocando también la pérdida de credibilidad del personaje).
Es tal vez su cruda violencia, algunos giros inesperados o el aprovechar el exotismo de esos escenarios naturales europeos, lo que sigue manteniendo a "La Cola del Escorpión" como una aceptable y entretenida (a pesar de todo) entrada en el "thriller" mediterráneo, al menos para los fans del género y el director.

"El inspector de policía al protagonista:

- Me gustan las personas alegres. Me gustan tanto que le quedaría muy agradecido si viene a verme, digamos que a las diez.
- ¿Tan pronto? ¿Tengo tiempo para afeitarme?
- Sí, naturalmente, ¡durante el camino!"

Mediocre giallo, muy representativo del género, con buen empaque técnico ya que tiene una maravillosa fotografía a toda pantalla de Emilio Foriscot, que reluce los maravillosos paisajes de Grecia, sobre todo en el último tercio del filme.
Es, en este caso, una coproducción entre Italia y España y se agradece por ello la presencia de actores patrios o foráneos pero ya enraizados en nuestra filmografía, como Alberto de Mendoza.
El argumento no es nada nuevo y sus derivaciones no son originales. Es posible que no resulte totalmente previsible, lo cual es un punto a favor, pero giros de guión como el que vemos ya nos lo conocemos de otras pelis de parecido pelo.
Se sigue bien, no aburre y tiene algunas escenas bien filmadas, no en vano Sergio Martino tiene mucho oficio, permitiéndose incluso dejar su sello personal en alguna escena como la invertida, con la imagen de lado, muy curiosa pero de la que no entiendo el porqué de dicha forma de rodarla. Si tiene algún significado especial, se me ha escapado.
La parte final de la película es más bien inverosímil, pero está bien filmada y tiene tensión aunque no resiste el menor análisis lógico y creíble.
Por supuesto que se nota, y mucho, que hubo doble versión en España e Italia, y así, he comprobado por ahí algunos fotogramas donde las bellísimas actrices de la cinta lucen más palmito en su versión extranjera que en la española. Tiempos de Franco, claro.
En resumidas cuentas, que es mejor que bastantes de su simpático (sub) género, pero eso no quiere decir que sea buena.

https://filmsencajatonta.blogspot.com