Solteros, pero...

Esta película pretende reflejar (y lo hace) los estereotipos más comunes (y odiados seguramente por ellos) de los homosexuales.
Pero también es una película divertida y tierna. Una película fácilmente digerible, aunque parece destinada un público muy selectivo, porque no me imagino a un heterosexual poco cinéfilo disfrutando de esta película.
De todos modos, las interpretaciones son más que correctas y la historia fluye de forma ágil y entretenida, pensando que, con la existencia de películas como está, uno no sabe si se consigue la igualdad deseada por los homosexuales o se abre algo más la brecha que los distancia, porque todo parece reunir los tópicos establecidos que, casi siempre, logra marginarlos.
Pero pronto caemos en la cuenta de que no. Esta película busca la igualdad y dar como normal algo que la mayoría ya entendemos como tal.

Nos encontramos ante una película de temática gay dirigida al público gay, excesiva quizás para un heterosexual. Todos los estereotipos marcados en la sociedad gay tienen aquí su representante.
Tenemos a la mariquita afeminada, al guaperas promiscuo, al que intenta buscar algo serio harto de polvos de una noche, al entrado en años amiguísimo de todos, al que acaba de salir del armario y no sabe por dónde ir, al jovencito que tantea con las drogas, al homosexual desesperado y celoso, al feo con complejos y enfurecido.
La oferta es amplia, abusiva y sobrecargada. El grupo que forman es heterogéneo y en ello quizás radique la gracia del film.
Con sus puntos justos de humor y con clichés en cada minuto del film, llega a ser menos profunda que un charco pero lo perdonamos, porque me he reído mucho, sobre todo al principio.

Podemos ver una película curiosa que nos presenta casi todos los estereotipos de homosexual de un modo agradable y como unos con otros constituyen un grupo de amigos donde apoyarse y pasar tanto buenos como malos momentos. Sin rayar demasiado en la burla fácil nos enseña diferentes situaciones integradas en una sola de manera bastante eficiente, cada cual con su rol, sus sueños, sus fallos, virtudes y limitaciones hacen de esta historia algo bastante entretenido. Resulta curioso ver a Timothy Olyphant (Hitman) y a Dean Cain (el guaperas de Lois y Clark, las aventuras de Superman) en semejantes papeles tan bien interpretados.

En algún lugar leí, escuché o vi (no recuerdo dónde), que los amigos son la familia que escoges, en contraposición a aquella que te viene dada, y creo que esta película es un ejemplo de esta frase. Los protagonistas son, como bien han dicho anteriormente, todos y cada uno de los prototipos de hombre gay que te encontrarás.

Los protagonistas se comparan más de una vez con las protagonistas de Magnolias de Acero, debido a que no existe (para los protagonistas) una película en la que un grupo de homosexuales como el suyo está bien representado, pues, palabras de uno de los protagonistas, siempre son homosexuales luchando contra el sida, o parejas/amigos de homosexuales luchando contra el sida los que protagonizan films de este tipo.

Recordando que esta película es del 2000, pongamos en perspectiva este comentario de uno de ellos y veremos que es así, y esta película es una de las primeras en hablar de normalización y diversidad en el colectivo gay.

Es tierna y, aunque excesivamente gay, tal vez estaría bien que más de un heterosexual prejuicioso la viera.

Realmente es la primera película de temática auténticamente gay, y lo digo en sentido positivo. En general, las películas sobre homosexuales reproducen entre hombres gay los mismos problemas que entre los heterosexuales y además añaden la problemática familiar o social de su “salida del armario”. Aquí hay un grupo de amigos gay que viven sus vidas como homosexuales y se relacionan entre si con todas las características que esas relaciones pueden tener de particulares y distintas a las relaciones en el mundo heterosexual. Los vemos en sus relaciones de pareja, sus ligues, relaciones familiares, pero también los vemos haciendo deporte, trabajando, comiendo, celebrando cumpleaños, etc. y todo desde el punto de vista de cual sería el comportamiento de estos amigos, como amigos y como homosexuales que se aceptan. Yo no diría que hay un protagonista principal, aunque alguno destaca sobre los otros, pero todos los personajes están interpretados por actores muy naturales, que se han estudiado bien su papel, y que ponen todo el cariño en la interpretación. Diría que es una película gay para gays, pero al mismo tiempo diría que es viendo esta película cuando un heterosexual se ha de plantear si acepta o no acepta a estos personajes como son, sin homofobia. Hay que reconocer la simpática idea de los carteles que aparecen sobre fondo negro con una palabra o expresión y su significado en la jerga gay, muy especialmente el que dice, casi al final: “five months later”.