Demon

Desde un rascacielos, en la cima, un hombre armado de un fusil empieza a disparar indiscriminadamente contra los transeúntes. Un policía trepa a la terraza y le sugiere que desista preguntándole el motivo. La respuesta es: Dios me lo ordenó, según la traducción sobreimpresa o Dios me lo dijo. Los sucesos sangrientos se repiten con el mismo leiv motiv. A partir de ahí, el detective debe indagar cuál es la razón de los crímenes indicados por "Dios". Lo que sigue después es una rama cada vez más enrevesada, porque un ser lumínico aparentemente ligado a los acontecimentos tiene mucho que ver con él, aunque es cada vez más difuso e innteligible el mensaje. Hay un buen manejo del suspenso, encuadres acertados de la metrópli, cierta espectuacularidad e intriga bastante bien resueltos. Lo malo es que no hay una claridad en la explicación final del asunto que deja un terreno complejo en materia interpretativa.

Olvídate de tus prejuicios, de lo que sabes sobre el director, de las trampas del guión, de lo que éste no explica muy bien y de la pobreza de algunos efectos especiales: estás ante una película tan arriesgada en el tema y el argumento que merece dar a ésta, al menos, un margen de confianza, un margen de confianza que a veces se concede a otros directores y que sin embargo no parece existir con Larry Cohen. "Demon", titulado también "God Told Me To" -ése era el título de la copia que yo he visto- es un agobiante "thriller" policíaco ambientado en la ciudad de Nueva York que poco a poco se convierte en algo más, más grande y más grave. En la medida en que el espectador entre (o no) en la increíble deriva de la trama, la película puede gustar más o menos, pero lo que no se puede negar es el riesgo y la inventiva desplegada por el guión, por las situaciones, por el estupendo reparto y por la dirección de Cohen.

Uno de los títulos más extraños y polémicos de su director-guionista, el casi siempre interesante Larry Cohen.

Aquí tenemos una especie de parábola religiosa de evidentes similitudes con el catolicismo, en la que un policía neoyorkino investiga los asesinatos cometidos por psicóticos que invocan a Dios en sus crímenes.

La historia transmite el ambiente desquiciado y conspiranoico de la época pero a mitad de la película es cuando la trama transcurre por otros derroteros más fantasiosos y cuesta entender y digerir lo que vemos.

La película cuenta con una premisa interesante, en la cual vemos una trama inquietante donde un grupo de personas asesinan a otras supuestamente por mandato divino. Así comienza una investigación llevada a cabo por un policía creyente que va descubriendo cosas extrañas tanto en el caso como en su propia persona.

Pero claro, la cinta no mantiene el nivel de ese absorbente comienzo y empieza a enredarse demasiado, dando la triste y amarga sensación de que al guionista se le armó una tremenda ensalada mental en su argumento (terror con temática sagrada, thriller policial, dejos de ciencia ficción).

La factura visual es muy serie B, donde los escasos efectos especiales que son utilizados resultan muy limitados, aún para aquella época del setenta.

Se nota además de que hay fragmentos en que la cinta quiere parecerse en algo a la angustiosa obra maestra “The omen” hecha ese mismo año por Richard Donner, tanto por la temática, ambientación estética y por algunos pasajes de su partitura musical. Obviamente que si las comparamos, esta cinta de Larry Cohen no le llega ni a los talones a la obra protagonizada por Gregory Peck. No obstante, intenta sobresaltar al espectador utilizando una fórmula similar.

En fin, como dije anteriormente, la película empieza bien tratando de desplegar un thriller de terror con temática religiosa y sobrenatural. Pero al promediar el filme la trama se empieza a tornar confusa, las ideas se pegotean de manera poco prolija y los conceptos se entremezclan de tal forma que el resultado final es una obra tan dubitativa y embarullada que pide a gritos que termine el metraje para no caer en el ridículo absoluto.

Una mezcla de terror social, religioso y a su vez de posesión en masa; Larry Cohen(director de obras de culto como The stuff o It's alive) da una visión apócrifa del mito de Jesucristo donde mujeres vírgenes dan a luz a 2 dioses que en su madurez descubren sus poderes y los utilizan de distinta manera.
La trama es terriblemente bizarra, tiene el problema de que Cohen se mete en un berenjenal de sub-tramas y detalles que enloquecen la narración y que acaban por superar al director. Aún así, es un relato tremendamente original, diferente y muy sórdido.